Había una vez…
Estaría loco, pero cuánta belleza dejó Luis II de Bavaria, primo de Maximiliano de México. Por ejemplo el monumento más visitado de Alemania … el Castillo de Neuschwanstein, producto de la mente de un escenógrafo teatral, fue la principal inspiración para Walt Disney en la película animada de Cenicienta.
Capricho excesivo para algunos, una locura o un homenaje a la imaginación para otros, combina eclécticamente varios estilos arquitectónicos y su interior alberga múltiples piezas de artesanía no menos fantásticas.
Luis ll tuvo siempre como ideal los reinados absolutistas y quiso reconciliar a los estados alemanes. Pronto surgieron dos problemas: la expectativa de engendrar un heredero y las relaciones con Prusia. Estaba comprometido con la princesa Sofía, su prima, hermana menor de Sissí, pero después de posponer el enlace varias veces, Luis anuló el compromiso y nunca se casó. Los estudios de sus diarios sugieren que el rey, un devoto católico, tuvo problemas con su orientación sexual durante su vida adulta.
Construyó el castillo de Neuschwanstein en una época en que los castillos y las fortalezas ya no eran necesarios desde el punto de vista estratégico. Nació como una pura fantasía romántica, una composición de torres y muros que pretendía armonizarse con las montañas y los lagos.
En una colina en el sur de Baviera, junto al castillo de Hohenschwangau, residencia veraniega de la familia, se hallaban a comienzos de la década de 1860 las ruinas de los castillos Vorderhohenschwangau y Hinterhohenschwangau. Luis II, inspirado en un viaje por Alemania y otro por Francia, quiso construir en esa colina un castillo que se integrara con la montaña y la naturaleza, siendo la envidia del romanticismo europeo. Él quería impregnar a su castillo de la obra de su amigo Richard Wagner y para ello recurrió a Christian Jank, un diseñador de escenarios teatrales para que esbozase la obra, que más tarde sería realizada por el arquitecto Eduard Riedel.
El rey exigió dos condiciones en su construcción: primero, que fuera edificado por trabajadores bávaros y con materiales bávaros, sin apenas excepciones, lo que favoreció la creación de una poderosa artesanía en Baviera, que hizo de ella uno de los mayores enclaves industriales de Alemania. Y segundo, que por fuera se asemejase a los castillos de los cuentos de hadas que tanto admiraba en su juventud, mientras que por dentro contuviera todos los avances tecnológicos de la época. Por razones técnicas, los restos de los castillos medievales situados en la colina no podían estar presentes en la obra final, por lo que se llevó a cabo la demolición de sus restos a lo largo de 1868.
La primera piedra del castillo neogótico se puso el 5 de septiembre de 1869. La construcción fue rápida comparada con otras obras, consiguiendo que en tan sólo tres años las bodegas estuvieran finalizadas, y tres años más tarde toda la primera planta. Al margen del edificio principal, también se construyó una garita que estuvo finalizada en 1873, permitiendo que Luis II se mudara allí para seguir de cerca la construcción de su gran proyecto.
El castillo fue construido con ladrillo convencional, que más tarde fue revestido para dotarlo de esplendor. La parte frontal fue recubierta de caliza, los miradores y las portadas de arenisca, y los arcos, columnas, ventanas y capiteles de mármol. Más de 200 trabajadores estuvieron implicados de forma continua en la construcción de la impresionante obra. Tenían a su disposición la tecnología más moderna: dos grúas de carga que funcionaban con máquinas de vapor. Los trabajadores estuvieron dotados de un seguro por el cual quedaban cubiertos sus herederos si algún accidente fatal le quitaba la vida o le impedía continuar con su trabajo. El castillo alcanzó su punto más alto en 1880 y, cuatro años más tarde, las dependencias internas estaban lo suficientemente avanzadas como para que Luis pudiera mudarse al edificio principal.
Dos años más tarde, en 1886, cuando la estructura externa del castillo ya estaba casi lista, el cuerpo sin vida de Luis fue hallado en el lago Starnberg. Por aquel entonces, el rey ya había sido declarado incapaz de gobernar Baviera y estaba bajo atención psiquiátrica. El 13 de junio Luis había pedido dar un paseo por las inmediaciones del castillo, para lo que fue acompañado de su psiquiatra. Ambos aparecieron ahogados en el lago, generando sospechas sobre cómo murió realmente.
Luis II nunca vio su castillo terminado. Las obras se paralizaron durante seis años, reanudándose en 1892. El diseño original del castillo fue simplificado para poder terminarlo, ya que su construcción había dejado a la monarquía de Baviera cerca de la bancarrota, con unas deudas de más de 14 millones de marcos. Pero sin duda, el rey loco tenía buen gusto y quería estar cómodo en su Castillo. Un fuego crepitante en la chimenea podría ser romántico, pero su majestad prefería la calefacción central de aire caliente de última generación. Un elevador (montaplatos) se aseguró de que la comida no se enfriara de camino al rey, y mantuvo a los sirvientes alerta con un sistema de intercomunicador eléctrico. Había agua corriente en todos los pisos, incluso caliente y fría en la cocina. Es muy probable que muchos chefs actuales estarían encantados al ver la cocina del castillo. El dispositivo más interesante aquí es probablemente la pequeña cocina Rumford: ponía en movimiento el asador por su propio calor y, por lo tanto, podía ajustar constantemente la rotación del asador al grado de calor.
Paneles de vidrio de gran tamaño para las ventanas, conexiones telefónicas en los pisos superiores y también contaba con el primer teléfono inalámbrico de la historia, con una cobertura de hasta 6 metros. El castillo fue equipado con luz eléctrica y calefacción en todas las habitaciones e inodoros con descarga automática.
Por supuesto, las masas de visitantes que peregrinan hoy en día a Neuschwanstein están menos interesadas en estos refinamientos técnicos. Están más preocupados por maravillarse con el Castillo y sumergirse en la atmósfera de cuento de hadas. Las habitaciones están decoradas con temas de las sagas medievales: Sigurd, Gudrun, Tristán e Isolda, Parsifal, Lohengrin y Tannhauser. En las decoraciones predomina el motivo del cisne, animal símbolo de los condes de Schwangau, del que se consideraba sucesor Luis ll de Bavaria …
El nombre original era Nuevo Castillo de Hohenschwangau. El nombre actual Neuschwanstein fue dado después de la muerte del rey.
Ni Walt Disney se atrevió a soñarlo. ¡Ya lo encontró hecho!
Gentileza:
Beatriz Genchi
Museóloga – Gestora cultural.
Puerto Madryn – Chubut.

