Foto: LA NACION
Condenado por los dioses, Sísifo empujaba una piedra día tras día hacia la cima de la montaña. El esfuerzo no era más que para que la enorme roca volviera a rodar por la ladera hasta el punto de partida, donde Sísifo volvía a cargar con su frustrante y eterna tarea.
El mito griego podría constituir una metáfora de laeconomía argentina en cada ciclo político -así lo graficó el economista Orlando Ferreres-, al cabo del cual los sucesores reciben el poder en medio de unescenario con desajustes y deben evaluar y decidir cómo encaminar las cosas. Volverá a ocurrir en pocos meses, cuando la Presidenta entregue el mando, tras 12 años de gestión kirchnerista. El próximo gobierno recibirá una piedra que se ha agrandado en la rodada como una bola de nieve. La cuesta arriba para recuperar la estabilidad macroeconómica será aún más desafiante si se tiene en cuenta que las condiciones externas son adversas. De hecho, una observación de no pocos analistas es que la Argentina se comportó como si los buenos tiempos hubieran llegado para quedarse, de lo que se deriva, por caso, el creciente déficit fiscal.
Aunque en términos más técnicos, esas ideas sobrevolaron en las exposiciones de la mayoría de los oradores del Congreso Económico Argentino, desarrollado el miércoles y jueves pasado en el hotel Hilton, de Puerto Madero, y organizado por la consultora Invecq, que convivió con la Exposición de Economía, Finanzas e Inversiones (ExpoEFI).
Especialistas en distintos aspectos de la economía y analistas políticos coincidieron -salvo excepciones- en marcar un punto de inflexión en las elecciones de octubre.
Evaluaron el legado y, respecto del denominador común de la necesidad de cambios, definieron los desafíos para después del 10 de diciembre. Y entró en debate la cuestión de si convienen políticas graduales o de shock.
El uso recurrente de las palabras «normalizar» y «sincerar» pareció sintetizar las tareas por delante: la macroeconomía necesita ajustes y medidas que dejen de ahuyentar la inversión, alienten la producción y pongan freno al alza de precios. También urge, entre tanto enredo de subsidios estatales y de estadísticas manipuladas, poder conocer cifras que revelen cómo está el país, sin que haya fallas en la credibilidad.
No hubo dudas de que, para el que llegue al poder, el primer tramo será el más empinado. Salir del cepo cambiario -un tema sobre el que las declaraciones de Mauricio Macri respecto de que lo eliminaría el 11 de diciembre, generaron revuelo esta semana-; solucionar el problema de los holdouts; corregir las tarifas de servicios púbicos y el tipo de cambio, y resolver las deficiencias en la infraestructura, sobre todo, energética y vial… Esas y otras son las tareas pendientes, que requerirán de medidas cuya implementación no podrá evitar una mirada al escenario internacional, donde el dólar se fortalece, los precios de los commodities siguen bajos y Brasil, socio estratégico, se debilita y devalúa el real (ver recuadro).
Ferreres calificó de urgente la necesidad de salir del cepo cambiario y reducir el déficit fiscal «para no tener inflación». Una de las claves, según coincidió con varios colegas, es la eliminación de subsidios que «explican la mayor parte del déficit fiscal». Y agregó: «También hay que acomodar la política monetaria; son muchas las variables, pero creo que hay que hacerlo de una sola vez; aunque pueda anunciarse algo y ejecutarse gradualmente, es muy riesgoso», aseveró.
Para bajar la percepción del riesgo, el ex presidente del Banco Central, Mario Blejer, prefiere apostar por un proceso «gradual» de medidas que tiendan a atraer inversiones. Ese faltante, puntualizó, es el principal problema, y está basado en la escasa confianza en el país. «Tenemos que lograr que la codicia supere al pánico», sintetizó el desafío.
El retraso del tipo de cambio es una realidad para corregir, según la visión de los economistas, con excepción de los defensores del modelo kirchnerista. Para Ferreres, por caso, ese atraso alcanza ya el 50%, y el presidente del Ieral, Marcelo Capello, dijo que si no se hace algo al respecto «la pasarán muy mal el sector industrial y las economías regionales». La decisión a tomar respecto de una devaluación por el próximo gobierno, en caso de que no ocurra antes, dependerá de varios factores, como la evolución del real y también la posible llegada al país de divisas como reacción a un cambio político.
La cuestión de la enorme masa de subsidios, señalada como una causa fundamental del desequilibrio fiscal y sus efectos, fue abordada también desde otro de sus costados por Miguel Kiguel, de la consultora EconViews. Según el ex funcionario, hay tareas por hacer que no significan un ajuste en el sentido tradicional, sino un «sinceramiento». Y evaluó, respecto del alza de tarifas que se derive de quitar subsidios: «La gente que abona $ 30 por la boleta de luz sabe que está pagando poco».
