El próximo lunes se brindará una charla informativa sobre la técnica del Fracking y su problemática actual, a cargo de especialistas de Estados Unidos, organizada por Nativa ONG. El encuentro será a las 18 hs, en la Escuela Normal Superior, ubicada en Avda. El Libertador y Barcala.
¿Qué es el Fracking?
La fracturación hidráulica, fractura hidráulica o estimulación hidráulica (también conocida por el término en inglés fracking) es una técnica para posibilitar o aumentar la extracción de gas y petróleo del subsuelo. El procedimiento consiste en la perforación de un pozo vertical en el cual, una vez alcanzada la profundidad deseada, a más de 2500 metros de profundidad, se gira el taladro 90° en sentido horizontal y se continúa perforando entre 1000 y 3000 m de longitud; a continuación se inyecta en el terreno agua a presión mezclada con algún material apuntalante y químicos, con el objetivo de ampliar las fracturas existentes en el sustrato rocoso que encierra el gas o el petróleo, y que son típicamente menores a 1 mm, y favorecer así su salida hacia la superficie. Habitualmente el material inyectado es agua con arena y productos químicos, lo cual favorece la creación de canales para que fluyan los hidrocarburos.
Se estima que en 2010 esta técnica estaba presente en aproximadamente el 60 % de los pozos de extracción en uso. Debido a que el aumento del precio de los combustibles fósiles ha hecho económicamente rentables estos métodos, se está propagando su empleo en los últimos años, especialmente en los Estados Unidos.
Los partidarios de la fracturación hidráulica argumentan los beneficios económicos de las vastas cantidades de hidrocarburos previamente inaccesibles, que esta nueva técnica permite extraer. Sus oponentes, en cambio, señalan el impacto medioambiental de esta técnica, que en su opinión incluye la contaminación de acuíferos, elevado consumo de agua, contaminación de la atmósfera, contaminación sonora, migración de los gases y productos químicos utilizados hacia la superficie, contaminación en la superficie debida a vertidos, y los posibles efectos en la salud derivados de ello. También argumentan que se han producido casos de incremento en la actividad sísmica, la mayoría asociados con la inyección profunda de fluidos relacionados con el fracking.
Por estas razones, la fracturación hidráulica ha sido objeto de atención internacional, siendo fomentada en algunos países, mientras que otros han impuesto moratorias a su uso o la han prohibido. Algunos de estos países, como Reino Unido, recientemente han levantado su veto, optando por su regulación en lugar de una prohibición total. La Unión Europea se encuentra actualmente comenzando a regular la fracturación hidráulica.
Existe una elevada preocupación medioambiental acerca de las técnicas de fracturación hidráulica, debido al riesgo de contaminación de acuíferos, la emisión de contaminantes que afecten la calidad del aire, la posible migración a la superficie de gases y componentes químicos utilizados durante el proceso, los riesgos de vertido debido a la inadecuada gestión de los residuos, y los efectos que puedan tener en el entorno natural y la salud humana, entre los que se incluye el cáncer. Existe ya de hecho evidencia de contaminación medioambiental debida a esta técnica, y se estima que la exposición a los componentes químicos utilizados en los fluidos del fracking se incrementará a corto plazo debido a la proliferación de pozos que emplean esta tecnología. Las compañías extractoras son reticentes a revelar las sustancias que contienen los fluidos que utilizan, e incluso existe preocupación acerca de la supresión de información sobre el impacto negativo de esta técnica por parte de ciertos gobiernos y corporaciones. Entre los aditivos utilizados en la fractura hidráulica se encuentran en algunos casos el queroseno, benceno, tolueno, xileno y otros formaldehídos.
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