Foto: Télam
Si uno pone en el buscador de Twitter la palabra «Riquelme», aparecerán un sinfín de mensajes. Muchos a favor, otros, en contra. La mayoría de los hinchas están ilusionados con su regreso; otros dudan en qué condición física lo hará. Lo cierto es que Román suma incertidumbre y sigue sin fecha estimada para su vuelta. Algunos proyectan su vuelta para la 4a fecha, cuando Boca se mida con Estudiantes en la Bombonera, pero la recuperación del enganche es hoy, más que nunca, el minuto a minuto. Es que pasaron 82 días del último partido que jugó Juan Román Riquelme con la camiseta de Boca. Fue el 24 de noviembre, en la derrota ante All Boys por 2-0. Apenas jugó 15 minutos. Desde ese momento, el cuerpo técnico y él supieron que el desgarro que sufrió en el aductor izquierdo le iba a demandar, como mínimo, dos meses de recuperación. No era una lesión normal. Y Carlos Bianchi y el cuerpo médico entienden que si bien los plazos se extendieron a lo proyectado, puede ser entendible la situación teniendo en cuenta la edad de Román (35 años) y que a fines de 2013 el volante reconocía que la zona le dolía mucho todavía, que iba a tardar varios días para volver a jugar. Por eso Riquelme volvió a entrenarse en doble turno haciendo kinesiología en 2014 incluso antes que el plantel arrancara la pretemporada, el 3 de enero pasado.
En ese lapso participó durante 60 minutos de un partido amistoso con la reserva xeneize ante Defensores de Belgrano, pero ya ese día no se sintió bien. Se especuló con su presencia en el clásico de Mendoza ante River, también ante Belgrano. Más allá de una contractura, desde Boca informan que no hubo una nueva lesión, sino que se trata de la originaria con All Boys.
Román viene golpeado por las lesiones desde 2011, donde sólo pudo jugar 22 de los 38 partidos disputados por Boca. Y en total, incluyendo las participaciones oficiales de 2011, 2012 y 2013 (más el partido con Newell’s de 2014), el enganche jugó 74 del total de 127 que hubiera podido jugar, ya que no se computan los 21 que el equipo xeneize tuvo en el segundo semestre de 2012, cuando Román decidió irse de Boca.
El Virrey mantuvo en los últimos días su mensaje de principio de año: «No voy a apurar los tiempos de Riquelme. El es quien decidirá cuándo volver de acuerdo a cómo se sienta, pero yo sé que deberá estar bien para regresar, porque cuando suceda le van a hacer un partido físico».
Riquelme se mantiene en silencio e intensifica sus cuidados porque sabe, además, que no será un semestre más para él. Su contrato vence en junio próximo y de su performance en este torneo dependerá que los dirigentes -que están preocupados y ya esperaban verlo en acción-, le renovarán el vínculo.
A esto se suma que el tiempo de disputa del torneo Final es menor del habitual, porque el Mundial acortó el calendario. Lo que llegaba hasta fin de junio, ahora se resolverá en mayo. Una agenda más corta en la que se define el futuro de Riquelme.
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