A días de la tradicional Fiesta de la Vendimia, el presidente de la Corporación Vitivinícola Argentina (Coviar), Mario González, dijo a Télam que el sector vive «con mucha esperanza» la actual cosecha, confiado en que va a ser «mejor, en cantidad y calidad, que la del año pasado».
«Ahora estamos viviendo una situación realmente compleja, pero esperamos tener un desarrollo normal, con el mercado interno afectado por el proceso inflacionario, pero con posibilidades en el mercado externo para revertir lo que pasó el año pasado»Mario González
«Veníamos de una de las cosechas más bajas los últimos 50 años, que afectó no sólo al sector primario, sino también al mercado interno y el mercado externo, que tuvieron caídas importantes durante el año», recordó.
Pese a ello, señaló el directivo, «la viticultura tiene ese don del trabajo organizado, mancomunado, en donde todos juegan roles importantes y se pudo aguantar un año difícil».
«Ahora estamos viviendo una situación realmente compleja, pero esperamos tener un desarrollo normal, con el mercado interno afectado por el proceso inflacionario, pero con posibilidades en el mercado externo para revertir lo que pasó el año pasado», añadió, al tiempo que aclaró que para ello hay que «tener reglas claras, planificar a largo plazo».
El titular de la Coviar sostuvo que «en la exportación, en el caso de la vitivinicultura, hay mucho potencial», al tiempo que consideró que «con un tipo de cambio mejorado y una brecha cambiaría reducida deberíamos estar en mejores condiciones que en 2023».
«El mercado interno está complicado porque el vino no es un producto de primera necesidad y es afectado rápidamente por la recesión y la pérdida de poder adquisitivo»Mario González
Asimismo, aunque advirtió que «estamos en el medio de la tormenta, sin precios de insumos y costos de producción indefinidos», aseguró que «si el tipo de cambio se va alineando y vamos tendiendo a tener uno solo, competitivo, podemos tener una brecha importante».
Por otra parte, admitió que la vitivinicultura es «70 o 75% de mercado interno y, si está opacado por la propia recesión, va a ser un año difícil si no mejora la exportación, ya sea como vino fraccionado, vino a granel o jugo de uva concentrado (mosto)».
COVIAR DESTACA «LA POTENCIALIDAD DEL ENOTURISMO NO TIENE TECHO» EN EL PAÍS
El vicepresidente de la Corporación Vitivinícola Argentina (Coviar), Pablo Asens, resaltó que «la potencialidad del enoturismo no tiene techo» en el país y contribuye a la sostenibilidad económica, social y ambiental del sector vitivinícola.
«El interés en trabajar en el enoturismo es cada vez más fuerte: 38 bodegas abrieron sus puertas en el 2000 y hoy tenemos casi 400» establecimientos, recordó Asens en diálogo con Télam.
Y agregó: «No solamente bodegas, sino elaboradores artesanales, pequeños productores que se transformaron en pequeñas bodegas que hoy, gracias al enoturismo, pueden dar visibilidad a sus productos, recibir turistas, vender sus botellas, crecer, sostenerse».
«No hay duda de que el enoturismo va a seguir creciendo en el país; hoy el interés que tiene el turista es fundamental para seguir apalancando esto que para nosotros es fundamental, no solamente por vender una botella de vino, sino para conocer todo el esfuerzo que hay atrás una botella de vino«, añadió.
Asimismo, pidió entender que «el vino es nuestra bebida nacional, parte de nuestras tradiciones, de nuestro gen, de nuestra historia y una industria que nos representa en el mundo: Argentina es fútbol, carne, vino, tango y Patagonia, elementos que nos identifican a los argentinos en el mundo».
«El enoturismo es la estrella de las actividades del turismo en la Argentina; no por nada, la Guía Michelín incluyó a Mendoza, además de Buenos Aires», resaltó, al tiempo que aseguró que «la potencialidad del enoturismo no tiene techo»,
Tras recordar que el enoturismo es uno de los ejes del Plan Estratégico Vitivinícola (PEVI) reformulado al 2030 y que para ello la entidad va a trabajar en capacitación y colaborar a que «muchas bodegas se inserten en el enoturismo, que abra su puerta al turismo».
