RÍO DE JANEIRO.- Las protestas están de vuelta en Brasil. O por lo menos eso es lo que pretenden grupos que con el lema «No habrá Copa» se oponen a la celebración del próximo Mundial de fútbol, y organizaron para hoy marchas en 36 ciudades bajo la atenta mirada de las autoridades, que temen una repetición de las masivas manifestaciones que sacudieron al país en junio del año pasado.

«La idea de las protestas contra la Copa 2014 es luchar por los intereses del pueblo y de cualquier persona que desee un país más justo y menos desigual», resalta la convocatoria realizada a través de las redes sociales por el colectivo Anonymous Brasil, con páginas en Facebook en San Pablo, Río de Janeiro, Brasilia, Belo Horizonte, Salvador, Porto Alegre y Curitiba, entre otras, donde hay «comités populares de la copa».

Hasta el momento, unas 50.000 personas confirmaron su asistencia, aunque generalmente son muchas menos las que al final participan.

Con el verano a pleno y las universidades de vacaciones, el ambiente no parece estar tan agitado como cuando en junio último, justo antes del comienzo de la Copa de las Confederaciones, estallaron protestas que llevaron a más de un millón de personas a las calles en reclamo de mejoras en los servicios públicos -principalmente transporte-; en contra del despilfarro de dinero para los estadios del Mundial y en rechazo a la corrupción política.

Las manifestaciones se fueron reduciendo poco a poco, en parte, debido a medidas anunciadas por el gobierno de Dilma Rousseff para aumentar las inversiones en transporte, salud y educación, en parte también por la violencia que se apoderó de muchas marchas, impulsadas por los grupos anarquistas de los Black Blocs, que dejaron grandes destrozos, sobre todo en Río y en San Pablo.

«No podemos prever lo que va a ocurrir ahora, pero nos estamos preparando para dar la respuesta necesaria en caso de que ocurran hechos de violencia injustificada. Estamos acompañando las redes sociales y siguiendo de cerca las movilizaciones donde se llama al vandalismo», comentó a LA NACION Humberto Freire de Barros, coordinador general de la Secretaría Extraordinaria de Grandes Eventos, que tiene bajo su órbita la seguridad pública durante el Mundial, a disputarse entre el 12 de junio y el 13 de julio.

Freire de Barros resaltó que la policía garantizará el derecho constitucional a manifestarse pacíficamente, que se está trabajando en una suerte de reglamento de reacción que prevé que en los casos de transgresiones a la ley los agentes de seguridad identifiquen la responsabilidad individual de cada infractor antes de detener a sospechosos, y que se estudia la posibilidad de crear centros especiales para recibir y juzgar de forma rápida las agresiones y destrozos del patrimonio.

En tanto, por su parte, el Ministerio de Defensa ya está instruyendo a sus efectivos para que puedan actuar en situaciones de descontrol urbano cuando las policías se vean desbordadas en alguna de las 12 ciudades sede del Mundial.