Muñecas con reconocimiento de voz, kits de robótica que parecen de ciencia ficción, carteras con LED y clásicos de siempre que se suben a la era smart.
Previsiblemente, hay muñecas que son más bien robots y productos para niños que cualquier adulto quisiera utilizar. Es el caso del reloj inteligente Kiddizoom, fabricado por V-Tech. El modelo incluye juegos, alarma y hasta una cámara de fotos que también graba videos. Con una pantalla táctil de 1,4″, es resistente al agua, su pulsera viene en varios colores y se consigue en el exterior por 55,99 dólares.
Aunque aparenta ser una muñeca tradicional, Mi amiga Cayla es interactiva. De hecho, puede responder preguntas que le formulen ya que incorpora tecnología de reconocimiento de voz. ¿Cómo sabe las respuestas? Fácil: se sincroniza con un dispositivo Android o iOS a través de Bluetooth y así se puede descargar una app que le permite hablar sobre moda, narrar cuentos, realizar cálculos matemáticos, deletrear palabras y muchas cosas más.
Otra opción es la Barbie Color Change Bag. Aunque se trata de una cartera, la novedad es que puede cambiar de color para coincidir con la ropa que utiliza la niña, gracias a su cubierta de LED. Su precio ronda los 60 dólares.
T-Rex es un dinosaurio de la marca Teksta, cuya última versión permite que el animal realice numerosos movimientos. Aunque a simple vista parece un juguete convencional, viene con sensores para reaccionar cuando una persona se le acerca. Además, puede gestionarse a distancia y descargarse aplicaciones para que el dinosaurio realice más acciones.
Los que quieren un espécimen aún más sofisticado pueden recurrir a Xeno, fabricado por la australiana Toysrus. Se trata de un monstruito interactivo que viene con ojos digitales que le permiten tener más de 40 expresiones para demostrar su estado de ánimo. Este juguete de 129,99 dólares incluye ocho sensores que reaccionan al tacto y entrada de audio.
LOS CLÁSICOS
El gigante Hasbro también se suma a la movida de incorporar tecnología a sus productos. Por este motivo, además de contar con una línea de aplicaciones para Android e iOS basados en juguetes lanzados hace más de 20 años como Mi Pequeño Pony y Transformers, modernizó títulos tradicionales como El juego de la vida. En este sentido, si bien el tablero sigue siendo de cartón duro, los personajes son digitales y se pueden personalizar colocándole distintos peinados, entre otras variables.
QUÉ HAY EN LA ARGENTINA
Pablo Calvert, propietario de la juguetería Brick Toys, afirma que desde que en el país se impusieron las trabas a la importación, la variedad de juguetes disponibles en el mercado se ha limitado. Antes de esta medida, Calvert vendió en la Argentina varias unidades del Lego Mindstorms EV3, un robot que combina la versatilidad del sistema de construcción Lego con tecnología para programar el equipo mediante una computadora.
«Entre la cotización del dólar y los impuestos que hay que abonar para ingresar este producto, el que lo quiera comprar en el país tiene que pagar unos 10.000 pesos, mientras que en los Estados Unidos se consigue por 400 dólares», explica Calvert, que vendió su último robot en junio.
Al respecto, Lego, que en el primer semestre de este año desplazó a Mattel como número uno mundial, no está importando juguetes desde su división Retail. Sin embargo, la unidad enfocada en Educación está muy activa. Martín Bergadá, director general de Educación Tecnológica SA, representantes aquí de Lego Education, cuenta que sus clientes son las instituciones educativas: «Tenemos disponible varias soluciones como WeDo y Mindstorms NXT, que son kits de robótica con procesadores y sensores que los docentes utilizan para enseñar programación y otras materias técnicas en alumnos de más de 8 años».
En MercadoLibre, los drones y los helicópteros a control remoto son los juguetes tecnológicos más vendidos. Según las características de cada modelo, un dron puede costar entre 1499 y 27.000 pesos, mientras que los helicópteros van desde 600 pesos a 8999 pesos.
Con respecto a los juguetes que incorporan tecnología, Daniel Dimare, director de marketing y comunicación Institucional de Juguetes Rasti, afirma que «muchas marcas lanzan estos modelos por una cuestión de branding, y no para vender en grandes cantidades», y comenta que cuando viaja a Estados Unidos, Inglaterra y otros países para ver los productos que se venden en las jugueterías, se ven muy pocos ejemplares tan tecnológicos.
Según Dimare, si bien existe una tendencia vinculada a la incorporación de tecnología en los juguetes, «también está vigente con mucha fuerza una contra tendencia, que implica la revalorización del juego compartido y creativo, entre los cuales se incluyen los bloques de encastre».
Por su parte, Bergadá dice: «Los juguetes más demandados no son aquellos que se ejecutan al presionar un botón, sino los que permiten cierto grado de personalización a través de la programación. En este sentido, existen en el mercado productos que permiten al niño armar un auto con bloques, insertarle un sensor y luego programarlo para que el vehículo se detenga cuando detecte un objeto a 10 cm de distancia. Entonces, con esta solución hay una combinación de juego tradicional, manual y creativo con programación», concluye.
Así las cosas, y desde la pelota de trapo a los muñecos con sensores y procesadores, el objetivo sigue siendo el mismo: disfrutar del placer de jugar.
Fuente: La Nación – http://www.lanacion.com.ar/1734394-los-juguetes-vienen-ahora-con-sensores-y-cerebros-electronicos
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