Aunque el concepto de drones está asociado a un avioncito a control remoto, esta misma tecnología, pero a gran escala, será implementada en la industria del transporte marítimo, para que grandes planchas de acero cargadas de containers surquen los mares sin tripulación, comandados por un capitán que guía la nave desde una gran pantalla a kilómetros de distancia. El proyecto de investigación para crear estos buques se llama Navegación Marítima No tripulada a través de Redes de Inteligencia (MUNIN) y está financiado por la Comisión Europea.
La tecnología, que se pondrá a prueba en un barco real frente a la costa de Alesund (Noruega) en los próximos meses, se usará sólo en los buques que transportan carga a granel, no en los de pasajeros. “La verdadera ventaja estará en los buques tanque y cargueros de altura, en los que el control remoto puede reducir los costos operativos hasta un 30%”, explica Oskar Levander, responsable de innovación y tecnología marinas de Rolls Royce.
El sistema funcionará igual que un dron. Desde una oficina continental se dirige el barco y gracias a sensores y cámaras instaladas en el puente de mando se conseguirán vistas en 360 grados. Los capitanes –cada uno podrá controlar unos 10 barcos– pasarán de la cabina de navegación a oficinas desde las que se avistan las flotas de buques en pantallas similares a las de los centros de control de tráfico aéreo.
Otra de las ventajas que cita el contratista militar Rolls Royce –que en 1974 se desvinculó de la firma automovilística– es que estos drones de carga marinos, al carecer de tripulación, también elimina parte de su estructura, lo que implica que pueden ser más ligeros y consumir un 15% menos de combustible.
Desde lo estructural, se eliminará la necesidad de calefacción, aire acondicionado, sistemas de cloacas y botes salvavidas, liberando más espacio para la carga. También llevará a que se rediseñen los barcos, descartando el puente de navegación, los pasamanos y los puntos de acceso, lo que permite obtener un diseño más depurado y les hace la vida más difícil a los piratas.
Según se detalla en la página oficial del proyecto, uno de los conflictos actuales es dar con personal idóneo: “El transporte marítimo europeo se enfrenta a una falta de personal embarcado”. Una de las razones es la elevada cantidad de tiempo que la tripulación debe pasar lejos de su familia y amigos.
A esto se le suma que, según las estadísticas, el 75% de los siniestros marítimos ocurre por errores humanos, especialmente debido a la fatiga de la tripulación, algo que podría evitarse con la automatización de los navíos.
Otro de los puntos a favor es que “al eliminar la tripulación, se reduce el interés de los piratas porque ya no pueden tomar rehenes. Incluso cuando suban a bordo, ¿qué van a hacer?
Se puede desactivar el barco en forma remota. Podrán sentarse en el barco en medio del mar pero no tironearlo. Uno puede llevarlos hasta la base militar más cercana”, indica Levander.
Sin embargo, el futuro que promete Rolls Royce no llegará pronto, y muchos advierten que pasarán más de 10 años antes de que la legislación esté lista para poner en marcha estos proyectos, que por ahora solo serían posible a pequeña escala y de forma local, si algún país se anima a legislar sobre ellos y poner las condiciones necesarias.
Las normativas actuales definen el número de tripulantes que se deben embarcar, según el tonelaje del barco y la distancia que va a recorrer. La cuestión no responde a un capricho oceánico sino que el agua de mar, al ser un elemento tan corrosivo, puede deteriorar algún engranaje o maquinaria. Para tal fin, se hace imprescindible contar con personal que pueda resolver averías o problemas mecánicos en un lapso prudencial.
Fuente: Clarin
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