A partir de 2007, la historia del Indec cambió. Pasó de ser un organismo base de datos incuestionables a uno sospechado de manipulación, que había que sostener a través de otras fuentes, como consultoras privadas y análisis del Congreso.
Hace unos días, la página Web del Indec volvió a transformarse . Parecía un cambio cosmético, pero no. Para buscar información histórica hay que ir directamente a la oficina del centro de estadísticas, una decisión poco ortodoxa en tiempos de información abierta y de fácil acceso a través de medios electrónicos.
Así explica el Indec qué pasa con su información del EPH, por ejemplo: En la biblioteca del instituto están disponibles para consultar las bases usuarias de la Encuesta Permanente de Hogares en su modalidad puntual, y las de la EPH continua desde el 2003 hasta el primer trimestre 2007. También pueden consultarse los tabulados correspondientes a ese período.
«No hay buena voluntad de transparencia. No se justifica no colgar en la Web la información histórica», dice el economista Jorge Colina, de Idesa.
No es lo único que falta. «El Indec procedió a reemplazar su página Web. En lo formal, la nueva página ha mejorado sustancialmente en su presentación gráfica y en sus criterios de búsqueda. Se armó pensando en cómo presentar los datos que se vayan produciendo de acá en adelante y eliminando buena parte (sobre todo informes de prensa) de estos últimos 7 años», añade Víctor Beker, ex director de Estadísticas Económicas del Indec y director del centro de Estudios de la Nueva Economía de la Universidad de Belgrano.
«Es como si se tratara de esconder bajo la alfombra los desaguisados estadísticos cometidos durante estos últimos 7 años. Sólo si se busca con paciencia y dedicación pueden llegar a encontrarse las cifras publicadas en ese período, aunque presentadas de tal manera que las hacen de difícil utilización. Pareciera que el mensaje subliminal es: sabemos que estas cifras son impresentables, pero tenemos que poner algo para no dejar en blanco estos 7 años de manipulación estadística. En cambio han desaparecido los informes de prensa que comentaban y justificaban esas cifras provenientes de la frondosa imaginación de la conducción del organismo.»
Los sospechados cambios en el Indec se habían dado primero en el Índice de Precios al Consumidor (IPC) y luego en la medición del Producto Bruto Interno (PBI).
«A grandes rasgos, con respecto al IPC, en enero de 2007 comenzaron las distorsiones en este índice. Después de que el deterioro en la credibilidad llegó a su mínimo, desde el Indec se decidió intentar arreglar la mala situación haciendo un nuevo índice», explica Colina.
«Con respecto al PBI, la medición vieja era de 1993 y en algún momento correspondía actualizar la base. Así es que el Indec reemplazó el viejo IPC por una nueva medición con base 2004 = 100. Esta nueva medición genera varias polémicas. Una es que parte desde el último trimestre de 2013. La medición vieja iba a dar que la Argentina iba a tener que pagar intereses por el bono cupón del PBI; cambiando la medición arrojó un crecimiento de 3%, inferior al porcentaje que disparaba el pago de cupón, que era de 3,22%, y de allí que surgen las suspicacias.»
Para Juan Luis Bour, economista de FIEL, la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) y los microdatos del Indec generan las mismas dudas en la calidad de la información que el resto de los datos. La tasa de empleo, la tasa de desempleo, la tasa de participación laboral o tasa de actividad tienen sus puntos oscuros. «La tasa de actividad ha tenido en el último tiempo un comportamiento extraño, sobre todo en el Gran Buenos Aires (GBA), donde pasó del 50 al 46% en el primer trimestre de este año», dice Bour. «Esto provoca que el desempleo no suba.»
La tasa de actividad mide la cantidad de gente que está ocupada o que busca trabajo. Si se responde que no se busca trabajo, la persona figura como ocupada.
Pero el hecho de no buscar trabajo puede responder a diferentes causas que hagan que una persona desempleada diga que no lo busca. Algunas son: porque está desalentado, es decir se cansó de buscar trabajo y no encontrarlo y deja de buscar, y en el caso de las mujeres porque salen del mercado laboral para cuidar a sus hijos, ya que no pueden pagar a una persona que lo haga, entre diferentes causas.
Otra de las razonas por las cuales baja la tasa de actividad son los planes y subsidios que, según Nuria Susmel, economista e investigadora de FIEL, «sólo se pueden cobrar si no se trabaja. Quienes los cobran dejan de buscar para no perder ese dinero y muchas de las personas que trabajan se retiran del mercado para obtener el ingreso. Hay evidencia de que los subsidios desalientan la oferta». Los beneficiarios de un plan o subsidio no figuran como desocupados, descontando a los 3.500.000 chicos a quienes llega la Asignación Universal por Hijo (AUH).
Un informe de la Fundación Libertad y Progreso realizado por Marcos Hilding Ohlsson, profesor de Economía Internacional en el Máster de Economía y Ciencias Políticas de Eseade y de Economía en la UB, dice que en 2013, el Gobierno administró 58 planes sociales que otorgan transferencias monetarias sin contraprestación, y en 2014 son 60. Suman 16.774.393 planes otorgados con un presupuesto de $ 74.370.308.000 para 2013. Para 2014 se proyecta que el presupuesto sea de $ 120.000 millones de pesos (los fondos buitre reclaman 73.440 millones de pesos), con 18.025.553 beneficiarios, en 60 programas.
Según el último censo, en la Argentina hay 40.117.096 personas, por lo que hay un 42% que podría recibir algún tipo de plan. «Sin embargo, muchas personas pueden ser beneficiarias de más de un programa a la vez, y este número se reduce», explica el informe de Hilding Ohlsson.
MÁS INCONSISTENCIAS
Otra rareza del Indec en materia de empleo es marcada por Susmel. «Cuando se miran los índices por provincia hay tasas de desempleo demasiado bajas. Me acuerdo de Chaco, con 0,4% en Resistencia. Eso es imposible. Siempre hay alguien que empieza a buscar trabajo, alguien que renunció por un trabajo nuevo… Nunca se da que nadie esté buscando trabajo».
«El Indec reconoce que un 32,8% de los asalariados trabaja en negro, se trata de unos 3 millones de trabajadores, y que habría una tasa de desocupación del 7,1% de la población económicamente activa, unos 1,2 millones de personas. Sin embargo, este último guarismo arroja algunas dudas cuando se observa que a él se llega computando desempleo casi cero en el Gran Resistencia, de apenas 2,1% en Formosa o de 3,8% en La Rioja», advierte Beker. Es decir, según el Indec hay una enorme proporción de gente que tiene edad de trabajar, pero que no sale a buscar trabajo. «El mensaje oficial parece ser: no hay desocupados, hay gente que no quiere trabajar», concluye.
CIFRAS BAJO SOSPECHA
Tasa de actividad
Tiene un comportamiento extraño. Como hay mucha menos gente que busca trabajo, no sube la tasa de desempleo
Planes y subsidios
Suman 18.025.553 beneficiarios en 60 programas, según consigna la fundación Libertad y Progreso. No figuran como desempleados
Inconsistencias
Una de ellas, que el Indec haya consignado 0,4% de desempleo en Resistencia
Fuente: La Nación
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