Los cuatro niños de “Sres. papis” salieron de un proyecto que el canal prepara desde marzo pasado: una escuelita de casting que busca pequeños actores. Y parece encontrarlos.
El elenco infantil que forma parte de la tira Sres. papis (Telefe) se desprende de un proyecto que el canal prepara desde hace varios meses: el de una escuelita de casting destinado a encontrar nuevos y pequeños talentos.
A cargo de Damián Canducci y Karin Gilszlak, los nenes que fueron elegidos para trabajar en esta ficción fueron seleccionados en un proceso que comenzó en marzo pasado. “Fue una gran responsabilidad, porque creamos un área que no existía”, dice Karin. El proceso de búsqueda fue tan arduo como el del trabajo cotidiano con los niños. Por el casting infantil pasaron también los extras que actúan en la telenovela que encabezan Luciano Castro, Joaquín Furriel, Luciano Cáceres y Peto Menahem, “Tuvimos que tener en cuenta varias cosas. Primero, que los chicos que llegaban tuvieran la predisposición para participar de una tira diaria. Y, en segundo lugar, que fueran capaces de llevar adelante la acción, porque éste es un guión en donde ellos tienen mucha presencia, a la par de los actores adultos”, dice Canducci.
Por eso, desde un principio, hubo un entrenamiento con las mismas coachs que hoy son los pilares donde se apoyan los chicos a la hora de grabar las escenas diariamente.
“Entre los niños se establecen ciertos códigos como el hecho de que ellos saben que tienen nombres de fantasía, que vienen al otro jardín de infantes distinto al que van en la vida real. Y, después, el hecho de que hay gente alrededor (los técnicos, cámaras) que los están mirando mientras graban. Y eso no los tiene que distraer”, cuentan. A eso hay que sumarle el trabajo con los actores adultos, que, como sucede en la realidad, también depende de cierta “química” y empatía entre las personas. “Tuvimos que tener muy en cuenta cómo iban a funcionar en esa relación de padres e hijos y elegir quién iba a ser el hijo de quién, de acuerdo a ciertas afinidades”, detallan los jefes de casting.
Los encargados de esta selección fueron haciendo informes semanales de los chicos, para ir viendo cómo se desempeñaban dentro y fuera del set de grabación. “Con los niños hay que tener en cuenta muchas otras cosas. El adulto viene a trabajar; los chicos tienen que sentir que están jugando. Y, así como los adultos van armando sus vínculos reales, también lo tuvieron que hacer los chicos, cada uno de acuerdo a sus personajes”.
En Hollywood dicen que para cualquier actor, trabajar con un perro o con un niño, significa el riesgo de quedar opacado. “Y a eso hay que sumarle el desafío extra de hacer un escena con ellos, sabiendo que puede pasar cualquier cosa. Todos los actores vinieron con eso muy claro y aceptaron las reglas. Es una experiencia distinta para todos. Pero muy gratificante”, aseguran los dos.
Detrás de cámaras también es más trabajoso todo: hay que multiplicar la paciencia y planificar mucho. Además de saber que, si a uno de los chiquitos algún día le duele la panza, por ejemplo, se suspende la grabación.
Y aclaran que: “También tuvimos en cuenta el entorno. Cuando veíamos padres muy desesperados porque sus hijos actuaran los dejábamos pasar. Hubo algo de intuición también. Lo que pasa después, ya depende de los padres”.
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