Hace 27 años fue creada la escuela Dr. Efraín Dante Gicolini. En sus comienzos se destinó para ciegos y ambliopes. En la actualidad atiende a niños y a jóvenes con trastornos del desarrollo transitorio o permanente por un déficit visual o de motricidad; y acompaña inter y transdisciplinariamente al niño y su familia favoreciendo un armónico desarrollo que le posibilite integrarse a la sociedad como un sujeto competente y feliz. Esta escuela es apadrinada por el Club de Leones, UMAR de la Policía de Mendoza y la Asociación Bancaria, recibiendo en muchas oportunidades, el apoyo y la colaboración de la comunidad.

Es muy importante la labor educativa que desarrolla, y conocer también sus proyectos y  necesidades.

El equi po técnico incluye las especialidades de psicología, fonoaudiología, kinesiología, trabajo social, psicomotricidad, educación física, música, teatro y plástica.

Proyecto y necesidad

Uno de los proyectos y necesidad de la escuela es la construcción de un depósito, el que ya está en marcha. Liliana Gatica, directora del establecimiento, dijo que “para la construcción del mismo, obtuvimos la ayuda de la Asociación Bancaria, del municipio que aporta la mano de obra, y de vecinos que  han colaborado con distintos elementos, por ejemplo con bolsas de cementos.”

Son varias las necesidades de la escuela, “entre ellas el mobiliario y los baños adaptados para chicos especiales. En la actualidad, los baños tienen una adaptación “casera”.

Si bien esta aprobada la ampliación por parte de la Dirección General de Escuelas y el Ministerio de Infraestructura, no hay presupuesto para la misma. La ampliación incluye 2 aulas, con los baños adaptados, 1 salón de usos múltiples, y 2 depósitos para sillas de ruedas.

UMAR, sección de la Policía de Mendoza han colaborado con la construcción de juegos adaptados.

Otra de las necesidades, como en el resto de las escuelas especiales, es el nombramiento de un celador sanitario o de enfermería para la atención de las necesidades físicas de los alumnos. Si bien está contemplado por resolución, desde el Estado aducen que no hay presupuesto para el mismo. “En la actualidad, se encargan el celador común junto con un docente, o dos docentes, previa autorización de los padres mediante la firma de un acta.”

Por su parte, el Club de Leones canalizó algunas cirugías de la vista a través de algunos programas a nivel nacional e internacional. “Pero también la comunidad puede colaborar con la donación de marcos de anteojos para niños.”

En marzo, se realizó el Fashion Weekend en San Rafael, organizado por Antonio Camba, cuya entrada fue un litro de leche por persona, de cuya recaudación se encargó el Club de Leones y fue entregada a la Escuela Gicolini.

Proyectos inclusivos

En cuanto a su integración con otras escuelas comunes, cabe destacar que participa en diferentes actividades, como los actos patrios, con las escuelas San Martín, Geary e Islas Malvinas.

Destacó la directora que “una ferviente colaboradora en distintas actividades de la  institución es la Reina Departamental de la Vendimia, Marcela Moreno, cuyo  hermano asiste a la escuela.  En la actualidad, funciona un taller de reparación de juguetes, los que se llevarán a los niños del distrito El Sosneado. Esta tarea es organizada en conjunto con los padres y la cooperadora.”

Proyecto de mapografía

Junto con los alumnos del profesorado de geografía del  IES del Atuel, “el año pasado se confeccionó un mapa de San Rafael y este año continúa esta tarea con un mapa guía de los chicos con disminución visual.”

Su historia

La escuela Gicolini nació por iniciativa de la familia de Federico Estrella,  un joven no vidente, hoy un gran profesional de la comunicación; y el apoyo permanente del Club de Leones.

Liliana Gatica recordó que “Federico y su familia debían viajar a Mendoza semanalmente para que pudiese asistir a la escuela Hellen Keller, única escuela para ciegos.”

Luego de un tiempo comenzaron a trabajar con atención temprana en el hospital Schestakow. Allí se recibían a niños no solo con problemática visual, sino también con parálisis cerebral. A partir de allí, la escuela amplía sus actividades, pidiendo los cargos de discapacidad motriz y necesidades múltiples.

En la actualidad, asisten 84 chicos, de los cuales 54 son matrícula exclusiva, atendiendo desde bebés hasta niños de 14 años. “Los acompañamos en su trayectoria educativa y luego los incluimos en otro establecimiento. Tenemos niños que asisten a las escuelas comunes pero reciben el apoyo de la escuela especial; desde primario, secundario y CENS.

Con respecto a la familia de los alumnos, dijo que “ha aumentado la participación acompañándolos. Los papas forman parte en la toma de decisiones de la escuela, y poseen una cooperadora que tiene personería jurídica como asociación sin fines de lucro. Toda la comunidad educativa es muy participativa.”