San Rafael, Mendoza 23 de noviembre de 2024

Entre tantos sentidos…

sentido de la vidaEmpecé no muy tarde a cuestionarme qué sentido tenía mi vida. Fue un camino largo y tedioso, a veces angustiante.  Y aunque algunas respuestas acallaron por un tiempo la inquietud, se disolvían en tanto se contradecían  inevitablemente con un nuevo pensamiento.

Dando tropezones pase por muchas etapas cuando creía que el sentido era el amor y vivía enamorada, pero claro, ya lo dijo Calamaro no se puede vivir del amor, entonces la siguiente etapa fue la de la amistad, pero tampoco  me dio de comer y tras varias desilusiones, me enfoque en mi vocación… la profesión ¿esa era mi vocación? No lo era. Era el servicio, pero la psicología era un medio. Esto prometía satisfacer por un lado mis costados amorosos y también podía llegar a darme de comer, así que con esa sensación de haber encontrado la mejor de las respuestas, me metí de lleno a estudiar, a veces con mucha garra y otras no tanto.

Todo iba bien, pero claro, era la calma que anticipaba el huracán.

La psicología no era una buena carrera para mantener ningún tipo de respuesta, todo lo contrario, cada certeza era cuestionada, inclusive aquellas certezas que ni siquiera sabía que tenía.  Así por un largo tiempo sucumbí en las tormentosas aguas de las dudas, asustada, parecía estar cada vez más lejos de algún tipo de sentido. Próceres de la psicología y filosofía ¿cómo hicieron para sobrevivir Freud, Lacan, Sartre, Nietzsche, en estas aguas toda una vida?   Freud hablaba del egocentrismo de todos nosotros y me hizo ver las miserias humanas; Lacan por su parte nos veía como lo que llenaba la falta de nuestra madre y para colmo solo de una manera ilusoria; en resúmenes de Sartre leía  del sin sentido de cada cosa en el mundo, y mientras tanto en el otro apunte resaltado en amarillo fosforescente Nietzsche con su famosa frase “Dios ha muerto”.

Con tanto optimismo ya ni me acordaba del tema del sentido de la vida. Me conformaba con encontrar alguna cosa linda en el ser humano y el mundo que lo rodeaba, pero como tantas veces tuve que releer aquellos escritos pude sacar lo mejor y entenderlos de otra forma, y así fue cómo me encontré con una frase y cambió todo desde entonces : “la vida tiene un sentido solo si uno quiere dárselo”. Me di cuenta que nunca estuve equivocada, que el sentido de la vida era el amor si así yo lo quería, y la amistad y la profesión, y los días al sol y caminar en la lluvia y que en realidad la respuesta siempre estuvo cerca.

Si como a mí, esto te preocupa, ¡¿qué te parece si en vez de gastar tiempo en buscar qué sentido tiene la vida, aprovechás ese tiempo en dárselo?!

 Gentileza

Macarena Sánchez Navarro
Licenciada en Psicología
macasnavarro@gmail.com

 

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