Este domingo de Pascua estuvimos en la Catedral San Rafael Arcángel y dialogamos luego de la misa de las 20:00 con el padre Francisco Alarcón.

En la Catedral no cabía un alma este domingo de Pascua durante la misa de las 20. Seguramente para los católicos y los argentinos en general no fue una Pascua más teniendo en cuenta la nacionalidad del actual Papa y que ésta es la primera con él en el Trono de San Pedro.

 Hablamos con el padre Francisco Alarcón sobre la Pascua desde el dogma, y la particularidad de la que vivimos este año.

Padre, la importancia de esta fecha desde el punto de vista dogmático

Para nosotros este es el acontecimiento más grande de la vida de la Iglesia y también para el universo entero porque justamente este misterio de la muerte y resurrección del Señor es lo que estamos celebrando hoy. Desde ya que el Señor nació hecho hombre, siendo niño y luego predicó entre nosotros, porque si en verdad no hubiera muerto y resucitado no se hubiera vencido a la muerte y al pecado como está vencido hoy. Por lo tanto nosotros morimos y vamos a resucitar con Cristo. Tenemos pecado y por la sangre del Señor y por Su resurrección van a ser perdonados. Por eso es un acontecimiento muy grande y que a la vez también vuelve otra vez a iluminar la vida de toda la humanidad. Esta fiesta de la Pascua debe tocar el corazón de todos los hombres para que tengamos los cambios que tenemos que tener, para que vivamos nuestra fe con más amor al prójimo.

 

¿Es una Pascua diferente?

Creo que no hay tanta diferencia, pero sí ha habido una participación más entusiasta por el acontecimiento del nombramiento del Papa, porque en medio de la Cuaresma que es penitencial nos trajo una alegría tan grande que casi que nos adelantó la Pascua, y ahora con esta Pascua creo que todo el mundo está participando con una alegría particular.