Las emisiones del Estado y de YPF ratificaron que hay interés por el riesgo local
Días agitados para los inversores y es una intensidad a la que habrá que acostumbrarse. De hecho, todas las noticias hoy no sólo son leídas en función de lo que implican para lograr una transición más o menos tranquila este año, sino que se las interpreta desde la visión electoral. Ése es el marco en el que se leyó la colocación del Bonar 2024, por un monto cercano a los 1500 millones de dólares, y también la llegada -esta semana- de otros probablemente 1500 millones de dólares, por la emisión de YPF. Ambas operaciones tendrán efectos sobre la débiles reservas y ratifican el apetito de riesgo local por inversores externos.
Se podrá discutir en este punto el costo de la colocación y hablar de los ruidos que se suman desde el conflicto con los holdouts, pero la lectura que primó fue positiva -y con justificación, si se mira el escenario actual-. Incluso se podría decir que el Gobierno fue exitoso esta vez, tras aprender las lecciones pasadas. Esto permitió inyectar aire fresco a un mercado que estaba más inclinado por una toma de ganancias de corto en las últimas ruedas. Por su parte, Petrobras Brasil ganó más del 12% al presentar finalmente su balance; el Merval rebotó un 5% en la semana y se acercó a los máximos históricos registrados en septiembre. Un mix de noticias, expectativas y señales técnicas fundamentaron el rebote de los papeles de riesgo local. Esto seguirá si la visión de mediano plazo se mantiene atractiva. Las bajas deberán verse, de no mediar un cambio en las perspectivas, como oportunidad de compra; aunque esto no invalide igualmente que, por momentos, se dispare la volatilidad, y se empuje hacia una toma de ganancias.
En los bonos, la tendencia también fue firme, después de semanas de cierta debilidad. La lectura apunta a la suma de dólares a la caja, pero también a un mejor clima para los mercados emergentes. Y hay una realidad: rendimientos del 8,5 o 9% anual en dólares, claramente no sobran en el mundo para un país con el perfil de riesgo de la Argentina. Menos aún en un escenario donde la apuesta a una normalización financiera en algún momento de 2016 es todavía alta.
El condimento político será clave y valida una coyuntura en la que la sensibilidad a las encuestas será más que alta, porque se entiende que las posibles políticas económicas -y en qué tiempos se aplicarán- podrán variar de forma considerable sea Scioli, Massa o Macri (candidatos que hoy parecen tener en conjunto más de 70% de la intención del voto) quien ocupe la presidencia. La probabilidad de cada uno será cada vez más materia de análisis.
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