Antes de medirse a Djokovic en los cuartos, Nadal exhibe algunas dudas (6-3, 6-1, 5-7 y 6-2) contra el estadounidense
Nadal hace un saque ante Sock. / CLIVE MASON (GETTY)
Lo que se presuponía como un tentempié, un buen bocado para saciar el apetito anímico antes del gigantesco desafío que supone el duelo del miércoles con el serbio Novak Djokovic en los cuartos de final de Roland Garros, terminó como una digestión larga y pesada, de esas que dejan mal cuerpo y desvelan. No es cuestión del resultado (6-3, 6-1, 5-7 y 6-2 en dos horas y 52 minutos de partido), cómodo pese a que refleje la primera concesión de un set en este torneo; ni siquiera cuestión del juego, ciclotímico ayer. No. Lo que le ocurrió a Rafael Nadal contra el estadounidense Jack Sock trasciende al terreno de lo emocional.
Sin brillos, pero sin sobresaltos, hasta ahora el español no había ofrecido fisuras en sus tres compromisos previos. Con mejor o peor despliegue, pero ni dudas ni contratiempos frente a Quentin Halys, Nicolás Almagro ni Andrey Kuznetsov, tres adversarios relativamente asequibles, idóneos para reforzar la autoestima y engrasar el mecanismo durante la primera semana. Ayer, sin embargo, el fantasma de la incertidumbre regresó por instantes. Nadal comenzó bien y continuó mejor en los dos primeros parciales, pero en el tercero perdió un punto de color y le abrió la puerta a Sock.
No parecía este, producto de la factoría norteamericana de pegadores, 22 años y 37 del mundo, alguien que pudiese provocarle un escalofrío al ganador de 14 grandes. De acuerdo, tiene una derecha dura e interesante, buen presente y prometedor futuro, pero no parecía alguien capaz de generar los sudores fríos que hubo ayer en la grada de París. Nacieron en ese tercer set, cuando el de Manacor sirvió para ganar, con 5-4, y dejó escapar la opción. Previamente, el juez ya le había señalado dos warnings por pérdida de tiempo a la hora de sacar. Se avivó a partir de entonces el pulso y el balear estuvo un rato grogui, pero luego acertó a reencauzar el rumbo y firmar su victoria número 70 en el torneo francés.
Fue un impasse, pero no llega en el mejor momento. Ahora, enfrente,el rey indiscutible del circuito, Novak Djokovic, que se deshizo (6-1, 6-2 y 6-3 después de dos horas) en la Chatrier del francés Richard Gasquet. “¿Será suficiente el nivel de hoy en los dos primeros sets para ganarle a Nole?”, le preguntaron. “Ni puñetera idea”, respondió Nadal, que elogió a su próximo adversario. «Es el mejor del mundo, dominante, y está con una confianza muy fuerte. Solo ha perdido dos partidos y está marcando unas diferencias muy grandes con el resto de los jugadores”, subrayó.
En los careos entre ambos, 23-20 a favor del de Manacor, 14-5 sobre la tierra batida (los nueve primeros para el balear; después, cinco a cinco) y 6-0 en Roland Garros. “No es el partido del año, por mucho que lo queráis decir. No es ninguna final, sino un partido de cuartos”, incidió Nadal, cara a cara ahora con el número uno.
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