Un nuevo método permite averiguar de forma rápida y sencilla qué especies exóticas pueden convertirse en invasoras.
El pez corneta Fistularia commersonii, introducido en el Mediterráneo a través del Canal de Suez, es una de las especies más invasoras del mar Mediterráneo y de Europa. [Debi Henshaw, www.digitaldiving.co.uk]
Junto con la destrucción de hábitats y la caza, una de las causas más importantes de pérdida de biodiversidad en nuestro planeta es debida a las especies invasoras, favorecida en las últimas décadas por la globalización. La entrada de una especie exótica supone la competencia con las especies nativas, lo que en algunas ocasiones termina con la extinción de algunas o muchas de estas.
Pero a pesar del impacto de las invasiones biológicas, no existen herramientas eficaces que permitan predecir qué especies exóticas prosperarán en el nuevo entorno y se convertirán en invasoras. Un estudio reciente, en el que han participado científicos del CSIC y de la Universidad Pompeu Fabra, presenta un método novedoso que se basa en comparar la morfología de la especie exótica con la de las especies nativas para poder hacer una predicción de su éxito.
Espacios vulnerables
La idea es que a partir de los rasgos anatómicos de una especie se puede definir un espacio morfológico, o morfoespacio, que corresponde al nicho ecológico que ocupa la especie en cuestión. Especies con una forma de vida similar se encuentran cercanas en este morfoespacio, lo que indica que su anatomía y el tipo de nicho ecológico ocupado se encuentran fuertemente relacionados. Esta relación entre nicho ecológico y potencialidad de invasión, que el mismo Charles Darwin había avanzado en su libro «El origen de las especies», nos permite predecir las posibilidades de éxito de una especie recién introducida.
De este modo, una especie nueva que sea similar a las ya existentes tendrá menos posibilidades de desarrollar poblaciones invasoras, dado que su capacidad de explotar los recursos existentes ya la poseen las poblaciones residentes, bien establecidas. En cambio, si existen zonas del espacio morfológico más vacías (lo que significa nichos no ocupados y por lo tanto oportunidades nuevas) el invasor tiene posibilidades de progresar, aunque de forma limitada. Por último, aquellas especies que posean una morfología que las aleje de todas las morfologías presentes en el hábitat receptor, tendrá enormes oportunidades de expandirse.
La técnica se ha empleado para analizar especies de peces del Mar Rojo que han entrado en el Mediterráneo a través del Canal de Suez. En los casos en los que los peces invasores lograron desarrollar poblaciones numéricamente dominantes, todos presentaban una morfología claramente alejada de las ya existentes.
http://www.investigacionyciencia.es/noticias/predecir-las-invasiones-biolgicas-12475
Más información en Ecology letters
Fuente: ICM/CSIC






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