San Rafael, Mendoza lunes 21 de abril de 2025

La alumna enamorada – Por:. Beatriz Genchi

No se trata solo de uno de los padres del modernismo literario en Hispanoamérica. José Martí, poeta, escritor y político, también es una de las figuras más importantes de la segunda etapa de la independencia de Cuba, causa a la que dedicó gran parte de su vida y que también fue la responsable de su muerte.

Corría el 19 de mayo de 1895 cuando Martí se encontraba en uno de los campamentos cubanos levantados en la zona de Dos Ríos. Cabalgaba acompañado del subteniente Ángel de la Guardia cuando fue emboscado por un grupo de soldados españoles que yacían escondidos entre la maleza. El denominado apóstol de la independencia fue impactado por tres balas: quedando totalmente abatido.

Y aunque la mayor parte de su anecdotario dice relación con la causa independentista, el cubano también sembró varias historias en torno a su intimidad que con el tiempo se transformaron en verdaderos mitos.

Uno de los más conocidos es la denominada “leyenda de la Niña de Guatemala”, basada en un breve romance que el poeta tuvo con la joven María García Granados y Saborío, pianista e hija del ex presidente guatemalteco Miguel García Granados; que, según versa el mito, habría muerto por amor.

Todo comenzó cuando Martí llegó a Guatemala en abril de 1877. Para entonces, el cubano ya había peregrinado por varios países tras su exilio de La Habana. Luego de dos breves estadías en Francia y Estados Unidos, el cubano viajó hasta México para reencontrarse con su familia. Allí conoció a Carmen Zayas Bazán, también cubana. Por esos días, Martí trabajaba en la revista Universal, cuya redacción estaba cerca de la casa del abogado Francisco Zayas Bazán, padre de Carmen.

El escritor comenzó a frecuentar la casa de los Zayas Bazán gracias a un par de amistades en común. Encontró en el abogado a un buen amigo y rival para el ajedrez. Durante su paso por México, el prócer cubano ya había tenido un par de amores fugaces con algunas actrices. Pero fue a Carmen a quien le pidió su mano.

El matrimonio no pudo llevarse a cabo inmediatamente. Las vicisitudes acarreadas por su pensamiento político lo hicieron abandonar México por desacuerdos con el gobierno que por ese entonces dirigía Porfirio Díaz. Martí había expresado su postura en una carta pública que tensó sus relaciones diplomáticas en el país. Regresó a México sólo para emprender rumbo hacia Guatemala. Se estableció por unos meses en la capital, donde fue muy bien recibido.

Apenas llego, comenzó a trabajar como profesor de literatura e historia de la filosofía en la Escuela Normal Central. Desde donde solían organizar tertulias y veladas artísticas y literarias a las que acudía gran parte de la alta sociedad guatemalteca. Y según cuenta la historia, fue en una de esas reuniones donde Martí conoció a María García Granados, específicamente un 21 de abril de 1877

María y el cubano habían congeniado a la perfección y quedado maravillados el uno con el otro. Mientras que Martí se sintió cautivado por su belleza, dulzura e inteligencia, la joven quedó maravillada con la delicadeza y sensibilidad del poeta. A un par de meses de haberse conocido, el cubano le escribió el poema María, con elocuentes frases.

Varios documentos de la época -como cartas y textos posteriores de Martí- sugieren que lo suyo fue más que una amistad. Sin embargo, el cubano habría sido claro con ella respecto a su compromiso previo con Carmen y sus deseos de hacer valer su palabra.

Esos ocho meses fueron breves pero intensos. En diciembre de 1877, José Martí regresó a México para, finalmente, oficializar su matrimonio con Carmen Zayas Bazán el día 20 de ese mes. En enero del año siguiente, el cubano volvió a Guatemala. Esta vez, regresaba casado y acompañado de su esposa.

No volvió a concurrir a la casa de los García Granados. Los días pasaban y María no tenía ninguna señal de Martí. En una breve nota que le envió al escritor, la joven le reprochaba: “Hace días que llegaste a Guatemala, y no has venido a verme. ¿Por qué eludes tu visita? Yo no tengo resentimiento contigo, porque tú siempre me hablaste con sinceridad respecto a tu situación moral de compromiso de matrimonio con la señorita Zayas Bazán. Te suplico que vengas pronto”.

Aun así, Martí nunca volvió a verla. El 10 de mayo, y con sólo 17 años, María falleció. Durante la época se dijo que la joven había muerto a raíz de una enfermedad respiratoria pre existente. La historia oral difundida en la familia cuenta que la adolescente aceptó la invitación de una prima para ir a nadar a un río cercano a su casa, aunque por esos días se encontraba un poco constipada. Al volver, la exposición al frío habría empeorado su condición, causando así su muerte prematura. Y aunque no llegó a verla en vida, Martí sí llegó a presenciar el sepulcro.

Sin embargo, la versión que más trascendió sobre la muerte de María se aleja de las razones médicas. La leyenda cuenta que la joven guatemalteca “murió de amor”, y el mismo Martí fue uno de los mayores impulsores de esta teoría. Varios años después del suceso, en agosto de 1891, el poeta publicó en Nueva York el libro Versos sencillos. En él se encuentra el famoso Poema IX, donde el cubano narra su visión de la muerte de la muchacha.

El texto, conocido popularmente como La niña de Guatemala, dice: “Ella, por volverlo a ver, / Salió a verlo al mirador: / Él volvió con su mujer: / Ella se murió de amor. / Se entró de tarde en el río, / La sacó muerta el doctor: / Dicen que murió de frío: / Yo sé que murió de amor”.

Gentileza:

Beatriz Genchi

Museóloga – Gestora cultural.

bgenchi50@gmail.com

Puerto Madryn – Chubut.

 

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