La posibilidad del ajuste, en cualquiera de sus formas, estuvo presente entre las advertencias sobre el futuro. «No hay otra que volver a los mercados arreglando con los holdouts; sino, va a haber un default o un ajuste fiscal enorme», señaló Capello.
Por temas como el de las mencionadas tarifas, el economista jefe de FIEL, Daniel Artana, recordó que el Gobierno va a llegar al final del mandato con una «inflación reprimida», además de un déficit que se ubicaría entre 6 y 7% del PBI, y de una caída de la actividad cercana a 2% «a menos que se consigan más dólares».
Los subsidios y el desequilibro de las empresas públicas representan nada menos que 5,4% del PBI, según los cálculos de Diego Giacomini, economista de Economía & Regiones. De ahí la importancia que se le asigna a la política energética.
«Por el desajuste en el sector público se ven efectos en el privado; las ventas caen en términos reales y la industria funciona si consigue los insumos importados», dijo Artana.
Dante Sica, director de la consultora Abeceb.com, ofreció una síntesis del «ciclo de estanflación», al explicar que el origen del problema es la distorsión de precios relativos. Eso, teorizó, generó mayor cantidad de subsidios, lo que elevó el déficit fiscal e incrementó la emisión para financiarlo; y eso derivó en mayor inflación e incremento de costos. Todo se tradujo en una pérdida de competitividad y, por tanto, de los niveles de inversión y actividad.
Los datos presentados por Carlos Melconian -asesor de Pro- le dan dimensión tanto al problema de la suba de precios como de las distorsiones. Dijo que mientras que la inflación fue de nada menos que 919% desde 2003, el alza de los valores de los alimentos fue de 1800% y el de las tarifas públicas, de sólo 300%.
Al igual que Ferreres, Sica destacó oportunidades, tanto por la llegada de un nuevo ciclo político como por los recursos que tiene el país. A la riqueza del capital humano y natural, Kiguel sumó como dato positivo el bajo nivel de desendeudamiento externo (dedujo que, al normalizarse las variables, eso dará margen para conseguir fondos), y destacó que el sistema bancario esté sano.
Para el economista fundador del centro de pensamiento cercano al kirchnerismo la GraN maKro, Agustín D’Attellis, es una «virtud» el cambio del perfil de los compromisos de la Argentina, algo que logró un «desendeudamiento [externo] inédito». Con la expresión del nuevo perfil hizo alusión a la mayor participación de deuda en pesos sobre el total.
El economista le respondió a Capello, quien había advertido sobre la cantidad de deuda que el Gobierno coloca intra sector público y el perjuicio al Banco Central y al Tesoro.
Otro defensor del modelo oficial, el ex viceministro de Economía Roberto Feletti, argumentó a favor de la política monetaria y fiscal expansiva. «Retirar estímulos hubiera afectado el nivel de actividad» ante el mal momento de otros países que son socios comerciales. D’Attellis también respaldó el gasto público como herramienta para la distribución del ingreso porque, según afirmó, 50% se destina a lo social.
«El Estado ha compensado la falta de inversiones con expansión del mercado interno», evaluó Feletti.
Tal visión tuvo una opuesta: el periodista Carlos Pagni consideró que existe una contradicción intrínseca entre la satisfacción inmediata del consumo incentivado por el populismo, y la necesidad de inversión de largo plazo para el desarrollo.
A diferencia de Feletti, Ricardo Delgado, director de Analytica e integrante del equipo de Sergio Massa, consideró falso que el castigo a la actividad provenga del contexto mundial y contrastó la situación de la Argentina con la de otros países de la región. Aquí, el cepo cambiario actúa como cepo a la inversión, advirtió. Según dijo, esa restricción a la llegada de capitales, convirtió al problema energético en un problema macroeconómico, «con un costo cada vez mayor».
Sica coincidió en que el problema de la baja inversión se refleja en el déficit de infraestructura, y por eso, la estabilización de la macro no sólo exige políticas en el corto plazo sino también de desarrollo en el largo plazo, principalmente en el sector energético. Esas acciones permitirían ganar parte del terreno perdido en materia de competitividad.
Para Delgado, la infraestructura es el gatillo de la inversión: para crecer al 5% anual, dijo, se requiere duplicar como mínimo la tasa de inversión en ese rubro, y pasar así de 2,9% del PBI a 6,2 por ciento. «Esto supone financiar flujos de inversión de US$ 40.000 millones anuales en gas y petróleo, energías renovables, ferrocarriles, rutas y telecomunicaciones», afirmó. ¿Cómo obtener esos fondos? El economista puso como fuentes posibles los recursos fugados al exterior, que según consideró, en otro contexto macroeconómico se habrían invertido en el país.
En materia energética, Feletti reconoció un desbalance de divisas, atenuado ahora por la baja de precio del petróleo, un hecho que tiene dos caras: «La baja ayuda con las importaciones, pero debilita proyectos de inversión», analizó. En 2014, según Ferreres, las importaciones del rubro llegaron a US$ 12.000 millones.
