El papa Francisco pidió «humildemente perdón» no solo por «las ofensas de la propia Iglesia sino por los crímenes contra los pueblos originarios durante la llamada conquista de América», durante su encuentro con los movimientos sociales en Santa Cruz de la Sierra, en Bolivia.
«Aquí quiero detenerme en un tema importante. Porque alguno podrá decir, con derecho, que ‘cuando el papa habla del colonialismo se olvida de ciertas acciones de la Iglesia», dijo el sumo pontífice en su discurso en el segundo día de visita al país suramericano.
Afirmó, «con pesar», que «se han cometido muchos y graves pecados contra los pueblos originarios de América en nombre de Dios».
Francisco recordó que ya lo reconocieron tanto sus antecesores como la Conferencia Episcopal de América Latina y citó las palabras de Juan Pablo II, quien «pido que la Iglesia se postre ante Dios e implore perdón por los pecados pasados y presentes de sus hijos».
«Y quiero decirles, quiero ser muy claro, como lo fue san Juan Pablo II: pido humildemente perdón, no solo por las ofensas de la propia Iglesia sino por los crímenes contra los pueblos originarios durante la llamada conquista de América», exclamó.
Pero, por otra parte, «para ser justos», agregó, también pidió que se acuerden de los obispos, sacerdotes y laicos «que se ofrecieron a la lógica de la espada con la lógica de la cruz».
«Hubo pecados y abundantes, pero por eso pido perdón, pero donde hubo pecado sobreabundó la gracia», señaló y añadió que estos religiosos «predicaron y predican la buena noticia de Jesús con coraje y mansedumbre, respeto y en paz».
«A su paso por esta vida dejaron conmovedoras obras de promoción humana y de amor muchas veces junto a los pueblos indígenas o acompañando a los propios movimientos populares incluso hasta el martirio», agregó.
No es la primera vez, como dijo Francisco, que un papa pide perdón por el periodo colonial, pero las declaraciones del sumo pontífice argentino fueron hoy de extraordinaria contundencia.
San Juan Pablo II pidió perdón en Santo Domingo el 13 de octubre de 1992 a las poblaciones americanas por la injusticias cometidas contra sus antepasados.
Asimismo, Benedicto XVI tras su viaje a Brasil en 2007, donde fue duramente criticado en Latinoamérica por no mencionar el periodo de la colonización, aprovechó una audiencia para señalar que «no se puede ignorar las sombras que acompañaron la evangelización del continente latinoamericano» y el «sufrimiento y las injusticias infligidos por los colonizadores a las poblaciones indígenas».
En otro pasaje del discurso, Francisco defendió la labor de la Iglesia católica porque son «una parte de la identidad de los pueblos en latinoamericana».
«Identidad que tanto aquí como en otros países algunos poderes se empeñan en borrar, tal vez porque nuestra fe es revolucionaria, porque nuestra fe desafía la tiranía del ídolo dinero», denunció.
Al respecto citó «con espanto» lo que está ocurriendo en Medio Oriente y otros lugares del mundo, donde «se persigue, se tortura, se asesina a muchos hermanos nuestros por su fe en Jesús».
«Eso también debemos denunciarlo: dentro de esta tercera guerra mundial en cuotas que vivimos, hay una especie de genocidio en marcha que debe cesar», señaló.
Estas palabras las pronuncio en el centro Expo Feria, donde presidió el Encuentro Mundial de Movimientos Populares, organizado por el abogado argentino Juan Graboi en colaboración con el Consejo Pontificio para la Justicia y la Paz y la Academia Pontificia de las Ciencias Sociales y que sigue a la primera reunión que se produjo el 28 de octubre 2014 en el Vaticano.
• Una economía al servicio de los pueblos
El papa Francisco pidió también «un cambio» a nivel mundial que tenga una «economía al servicio de los pueblos» tras condenar «el actual sistema» imperante, el cual juzgó ya «no se aguanta».
«Digámoslo sin miedo: queremos un cambio», clamó el papa en un acto en Santa Cruz de la Sierra, este de Bolivia, para asegurar luego que «cuando el capital se convierte en ídolo y dirige las opciones de los seres humanos y la avidez por el dinero tutela todo el sistema socioeconómico», se condena al hombre y a la naturaleza.
«¿Reconocemos que las cosas no andan bien en un mundo donde hay tantos campesinos sin tierra, tantas familias sin techo, tantos trabajadores sin derechos, tantas personas heridas en su dignidad?», se interrogó el papa en Santa Cruz de la Sierra, donde se reunió con representantes y delegados de los movimientos populares y de base, entre ellos gente de barriadas pobres, hurgadores y campesinos sin tierra, quienes lo aplaudieron vivamente.
«¿Reconocemos que las cosas no andan bien cuando estallan tantas guerras sin sentido y la violencia fratricida se adueña hasta de nuestros barrios? ¿Reconocemos que las cosas no andan bien cuando el suelo, el agua, el aire y todos los seres de la creación están bajo permanente amenaza? Entonces, digámoslo sin miedo: necesitamos y queremos un cambio», clamó el papa en uno de sus discursos más fuertes pronunciado durante su visita a tres países de América Latina.
«Ustedes son verdaderos poetas sociales», dijo el papa dirigiéndose a los movimientos populares, que suelen ser «descartados por los mercados», recordó.
El papa también condenó que, a veces, bajo el noble ropaje de la lucha contra la corrupción, el narcotráfico o el terrorismo, «se impone a los Estados medidas que poco tienen que ver con la resolución de esas problemáticas y muchas veces empeora las cosas».
• Misa en varias lenguas
Más temprano, en el segundo día de su estadía en Bolivia, el papa Francisco celebra una misa en la Plaza del Cristo Redentor de Santa Cruz de la Sierra, a la que asistieron unas 2 millones de personas, en una jornada en la que participará de una reunión con representantes de movimientos populares de 45 países.
Exhortó a los fieles a «no cerrarse a los más pobres» con el argumento de que «no nos cierran las cuentas».
«Cuántas veces vivimos situaciones que pretenden anestesiarnos la memoria y así se van perdiendo los motivos de alegría y comienza a ganarnos una tristeza que nos vuelve individualistas, que nos hace perder la memoria de pueblo elegido, y esa pérdida nos disgrega, hace que nos cerremos a los más pobres», dijo Francisco durante la homilía.
La única misa que el pontífice brindó en Bolivia -que incluyó oraciones en guaraní, quechua y aymara- contó con la participación de 1.500 músicos, que desplegaron su arte en ese punto neurálgico de la ciudad, donde se intersectan cuatro importantes avenidas cuyos tramos más próximos permanecen cerrados desde hace tres días.
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