San Rafael, Mendoza 23 de noviembre de 2024

«Extinguidas»: lo que la fama les dejó

EXTINGUIDASHay un momento en que las mujeres de la farándula dejan el glamour, las plumas y los brillos y se convierten en mujeres reales, iguales a todas las demás. Ese momento llegó en la vida de Noemí Alan, Beatriz Salomón y Luisa Albinoni, tres de las bombas sexuales de los años ‘80. Después de conocer la fama y el éxito, dejaron de estar en el foco de atención. Hoy, están de regreso con Extinguidas, la obra de José María Muscari (en el Teatro Regina), en la que el director las reunió junto a otras ex vedettes y modelos como Pata Villanueva, Adriana Aguirre, Patricia Dal, Silvia Peyrou, Sandra Smith, Naanim Timoyko y Mimí Pons para hablar de todo eso y reírse de sí mismas.

¿Cuál fue la primera reacción cuando Muscari las convocó?
Alan: Yo dije: ¿adónde tengo que estar y a qué hora? Estaba ansiosa porque me llamara. Tenía muchas ganas de trabajar y además, confío plenamente en Muscari. Es muy exigente pero a la vez, cariñoso y contenedor.
Salomón: Para mí fue como un llamado del más allá, no lo podía creer. Vengo de muchos años de sufrimiento y esto es una gran motivación, porque el trabajo te da dignidad. Y siento que ha cambiado la energía y mi suerte.
Albinoni: Me sentí feliz de que me volviera a llamar porque esta es la tercera obra que hago con él. Así que no dudé en tirarme a la pileta. Esto nos cambia la vida a todas. No somos las mismas.

En los ‘80 desnudaban sus cuerpos, y ahora en el escenario desnudan su alma, porque no tienen problemas en contar el lado oscuro de sus vidas. ¿Cómo es la experiencia de mostrarse así frente al público?
Alan: Es fuerte, pero me divierto mucho. Cada una le contó un poco su vida y él eligió qué contar. Todas nos decimos de todo, pero el texto es de él. Yo me mandé al frente con algunas cosas y ahora me lo tengo que bancar (risas).

¿Como el temas de las adicciones?
Alan: Sí, pero siento que es una forma de reiniciar mi vida y de dejar un mensaje. Hay gente que pudo saberlo, otros no. Pero es como una terapia.
Salomón: Me gusta decir lo que siento. Es una forma de que el público te conozca realmente y sacarte esa cosa karmática de encima.

En tu caso, la obra ¿también te está sirviendo de terapia, de catarsis?
Salomón: Si, totalmente. Yo nunca fui a un psicólogo. Uno a veces se contiene por su familia, sus amigos y acá puedo sacar todo, ser realmente auténtica.
Albinoni: El escenario cura. Podés sentirte pésimo, pero salís al escenario y se te pasa. Y esta obra, además de ser la mirada de Muscari sobre nosotras, es un acercamiento humano nuestro hacia el público. Una manera de mostrar que las tenemos bien puestas, por decirlo de alguna manera, como para asumir lo que nos pasó y poder contarlo. Eso habla de la superación del día a día.
Alan: Esta es una oportunidad para nosotras de mostrar lo que antes no pudimos, quiénes somos de verdad. Y reírnos de nosotras mismas.
Albinoni: Creo que acá todas maduramos una trayectoria. Me parece que las diez somos mujeres que no tenemos miedo al paso del tiempo ni competimos con las más jóvenes. Demostramos que se puede seguir desde otro lugar.
Alan: Hoy se hacen famosas por escándalos. Nosotras los teníamos después y no los contábamos y tampoco buchonéabamos.

Después de ser symbols famosos, ¿cómo se vive lo que sigue después? ¿Siente que las olvidaron o les da nostagia?
Albinoni: Yo no sentí el olvido. Y creo que fue porque tuvimos el toque mágico de lo popular. Estamos en el corazón de la gente. Pero es cierto que llega un momento en que ya no estás en la cresta de la ola. Y para eso hay que estar preparada.
Alan: En mi barrio siento el afecto de la gente y si no trabajo es porque no me llaman. La diferencia es que antes salíamos a comer y ahora me tomo el micro y me voy a mi casa donde me esperan mis hijos. Te mueve un poco.
Salomón: Es que nosotras tuvimos grandes maestros y ahora a las chicas las usan.
Alan: Antes cada una tenía su estilo. Ahora las chicas son todas iguales, porque están llenas de cirugías.
Salomón: Somos auténticas, normales como la gente que nos viene a ver.
Alan: La obra es como una inyección de energía, no de botox.