Pero Feletti completa sin demoras su percepción sobre el tema, al decir que el Gobierno creó condiciones favorables para el sector: «Al que venga le dejamos una empresa estatal y la ley de hidrocarburos para revertir» la tendencia a la baja en la producción. Además, destacó la promesa china de inversiones en el sector.
En el análisis del escenario en que se mueve el sistema productivo, no faltó el tema de la presión impositiva que, según Sica, alcanza el 31,2% del PBI. Pero la necesidad de una reforma impositiva de fondo no parece tener espacio en la agenda de lo más urgente. El tributarista Guillermo Pérez, del grupo GNP Consultores, advirtió que el gasto público aumentó bastante más que la recaudación y que el PBI. Y así, la posibilidad de repensar la carga fiscal, se aleja.
De todas formas, hay sectores expectantes por las promesas de campaña. En los pasillos del Hilton, el presidente de la Sociedad Rural Argentina, Luis Echevehere, no ocultó su desagrado con el anuncio hecho por Cristina Kirchner, sobre la devolución de retenciones a un grupo de productores. Y, en cambio, se esperanzó en que un próximo gobierno alivie las cargas para todos. Afirmó que, mientras que no hubo definiciones de los precandidatos del oficialismo, sí hubo propuestas del macrismo (para eliminar retenciones) y del massismo (para bajarlas).
El presidente de la Federación Argentina de Entidades Empresarias del Autotransporte de Cargas (Fadeaac), Daniel Indart, lamentó la pérdida de rentabilidad, explicada por el encarecimiento del gasoil, la caída de la actividad y una suba de la carga impositiva que en muchos casos, dijo, proviene de los municipios.
EL PANEL QUE REUNIÓ A ANALISTAS DEL MERCADO DE CAPITALES
no dejó de advertir que las restricciones para el ingreso y salida de capitales son una traba para inversores. «Los primeros seis meses del nuevo gobierno serán vitales, sobre todo por cómo comunique sus planes», dijo Jacqueline Maubré, directora de Cohen Sociedad de Bolsa. «La Argentina está ante un cambio y los precios de los activos no paran de subir», afirmó. En la visión generalizada de los operadores del mercado, las expectativas se reflejan en el precio de bonos y acciones. Esa lectura sobre el repunte está lejos de la interpretación del mérito propio que se asignó la presidenta Cristina Kirchner en la asamblea legislativa del 1° de este mes.
«¿Quiénes creen que la macro está bien?», preguntó al auditorio Claudio Zuchovicki, gerente de Desarrollo de la Bolsa de Comercio de Buenos Aires. Nadie levantó la mano. «¿Quiénes tienen bonos y acciones?», insistió el orador. Varios extendieron su brazo hacia el techo. «En el precio ya están las expectativas», concluyó el analista, que apuntó contra el exceso de regulaciones como una traba para permitir una mayor financiación desde el mercado de capitales. «Si necesito diez administrativos para los trámites de las regulaciones y uno para buscar cuentas de inversores, estamos en problemas», dijo.
Según Zuchovicki, el tamaño y los valores del mercado de capitales en la Argentina -si bien en los últimos años y como hecho meritorio pudo incorporar a algunas pymes- son tales que alguien podría comprar todas las empresas del Merval 25 en US$ 75.000 millones: es alrededor de 10% del valor que logró capitalizar Apple.
La exposición de desequilibrios fue una constante durante el congreso, como lo fue el debate sobre lo que hace falta. Y claro, también el optimismo por lo que vendrá fue generalizado. Casi como al pasar, un expositor mostró una imagen que sintetiza la percepción: desde un pantano asoman dos manos. Y los pulgares apuntan hacia arriba.
PUNTOS DE VISTA
Intenso debate sobre la economía que viene
MARIO BLEJER
Ex presidente del Banco Central
«La percepción es que los activos están sub- valuados y subirán. Pronto llegarán capitales»
DANTE SICA
Abeceb.com
«El país está en una buena posición para lo que viene. Hay margen para medidas graduales»
AGUSTÍN D’ATTELLIS
Calificar ACR UP
«Hay que fortalecer la política industrial con un banco de desarrollo y promover la inversión»
MARCELO CAPELLO
Ieral
«Tras 9 años de inflación de dos dígitos, se la deberá combatir y darle credibilidad al Indec»
MIGUEL KIGUEL
Econviews
«El Gobierno sabe que hay problemas, pero su tema en mente son las elecciones de octubre»
DANIEL ARTANA
Fiel
«Llega la oportunidad de volver a lo normal, de endeudarse sin exagerar, y de mejorar la actividad».
Sé el primero en comentar en «Economistas a coro: el debate sobre qué hacer en 2016»