Manuel Rois de 29 años y su novia, Jimena Haro de 24 decidieron el año pasado comenzar en 2013 un viaje en bicicleta desde Rosario hasta México. Pasaron por San Rafael.
Esta pareja quiere recorrer todo Latinoamérica en bicicleta, pero no con cualquier bicicleta, sino una tipo tándem fabricada de caña de bambú.
Empezaron recorriendo nuestro país. De Rosario fueron hasta el sur de Córdoba, luego a San Luis, pasaron por Villa Mercedes, y se quedaron una semana en Potrero de los Funes. De ahí vinieron a San Rafael y tuvieron que ir a Mendoza porque se les rompió la rueda trasera de la “bambubicicleta”. Allí pasaron el fin de Semana Santa y regresaron a San Rafael pasando por Tupungato, Manzano y Pareditas. De acá partirán este martes a Malargüe. De ahí para el su aunque no puedan hacerlo todo. Irán hasta Bariloche y después vía Chile hacia el norte del continente. Calculan que el viaje les demandará aproximadamente un año. Van a veinte kilómetros por hora y hacen unos 100 kilómetros por día.
En un principio pensaron ahorrar todo lo que hacía falta y al poco tiempo se dieron cuenta de que era imposible. Así que con el poco ahorro que tenían hicieron unos llaveros de acero inoxidable con una bicicleta doble, que van vendiendo durante el viaje. “La idea es financiarnos con eso y con alguna changa que salga durante el viaje”, dice Manuel.
La bicicleta pesa unos 15 kilos. Tiene un cuadro hecho de bambú, con fibra de vidrio resina de poxi en las uniones. Está cubierta por una capa de laca que hace que no la lastime la lluvia.
Nicolás Masuelli, amigo de la pareja, hace unos cinco años que fabrica bicicletas de bambú en Rosario. A ellos se les ocurrió pedirle que les hiciera una doble. “Le propusimos si se animaba a hacerla. Le fuimos diciendo cómo la queríamos, el diseño, las dimensiones y después él puso la mano de obra especializada”, explica Jimena.
Consigo llevan de todo. “Es una casa rodante. Llevamos carpa, bolsa de dormir, aislante, toda la ropa para todas las estaciones, comida, artículos de limpieza, de cocina, de higiene personal… son como 75 kilos. Son todos bolsos preparados para la lluvia. Se puede mojar alguna cosa menor, pero el equipaje no”, señalan.
Estos jóvenes trabajaban en relación de dependencia y estudiaban, pero suspendieron todo para hacer este viaje.
Agradecen especialmente el trato de la gente. “La gente es muy generosa y hospitalaria. Si no fuera por la gente no podríamos estar haciendo el viaje. Una de las premisas del viaje es no pagar hospedaje, si no, no llegás. Gracias a la gente, hasta ahora hace un mes que estamos viajando y podemos dormir aunque sea en carpa pero sin pagar el hospedaje”, destaca Jimena.
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