MADRID.- Usan redes virtuales, similares a LinkedIn pero secretas, hundidas en la Internet profunda. El aparato de reclutamiento de Estado Islámico (EI) funciona a tiempo completo para proveer de recursos humanos a la insurgencia jihadista, que domina porciones enormes de Irak y Siria. Buscan ingenieros, médicos, arquitectos.
Pero en los últimos tiempos se destaca un perfil cotizadísimo entre los objetivos de la red terrorista: las mujeres, en lo posible jóvenes.
A diferencia de sus rivales de Al-Qaeda, los líderes de EI impulsan la captación de mujeres extranjeras para unirse a la guerra santa. No las quieren para pelear, sino para ofrecerles esposas a los combatientes, para que ayuden a poblar el territorio conquistado y también porque les adjudican una capacidad única para difundir los valores de una sociedad regida por una visión ultrarrigorista del islam.
Informes de seguridad de la Unión Europea (UE) revelan un creciente número de mujeres entre los ciudadanos comunitarios que se radicalizan y viajan a las tierras ocupadas por EI en Medio Oriente: hasta un 10% de los combatientes reclutados en 2014.
Hayat Boumeddiene podría ser el símbolo de esta ola inquietante. Todas las agencias de seguridad occidentales tienen a mano el retrato de esta chica de 26 años, francesa de raíces argelinas y esposa de Amedy Coulibaly, abatido en París durante la toma de rehenes en un supermercado judío dos días después de la masacre de Charlie Hebdo.
Es muy probable que no vuelvan a verla. Reportes de inteligencia la ubican en Siria, a donde se cree que escapó antes de los atentados para unirse a EI, grupo al que su pareja decía responder. «Hay intensas campañas selectivas para atraer nueva población. Hay que tener en cuenta que EI domina territorios donde viven 6 millones de personas. De las mujeres les interesa que se trasladen, se instalen y se casen. Es parte de un plan de colonización», indicó la especialista en terrorismo Carola García-Calvo, investigadora del Real Instituto Elcano.
El destino de las jihadistas puede ser cruel. Desde el surgimiento de EI se conocieron denuncias de maltratos y vejaciones a mujeres en las ciudades del autoproclamado «califato», pese a las rígidas normas morales en vigor.
Aunque hay algunos pelotones de mujeres en Siria, las que llegan desde el extranjero son conminadas a casarse. El hombre tiene derecho a varias esposas. Las mujeres son obligadas a vestir velo integral y no deben salir a la calle sin la compañía masculina. De acuerdo con un informe de la Oficina Alemana de Protección de la Constitución, el perfil de las jihadistas captadas en Europa difiere del de los hombres que se integran a EI. Suelen irse más jóvenes, con un promedio de 16 a 20 años.
Una misión clave para ellas en el esquema de EI es el poder de convencer a otros. Se les adjudica mayor efectividad para transmitir los valores de sumisión que exige el rigorismo islámico, de manera similar a lo que ocurre en otras sociedades autoritarias, como la de Arabia Saudita.
Un valor fundamental
«La participación femenina cobra un valor fundamental en la estrategia de EI -indicó Nimi Gowrinatan, investigadora de las Naciones Unidas especialista en derechos humanos-. Se considera que tienen mejor acceso a otras mujeres para involucrarlas con los ideales fundamentalistas. Son un factor de estabilidad. También se les asigna un rol importante en el reclutamiento.»
Justamente las redes de captación integradas por mujeres son otro desafío en alza para las fuerzas de seguridad occidentales.
En diciembre pasado España desmanteló una de las más grandes organizaciones de captación de mujeres para EI. Dos hombres gestionaban la operación en las sombras desde Marruecos y cuatro mujeres actuaban en el terreno en las ciudades españolas de Ceuta y Melilla, de donde partieron en los últimos meses al menos una decena de muchachas hacia Siria e Irak.
Según los investigadores de la causa, la «búsqueda» comenzaba en Facebook. Las captadoras enviaban mensajes recurrentes sobre «la crisis de valores de las sociedades occidentales» y la necesidad de superar esa decadencia con la instauración de un modelo de convivencia basado en la ley islámica.
A quienes contestaba se los dirigía a foros de WhatsApp, más reservados, desde donde se disparaban invitaciones a pasar a la acción. Era el filtro hacia redes todavía de la Internet profunda, paso previo a los encuentros cara a cara con los reclutadores y, finalmente, a la organización del viaje al califato.
Gowrinatan añadió que es esperable que esta tendencia relativamente nueva siga en alza, a partir de la lógica de expansión territorial de EI.
Al-Qaeda se pasó años convocando a los aspirantes a jihadistas a conocer la dura vida en el desierto, las persecuciones y la resistencia al enemigo extranjero. Los ideólogos de EI ofrecen la utopía de una sociedad pura, regida por las leyes divinas. «Para una mujer es una llamada bastante más tentadora -concluyó la investigadora-. El drama es que lo que les espera al llegar es un destino bastante menos romántico.»
Por Martín Rodríguez Yebra | LA NACION
http://www.lanacion.com.ar/1762891-las-mujeres-las-reclutas-mas-buscadas-por-estado-islamico
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