Finalizado el almuerzo, el general tomó la palabra, se hizo un gran silencio. Nosotros desde la cocina pegados a la puerta de entrada al comedor nos agolpábamos sigilosos para poder escuchar lo que en la sala principal se decía. Pero doña Paulina, el ama de llave nos increpo con un agudo grito para que despejáramos el lugar.
Fue tan estridente su voz, que el general la escuchó y entonces le dijo a la dueña de casa que nos permitiera ingresar a la sala para oír mejor lo que él nos quería decir.
Que pasen los del servicio a la sala – le ordenó doña Francisca a su ama de llaves.
Como usted mande señora – respondió Paulina.
Así fue como todos presurosos y un tanto avergonzados, ingresamos al recinto principal del Rancho “La Esperanza”.
“Como ya todos saben nuestra Nación está viviendo una etapa dura: la dirigencia carece de recursos económicos para estabilizar la economía, aun nos sofocan los europeos con sus requerimientos de soberanía y un comercio extranjero colosal nos absorbe con brutal falacia. Es hora que nos organicemos y formemos un ejército sólido que sea capaz de enfrentarse al enemigo y oponer resistencia definitiva a quienes se atribuyen como propia una tierra que no les pertenece. Es por ello que los convoco sin distinción de rango ni raza a ser parte de las filas de soldados dispuestos a dar sus vidas por la patria que los alberga y cobija.” Esto nos dijo don José y luego se tomó un vaso de agua.
Para todo éste fue un discurso suficiente para despertarnos del letargo y enardecidos de fervor patrio gritamos al unísono “Viva la Patria”. Doña francisca sobresaltada nos mandó a callar, el vocerío era incesante y entre todos se contagiaba el ansia de salir a los campos y ciudades a compartir ese incendio de fervor patrio. Más tarde, durante la cena junto a mis padres, conversábamos sobre el gran héroe que habíamos conocido ese día, ya que con unas simples palabras el general, nos había hecho comprender que estábamos como guachos por la vida y que si queríamos cambiar nuestro presente angustiante; deberíamos unirnos de manera ordenada y premeditada para hacer valer nuestros derechos como un país libre y pujante.
Prof. Marisa Teresa Rodriguez