Los hechos ocurridos el 25 de mayo de 1810 en Buenos Aires son conocidos por todos: el Cabildo de Buenos Aires depuso al virrey español, en lo que se transformaría en el hecho fundante de la institucionalidad argentina. Pero a miles de kilómetros de lo que ahora es la Capital del país, la reacción de Mendoza fue muy tardía, y no se dio una verdadera revolución.
El doctor en historia Adolfo Cueto explicó a Vox Populi cómo fue el proceso iniciado el 25 de Mayo en Mendoza, y buscó rebatir algunos mitos que rodean a esa fecha. Para el historiador, es necesario “ver hasta donde llega aquel concepto folclórico de que es el primer grito de libertad”.
Cueto limitó los alcances de la Revolución de Mato, al considerar que solamente es una verdadera revolución “a nivel institucional”. “No es una revolución social, ni económica ni cultural. Es institucional porque la figura del Virrey es depuesta por el Cabido”, puntualizó. Para poner en contexto lo extraño de la situación, el historiador indicó que el equivalente actual sería “que la presidenta de la Nación sea depuesta por la municipalidad de Lanús”. “Por eso es una revolución institucional, y es el disparador por el que comienza a producirse una transformación institucional que se va a ir dando con un proceso que va de 1810 al 1816”, agregó.
Noticias de Buenos Aires
Las novedades no se esparcieron de manera inmediata: “Al producirse la revolución de mayo, las ciudades, que todavía no son provincias, van a ir recibiendo la noticia de forma muy dispar”, señaló Cueto. “El que trae la noticia a cuyo es Juan Corvalán, que es un vecino de Mendoza que primero pasa por San Luis. Llega el día 7 de junio y allí las autoridades del Cabildo toman conocimiento y San Luis se transforma en la primera con otras dos ciudades que apoyan a la revolución de Mayo”, contó.
En Mendoza, que todavía pertenecía a la intendencia de Córdoba, la recepción de las noticias fue muy diferente, ya que cuando Corvalán llega el 10 de junio, el Cabildo hace una reunión en la que se trata la problemática, y allí se ven las dos posiciones que con el transcurso de los días se vuelven más marcadas: “Un sector que ve la revolución como una instancia interesante para poder recuperar su poder político, y otro que dice que no hay nada seguro, ‘no sabemos si esta revolución de Mayo en Buenos Aires va a ser exitosa o no lo va a ser’”. A la división interna se le suman las órdenes que llegaron desde Córdoba para que la provincia se mantenga leal a la corona española.
En espera
Los cabildos abiertos se siguieron realizando, pero los bandos opuestos, uno dirigido por quien era el representante de la intendencia de Córdoba, Faustino Anzai, toman siempre la misma decisión, esperar a que los hechos se desarrollen. Finalmente esto se produjo el 1 de julio, cuando “llegan las fuerzas de Juan Bautista Morón que son enviadas desde Buenos Aires”. Estos hombres “forman parte de la expedición que el Cabildo manda al Alto Perú y debe pasar por Córdoba para someterla, y después pasar al alto Perú, para imponer la idea de la revolución”, recapituló Cueto. La llegada de las tropas vuelca a Mendoza hacia la Revolución, aunque en la provincia no hubo una revolución propiamente dicha.
La revolución que no fue
“Los nombres se continuaron, la posesión de la tierra siguió en manos de los mismos, las instituciones siguieron siendo las mismas, no hubo una revolución que de pronto al mes o al año tenés el surgimiento de nuevas estructuras gubernamentales”, explicó el historiador. “No hay revolución en el sentido en que no hay cambio radical, si no que fue un proceso de transformación institucional que no modificó la dominación o la presencia de la estructura colonial española”, puntualizó.
Mendoza, que buscaba ser una ciudad independiente, pasa del control español al bonaerense. Como señaló Cueto, “esta decisión que aparentemente hubiera convenido a Mendoza termina siendo negativa, porque las autoridades, Morón e inmediatamente el Coronel Moldes llegan a Mendoza en carácter de teniente Gobernador, no de Gobernador de Mendoza, es decir, que ahora Mendoza dependía directamente del cabildo de Buenos Aires. La situación seguía siendo la misma, ya que la gente que siguió gobernando Mendoza o a la ciudades del Río de la Plata fue de la misma elite social”.
Fuente: VoxPopuli – Mendoza Opina
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