El 22 de febrero de 1904 se inauguró el Observatorio Meteorológico en la Isla Laurie, Orcadas del Sur, que luego sería la Base Orcadas, hito histórico que marcó el inicio de la permanencia ininterrumpida de la Argentina en la Antártida. Por eso, cada 22 de febrero, los argentinos celebramos el Día de la Antártida Argentina en conmemoración de dicho hecho.

Este día encierra más que una mera efeméride. Hablar de la Antártida es poner en valor la característica privilegiada de la Argentina que es un país bicontinental. No podemos hablar del Sector Antártico Argentino sin poner en valor y de manera concatenada otros puntos que hacen al Espacio Geopolítico Argentino, como son:

• En el Atlántico sur: Polo Logístico para servicios antárticos internacionales con base en Ushuaia
• Vaca Muerta
• Noroeste argentino: Litio
• Cuenca de los ríos Paraná-Paraguay
• Cuenca del Río Bermejo
• Acuífero Guaraní
• Canal Magdalena
• Cruce por aguas argentinas para unir Santa Cruz con Tierra del Fuego

En este sentido, poniendo en justo valor estos puntos Geopolíticos y Geoestratégicos, la Argentina debe asumir el desafío de consolidar su posición respecto de cada uno de ellos y, de forma paralela, resolver positivamente el conflicto de soberanía que la Nación mantiene con el Reino Unido de Gran Bretaña en relación a las Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sándwich del Sur, y los espacios marítimos circundantes.

Esta fecha patria debe alentarnos a realizar el ejercicio de analizar cada uno de estos puntos bajo la óptica de las recientes visitas del canciller británico David Cameron a nuestras Islas Malvinas, de las reuniones que mantuvo el Foreing Office en Chile para tratar los acuerdos bilaterales que posicionen a la localidad de Punta Arenas como base logística antártica en detrimento de Ushuaia, y del reciente acuerdo celebrado por los gobiernos argentino y uruguayo en relación a las obras en el canal Montevideo/Punta Indio en detrimento del Canal Magdalena.

Es imperioso que los argentinos terminemos con la dialéctica de opuestos y enarbolemos estos puntos geopolíticos y geoestratégicos como causa nacional para de una vez por todas ser la Argentina Grande con que San Martin soñó.