Detrás del escenario: familia y amores

Las actrices aseguran que la convivencia entre las diez es muy buena. “Nos queremos y nos cuidamos, porque el proyecto es de todas. Tenemos generosidad y no competimos entre nosotras”. Sólo dos están en pareja: Naanim Timoyko y Adriana Aguirre. “Estoy fuera de servicio. Mi líbido está puesta en mis hijas y el trabajo”, dice Beatriz Salomón, mientras que Noemí Alan y Luisa Albinoni coinciden: “Nos gustaría una nueva pareja, pero con cama afuera”.
Por su parte, Mimí Pons forma parte del grupo en homenaje a su hermana Norma, quien en el mismo escenario hizo, junto a Muscari, La casa de Bernarda Alba.

El lado oscuro de la fama y cómo sobrevivir a eso

¿Qué pasa con el correr de los años, con aquellas mujeres que alguna vez despertaron las fantasías de muchos? ¿Dónde quedan las curvas de las que calentaron la pantalla de televisión o los escenarios junto a capocómicos como Alberto Olmedo, Jorge Porcel, Juan Carlos Calabró, Pepitito Marrone y otros más? ¿Cómo es la vida después del éxito y la fama, cuando hay que volver al barrio, criar a los hijos o vivir de otra cosa?

Con todas esas premisas y con un elenco de diez íconos sexuales de los ‘80, José María Muscari se aventuró a una especie de biodrama, aunque en su peculiar versión.

Ellas hablan de sí mismas, pero con palabras del director que es quien realizó la dramaturgia.

Cada una sale al escenario a mostrarse. Como en sus épocas de gloria, todavía se animan a escotes profundos, transparencias y minivestidos. Pero se atajan y antes de que lleguen los susurros de la nutrida platea, son ellas mismas las que hablan de la edad, del paso del tiempo, de las cirugías, de lo que se cae y de lo que se fue.

Adriana Aguirre, Luisa Albinoni, Patricia Dal, Noemí Alan, Silvia Peyrou, Beatriz Salomón, Sandra Smith, Pata Villanueva, Naanim Timoyko y Mimí Pons (invitada especial) van pasando a la vista del público mientras repasan en voz alta eso que las hizo famosas, lo que la gente sabe y lo que no. Unidas sin excusa, con el objetivo claro de desnudarse, esta vez, desde otro lugar, las diez mujeres que salen a escenario, quieren despojarse de las caretas.

Algunas son más creíbles que otras, pero todas se animan a hablar de sus dramas: Alan cuenta que alguna vez fue adicta a las drogas; Salomón recuerda el escándalo sexual en el que se vio involucrado su ex marido y que terminó con su matrimonio. A Villanueva no le importa admitir que su mamá nunca la terminó de aceptar, mientras que a Dal, el accidente que sufrió en el rostro le marcó su carrera. Aguirre, por su parte, lamenta no haber sido madre; Smith confiesa que la fama y el éxito no le aportaron felicidad y Timoyko asegura que la vida, supuestamente perfecta al lado de su ex, Juan Alberto Mateyko, era más aburrida de lo que parecía.

Para aquellos que sienten nostalgia ochentosa, lo que sucede arriba del escenario será un festín: los programas donde ellas participaron, los nombres famosos de entonces (con Alberto Olmedo, Jorge Porcel y Gerardo Sofovich a la cabeza) y hasta las publicidades pasan como una cinta veloz por hits de aquella década.

Las “extinguidas” hablan de los mitos y realidades del ambiente artístico. ¿Recibían propuestas sexuales? ¿Aceptaban? ¿Y los romances verdaderos? ¿Las mujeres con las que fantasean tantos hombres se enamoran como todas las demás?

Intentando el humor, apelando a las emociones, hablando de la realidad, las “extinguidas” son autorreferenciales en palabras del director.

Como cualquier mortal que lucha contra el olvido y la soledad, las mujeres que Muscari reunió en el escenario quieren demostrar que son tan de carne y hueso como la vecina de la esquina; que todo tiempo pasado, tal vez, no fue mejor. Y que cuando se apagan las luces, todos volvemos a la realidad.

Fuente: Clarín – http://www.clarin.com/extrashow/teatro/Extinguidas-Jose_Maria_Muscari-Luisa_Albinoni-Beatriz_Salomon-Noemi_Alan-teatro_Regina_0_1387061734.html

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