Los científicos diseñaron un experimento en el que varios dragones barbudos, Pogona vitticeps, originarios de Australia, debían abrir una portezuela mediante un movimiento de cabeza para poder acceder a un conducto.
Los investigadores los dividieron en dos grupos: en uno, los lagartos podrían observar cómo otro de ellos, previamente entrenado, llevaba a cabo la operación, por lo que era recompensado con alimento; los miembros del otro no lo verían. Todos los integrantes del primero copiaron fielmente la técnica utilizada por su guía, mientras que los del segundo no lograron solventar el problema.
Según la experta en Ciencias de la vida Anna Wilkinson, que ha coordinado este ensayo, publicado en la revista Animal Cognition, los reptiles y los mamíferos han evolucionado a partir de un ancestro común, por lo que el estudio de las similitudes y diferencias entre ambos es clave para comprender cómo se han configurado nuestras habilidades cognitivas.
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