Cómo diferenciar entre tipos, leer etiquetas y elegir aceites que cuiden la salud cardiovascular y hormonal
Ala hora de buscar tener una buena salud, las grasas fueron históricamente consideradas como peligrosas. Las comidas rápidas, el delivery y la globalización de los alimentos no fueron consideradas categorías amigables con una buena calidad de vida.
En los 90, la margarina fue endiosada, mientras que la manteca fue demonizada. Ahora se volvió atrás en el tiempo y quedó claro que las cantidades son la clave.
Los productos ultraprocesados suelen tener exceso de azúcares, sodio, grasas de mala calidad y aditivos que, consumidos en exceso, pueden aumentar el riesgo de enfermedades como la obesidad, diabetes tipo 2, hipertensión o problemas cardiovasculares.

Algunos conceptos todavía pueden generar dudas, por eso el objetivo es desmitificarlos.
Todas las grasas son fuente de energía
Verdadero. Un gramo de grasa equivale a nueve kilocalorías, independientemente de su origen. Esa es su función principal, la de proveer energía al organismo.
Sólo se debe consumir grasa de origen vegetal
Falso. Combinar mayormente grasa vegetal (como aceite, frutos secos, palta) con algo de origen animal (carnes, yema de huevo, pescados como atún y salmón) es más recomendable y equilibrado. Ambas aportan nutrientes necesarios. Lo importante es respetar siempre la forma de preparación: crudo es mejor que frito.

Sólo el aceite de oliva es bueno
Falso. Todos los aceites tienen nutrientes saludables. Los de frutos como oliva, palta y coco son mejores para la salud cardiovascular que los de semillas como el girasol, maíz o soja.
Hay que leer la etiqueta de los alimentos y evitar grasas trans
Verdadero. El aceite vegetal hidrogenado o margarina es una forma de grasa químicamente modificada (naturalmente obtenida por las vacas gracias a la rumiación) que se acumula y adhiere a las arterias siendo precursoras de enfermedades no transmisibles. De ahí la tendencia a eliminarlas de los alimentos más elaborados y evitarlas como ingrediente.

Las grasas crudas y cocidas son iguales para el cuerpo
Falso. El calor modifica la forma química de las grasas. Con ese cambio, las más adecuadas y necesarias se comportan como las otras.
Agregar el aceite al final de la preparación siempre es mejor idea que hacerlo al inicio. Dejar las frituras para excepciones también.
Con información y criterio, las grasas ya no son las malas de la película, sino todo lo contrario: están en el grupo de los superhéroes de la alimentación.
Por Luciana Lasus
Fuente:https://www.lanacion.com.ar/sociedad/que-grasas-y-aceites-son-mejores-para-una-alimentacion-saludable-y-equilibrada-nid03052025/





