María, «María la Grande» (como la apodó Luis Vernet). Cacique Tehuelche en la Patagonia Meridional, fue la primera mujer originaria en poner sus pies en las Islas Malvinas que se tenga registro.
Hay autores que la consideran mestiza, extra-patagónica, nacida en Paraguay. Otros aseguran su origen tehuelche, según el escritor Arnoldo Canclini (1926 – 2014) ella fue bautizada como María de la Asunción, de allí viene que algunos habrían asumido que su nacimiento tuvo lugar en la capital paraguaya.
El 3 de enero de 1792 tenemos la primera mención de ella en las crónicas: Juan José de Elizalde y Uztáriz, en la expedición que finalizaría en la Isla Soledad donde asumiría nuevamente como Gobernador de las Islas Malvinas, desembarcó en Puerto Deseado. Allí, junto a su tripulación, en su estadía de 15 días habría entrado en contacto con los progenitores de María: “vinieron el tal Vicente, su mujer (que es muy despejada y ladina), la hija llamada Mariquita (…)”, Mariquita sería un diminutivo de María.
La infancia de María transcurrió en el momento en que tanto los españoles como otras naciones europeas incrementaron su interés sobre la Patagonia, no sólo para establecer colonias sino también en la explotación de los recursos que ofrecía el mar. Las poblaciones indígenas antagónicas no estuvieron ajenas a estos cambios, buscando capitalizar la relación con los extranjeros en términos de sus propios beneficios.
Hija del cacique Vicente, hermana de Besante poderoso cacique de la tribu cercana al río Santa Cruz. Su esposo se llamaba Manuel con el que tuvo cinco hijos. Hablaba un español entrecortado pero comprensible. Durante su mandato no hubo guerras tribales en la región y ninguna tribu tomaba decisiones de importancia sin previamente consultarla. Logró que los blancos reconocieran los derechos tehuelches sobre el ganado. Era una excelente jinete y usaba aros de medallas de la Virgen María y prendedores que le sujetaban la manta sobre el pecho.
En la Bahía Gregorio, en la costa norte del estrecho, alrededor de quince toldos rodeaban al de María, ubicado en el centro junto a otro utilizado como depósito, allí unos 120 guerreros le respondían. Su autoridad era respetada desde el Río Negro hasta el Estrecho de Magallanes.
Hábil comerciante, mantuvo relaciones con viajeros que desembarcaban en las costas patagónicas:
- James Weddell (inglés, 1787 – 1834), viajaba cazando focas. La conoció en Bahía Gregorio, la describió como mestiza, gran oradora y líder de los Tehuelches. Weddell cruzaría el círculo polar y descubriría el sector antártico que lleva su nombre.
- Luis Vernet ((Hamburgo, 1791 – 1871). La encontró en la Península Valdés, cuando recaló en el puerto San José para cazar caballos salvajes. María se presentó acompañada por más de mil indios, «La gran jefe tehuelche» lo invitó a negociar y reconocer los derechos de su pueblo. Argumentó que los caballos eran de su propiedad porque se criaban en el territorio que ellos ocupaban. Vernet la llamó «María la Grande» en alusión a la zarina rusa Catalina II y en 1831 siendo gobernador de las Islas Malvinas la recibiría con todos los honores.
- El «Adventure» y el «Beagle» en una expedición al mando de Phillip Parker King (Australia, 1791 – 1856) del Reino Unido a las costas australes de América, llegan a la Bahía Gregorio donde se encontraba María, intercambiarían carne de guanaco por cuchillos y cuentas. Entre la tripulación del Beagle viajaba Robert Fitz Roy (inglés, 1805 – 1865) quien regresaría en otra expedición como capitán en la que viajaba Charles Darwin (inglés, 1809 -1882) y volvería a encontrarse con María continuando con los intercambios comerciales, en esa oportunidad presencia una ceremonia que la cacique oficiaba usando una pequeña figura de madera, que María llamaba “su Cristo”, con quien decía hablar, realizaba, en un interesante sincretismo religioso, una ceremonia donde se mezclaban ritos indígenas y cristianos –esto le habría valido el nombre de “Santa María” que le puso Charles Darwin .
Luis Vernet, ya como gobernador de las Islas Malvinas, le propone un acuerdo para un intercambio comercial entre las islas y el continente, con el establecimiento de una colonia de blancos en San Gregorio. María acepta la invitación y luego de un viaje difícil llega a las costas de la Isla Soledad el 15 de enero de 1831. Fue recibida como una Reina, Vernet le obsequió un vestido azul, y frenos, espuelas y estribos hechos especialmente para ella por el herrero de Soledad.
En la comitiva de recepción estaba María Sáez de Vernet que acompañaba a su esposo en la isla, la cacica le obsequió un quillango de guanaco como ofrenda a la mujer de su anfitrión.
Junto a María viajaba su hechicero, fue una condición requerida para realizar el viaje. Ella se instaló en la casa de los Vernet junto a una mujer que la asistía. Los demás durmieron con la peonada.
La primera noche María Vernet tocó el piano para la invitada. La voz de la cacica se hizo escuchar en un canto conmovedor. María La Grande compartió los modales de la época en la casa del gobernador. En sus quince días de estadía recorrió la isla y conoció los almacenes, el saladero y la herrería. Todo parecía encaminarse para que los blancos se afincaran en las tierras tehuelches.
La invasión inglesa a las islas en 1833 frustró el proyecto.
María la Grande siguió al mando del pueblo tehuelche hasta su muerte que se ha señalado aproximadamente en el año 1841. Distintas comunidades de la Patagonia, a medida que se enteraban de su fallecimiento encendían grandes fogatas en su honor.
Debido a la autoridad y respeto que emanaba, el día que murió, en 1840, desde Carmen de Patagones hasta el Estrecho de Magallanes, se encendieron fogatas que iluminaban toda la costa patagónica. Las hogueras ardieron en su honor durante tres días y tres noches. En las piras, y a modo de homenaje, quemaron sus mantas, el quillango de piel de zorrino y los arreos de su caballo. Por eso se dice: que el día que murió Maria ardio la Patagonia!
Casimiro Fourmantin, apodado Casimiro Biguá (1819 – 1874) la sucedió como cacique principal de los tehuelches situados al sur del Río Negro.
Gentileza:
Beatriz Genchi
Museóloga – Gestora cultural.
Puerto Madryn – Chubut.





