San Rafael, Mendoza 23 de noviembre de 2024

Malos Hábitos

Malos-hábitos Malos-hábitos 2Hábitos destructivos, que sin quererlo van talando desde lo más hondo y tan silenciosamente que a veces nos damos cuenta demasiado tarde, cuando ya se metieron en partes importantes de nuestras vidas, y muchas veces inclusive entre medio de nuestras relaciones.

No hablo del cigarrillo o el alcohol, porque por más malos que estos sean, son más vistosos y llaman la atención más rápido. Hablo de aquellas costumbres que tenemos que a veces parecen tener el único fin de empantanarnos cada vez más cuando queremos avanzar.

Por ejemplo, el orgullo muchas veces moldea tanto nuestras conductas, que nos rigidiza, limita nuestro discurso, acostumbrándonos a desechar todo lo que muestre alguna debilidad, llegando muchas veces a dejar de lado cualquier demostración de sentimientos, mostrándonos como seres desapasionados ya que nadie ni nada merece nuestra atención. Menos en una discusión, ahí sí, con tal de tener razón, el orgullo hace erupción, se desbordan las pasiones, se liberan las barreras que limitaban el discurso, y nuestras palabras llegan a ser tan hirientes como la lava y aunque nos demos cuenta de esto al orgullo le cuesta mucho pedir perdón, y por más que por adentro estemos pidiendo a gritos que nos perdonen, de la cara no se mueve un mísero músculo.

Otra mala costumbre es, escondernos en la sinceridad para saciar un poco de la agresividad que empuja por salir. Decir cosas horribles, con una falta de tacto absoluta, bajo el nombre de “verdad” es bastante sucio. Justamente ayer fui testigo de un clásico ejemplo de esto, iba en el colectivo escuchando atentamente la conversación de los dos chicos que iban delante mío, (un muy mal hábito, ¡por cierto!) cuando de repente, sin previo aviso, uno le dice al otro: che, la vi a tu ex en el boliche, se la estaba comiendo un flaco. Asumiendo (aunque por ahí no era el caso), que podemos como mínimo arruinarle el día, cabe detenerse a pensar 2 segundos, lo que vamos a decir ¿va a doler?, si la respuesta a esto es positiva, preguntarnos si es necesario, y aquí lo ideal sería que el parámetro de “necesidad” se rija por la posibilidad de solución, y si llegamos a la conclusión de que es imprescindible, busquemos el momento oportuno, que dicho sea de paso, ¡no es en un colectivo!. Y la verdad…, para saciar tu agresividad tenete una bolsa de boxeo en tu casa ¡no seas un JODIDO!!!

Fumándonos un cigarrillo, capaz que molestamos a alguien, pero en cuanto se termina, podemos acercarnos nuevamente; no es el caso de estos y muchos más hábitos que terminan por apartarnos, haciendo imposible mantener una linda relación con las personas que queremos. Muchas veces vemos que la gente se aleja de nosotros y no sabemos bien por qué. Sería bueno poder tomar conciencia de estas actitudes antes de perdernos las cosas buenas de la vida!!!

Macarena Sánchez Navarro

Licenciada en Psicología
Olascoaga 351 – San Rafael

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