“Fumar mata”. Así de rotundas son las advertencias de los paquetes de tabaco. Sin embargo no todos los tipos de tabaco son igual de dañinos para el organismo. Este nuevo estudio titulado El tabaco de liar y publicado este año en la revista Prevención del Tabaquismo aporta nuevas evidencias sobre el consumo de tabaco no manufacturado.
Según dicho análisis, los fumadores de tabaco de liar presentan concentraciones más altas de monóxido de carbono (CO) en su aire espirado que los fumadores de tabaco manufacturado (27,9 frente a 21,48 ppm), a pesar de que estos últimos consumen un número más alto de cigarrillos diarios (18,5 frente a 27,9 cigarros). Como apunta el doctor Carlos Jiménez Ruiz, Director del Programa de Investigación en Tabaquismo de la (SEPAR) “la explicación al principal resultado obtenido en nuestro estudio se debe a que con el tabaco de liar se quema más papel en cada calada«.
Este informe contradice de esta manera la creencia popular de que el tabaco de liar es “más sano” que los cigarrillos convencionales.
Además el estudio ha analizado qué tipo de personas fuman tabaco de liar y por qué. Los resultados revelan que el consumo de tabaco de liar es más prevalente en hombres, generalmente más jóvenes, con menores recursos económicos, con un menor nivel de educación y que viven en el medio rural. Un 30% de los fumadores de tabaco de liar confiesan que cambiaron al consumo de este tipo de tabaco pensando que era más saludable. A este respecto el doctor Jiménez apunta que «este tipo de fumadores tienen una mayor dependencia por la nicotina y presentan una menor motivación para abandonar el hábito que los fumadores de cigarrillos convencionales».
Asimismo, el estudio apunta que todos estos factores, unidos a la auto-eficacia del tabaco de liar dificultan la posibilidad de dejar este dañino hábito. Sin embargo sí que es que verdad que, a pesar de ello, en estos grupos de fumadores se han obtenido unas altas tasas de abstinencia a los seis meses de seguimiento, llegando a cifras superiores al 60% en los que utilizaron el tratamiento farmacológico con vareniclina.
Finalmente, otro dato relevante es que sólo el 33% de las marcas indican los contenidos de nicotina y alquitrán en el paquete del producto. En el caso del monóxido de carbono el etiquetado es nulo. «Es imprescindible que la administración sanitaria extreme la vigilancia para el cumplimiento de la ley por parte de las empresas que comercializan el tabaco de liar y para lograr que la población general reciba la información adecuada sobre la composición del producto que están consumiendo», asegura el Dr. Jiménez Ruiz.
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