Aunque la portaría (resolución) se firmaría entre hoy y mañana viernes, el Ministerio de Agricultura de la Nación la oficializó tras la comunicación de su contraparte. Cabe recordar que a fines de marzo, Brasil decidió suspender temporalmente la importación de fruta de pepita, fuera manzana, pera o membrillo producidos en Argentina, por detección de larvas de carpocapsa (Cydia pomonella) en uno de los 15 cargamentos dispuestos a cruzar la frontera. Una condición que Senasa (Servicio Nacional de Sanidad Agropecuaria) adelanta como parte del nuevo protocolo.

“Puede ser tardía, pero se alcanzó una solución con lo cual sólo se cayeron dos y 14 equipos ingresarían sin problemas. Además, se incluyó mucho de lo que pedía Argentina, y ya se trabaja en un protocolo para el ciclo 2016”, señaló Carlos Lehmacher, director de Protección Vegetal de Senasa.

El proceso se remonta a mediados de abril, cuando una comitiva de técnicos de Brasil estuvo en la provincia para recorrer fincas, galpones de empaque y cámaras de frío, en una auditoría sobre el tratamiento de la plaga y la conservación de la fruta. La información resultante estaba en manos de autoridades del vecino país desde mayo.

Al respecto, el ministro de Agricultura, Carlos Casamiquela, anticipó que dicha auditoría dio “resultados favorables y la Argentina ha tomado en cuenta e implementado las observaciones puntuales realizadas”. De allí surgió una de las exigencias para lograr el Ok brasileño: que los envíos de manzana y pera sean sometidos a un periodo mínimo de 8 semanas a 0°C previo a la exportación. “Podemos asegurar que a partir del proceso de producción en Argentina toda la fruta en cámara ha cumplido”, dijo.

Según registros del Senasa, durante 2014 la Argentina exportó a Brasil más de 137 mil toneladas de peras y más de 49 mil de manzanas, certificadas bajo un Sistema de Mitigación de Riesgos aprobado por Brasil.

Sorpresa, impacto y dudas

La medida sorprendió a los exportadores camino a una reunión en Casa de Gobierno con el ministro de Agroindustria, Marcelo Costa, en torno a un salvavidas para exportadores (ver aparte). “La decisión de Brasil es una buena noticia, pero el problema generado no tiene vuelta atrás. Mucha fruta en condiciones de consumirse ya cumplió su ciclo exportador y no puede transportarse para comercializar en Brasil”, consignó Juan Riveira, empacador y titular de la Asociación de Productores y Exportadores de Fruta en Fresco (Aspeff).

Sin una resolución rápida, ProMendoza había estimado un perjuicio para los exportadores de más de U$S 10 millones. Una cifra que para el sector, después de casi 3 meses sin poder entregar a los importadores, se ha multiplicado.

Así las cosas, las estimaciones apuntan a pérdidas de entre $ 40 millones y $ 50 millones al cabo del trimestre de parálisis. En parte por la venta forzosa de fruta en el mercado interno de unas 300 mil cajas desde $ 60 por debajo del costo de empaque, y a causa de un remanente de 100 mil cajas sin destino, que de los U$S 17 FOB por caja cayó a U$S 12.

En el registro del Ministerio de Agroindustria, de 700 mil cajas de 20 kilos en condiciones de ser exportadas, sólo se vendieron alrededor de 250 mil.

No obstante, ayer algunos tenían dudas de que efectivamente Brasil levantara la restricción. Como Alberto Carleti, presidente de la Cámara de Agricultura e Industria de Tunuyán y vice de la FEM, a la espera de la resolución.

Respecto a la cantidad de pera mendocina que se dejó de exportar a Brasil, a criterio de Carleti hay un stock de 10.000 cajas de variedad Williams (la más comprometida por su limitada conservación frigorífica) y 150.000 de Packham’s, que sin exportarse tendrán “remotas chances” de colocarse en el mercado nacional.

“Representa una pérdida de  U$S 5 millones, y de entre 600 y 700 hectáreas sobre unas 4.000 hectáreas en total”, sostuvo.