Así consta en el balance económico de la institución correspondiente al ejercicio 2014, que explica que el aumento de beneficios se debe a «la negociación de títulos y la disminución de los costos operativos de naturaleza extraordinaria».
Además, el IOR ha explicado que de esos 69,3 millones de euros de beneficio neto, destinará 55 millones de euros al presupuesto de la Santa Sede y los restantes 14,3 millones de euros irán destinados a reserva de capital de la propia institución.
En el documento, se recuerda además que el Papa ha exigido al IOR que continúe «sirviendo con atención y prestando servicios financieros especializados para la Iglesia católica en todo el mundo y, al mismo tiempo, que le ayude en su misión como pastor universal». Para ello, la gestión IOR había recibido instrucciones de finalizar un plan que defina el futuro del Instituto en consonancia con estas demandas, plan elaborado por la institución en 2014.
La Institución continúa cerrando cuentas sospechosas vinculadas a dinero del que se desconoce el origen. Según ha puesto de manifiesto el documento, el 31 de diciembre de 2014, la institución contaba con 15.181 clientes, frente a los 17.419 de 2013, después de que desde mayo de 2013 se hayan cerrado 4.614 cuentas y se hayan abierto 1.066 nuevas cuentas.
A finales del 2014 aún quedaban por cerrar 274 cuentas, de las que 148 serán clausuradas antes de final de mayo de 2015, ha asegurado el IOR.
El IOR también dobló su resultado operativo en 2014, en comparación con los datos de 2013, ya que el balance del 31 de diciembre de 2014 fue de 104,52 millones de euros, respecto a los 55,173 millones registrados en 2013.
El banco, conocido formalmente como Instituto para las Obras de Religión (IOR), ha endurecido los estándares regulatorios y ha cerrado miles de cuentas, que estaban inactivas o se consideraba que no cumplían con los nuevos estándares solicitados a los clientes.
El banco también ha prometido concentrarse más estrechamente en la mejoría de los retornos para sus clientes, que incluyen a órdenes religiosas y entidades de caridad, tras varios años en que la atención de la administración se ha concentrado principalmente en la mejoría de su gobernanza.
«El foco principal es mejorar fundamentalmente nuestros estándares de servicios generales a los clientes y profesionalizar aún más nuestros servicios de administración de activos», dijo a través de un comunicado el presidente del IOR, Jean-Baptiste de Franssu.
En un cambio respecto al pasado, el Papa Francisco designó al cardenal australiano George Pell, una persona fuera del Vaticano, para realizar una reformulación de las finanzas de la Santa Sede, que durante años fueron controladas por un pequeño grupo de funcionarios italianos.
En el banco se han introducido amplios cambios, desde mejores estándares normativos al combate del lavado de dinero, que apuntó a sospechas de que se estaba haciendo mal uso de cuentas del IOR para ayudar a algunos clientes, o incluso a personas fuera del Vaticano, a evadir impuestos.
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