En este sentido, admitió que «hay bodegas que están en un nivel superlativo y otras que necesitan trabajar mucho más en la atención del turista», señaló que «en turismo la oferta genera la demanda, pero ciertos lugares padecen problemas de conectividad».
«Cada turista extranjero que viene a la Argentina y visita una bodega tiene un impacto socioeconómico muy fuerte, más en el caso de los pequeños productores», resaltó.
Este rol del enoturismo, de contribuir a la sostenibilidad económica social y ambiental de la vitivinicultura, es uno de los objetivos principales de la Coviar porque «no podemos permitir que se achique o desaparezca un productor más y una bodega más».
Según González, «el mercado interno está complicado porque el vino no es un producto de primera necesidad y es afectado rápidamente por la recesión y la pérdida de poder adquisitivo».
Al ser consultado sobre el precio del vino al consumidor, el productor riojano explicó que «el año pasado hubo una caída de producción que hizo que se actualizara muy rápido y también significó que el sector primario pudiera reacomodar parte de sus ingresos».
Al respecto, recordó que el sector primario venía castigado desde hace muchos años con precios muy bajos de la uva, y la suba permitió alcanzar un equilibrio en el mercado y que el consumidor siga eligiendo el producto.
No obstante, admitió que el sector ahora esto en una «ecuación difícil» con niveles altos de precios y en medio de «un proceso inflacionario que obliga a ir más arriba porque sino no se cubren los costos y el consumidor no está teniendo la posibilidad de adquirirlo».
«Es una línea fina delgada muy difícil de sortear en este año si no se acomodan por lo menos algunos parámetros económicos en Argentina», señaló, aunque indicó que las bodegas son «especialistas en buscar alternativas para tratar de sortear los diversos vaivenes de de la economía argentina».
Sin embargo, admitió que «hay empresas con mayor espalda que lo pueden hacer más rápido y pequeñas empresas que se pueden ver realmente resentidas en esta situación».
Por otra parte, saludó el regreso de Carlos Tizio al Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV) y recordó que posee «mucha experiencia, que ha estado en la industria, tanto en el sector privado como en la actividad pública; así que vamos a poder trabajar muy bien».
Finalmente, en relación al «Desayuno de Vendimia» de la entidad, uno de los tradicionales eventos de la Fiesta de la Vendimia», resaltó que es «un ámbito de interrelación entre el sector público y el sector privado, donde todos están sentados a la misma mesa».
EL SECTOR TIENE QUE SEGUIR ACTUALIZÁNDOSE A LAS NUEVAS TENDENCIAS DEL CONSUMO
González afirmó que el sector tiene que seguir actualizándose a las nuevas tendencias que impone el consumidor, más allá del tema precios, para mantener el negocio.
«La vitivinicultura tiene que irse aggiornando a las nuevas modalidades de consumo, las tendencias que va marcando el consumidor, implementando desde el cambio de envases, achicar el volumen o promocionar su consumo de otras otras maneras«, afirmó a Télam.
González consideró: «Fuera del tema precios tenemos mucho trabajo para hacer en la industria para buscar alternativas que nos permitan mantener el consumo».
Y, en relación a la última campaña de «El vino nos une» centrada en el concepto de la «refrescancia», afirmó: «Vemos que el consumidor va por ese lado, hacia vinos más fáciles de tomar, con la posibilidad de enfriarlo con hielo, agregarle soda, mezclarlo con jugo o sumarlo en un cóctel».
Para el directivo, el objetivo del sector debería ser «tratar de que el consumidor se acerque de manera más simple al vino; ahí los blancos juegan un papel importantísimo, como el Torrontés Riojano que, como el resto de las variedades blancas, tiene mucho para crecer».
Actualmente, añadió, en el mercado «hay un crecimiento en cuanto al querer conocer sobre vinos y los jóvenes acercándose cada vez más al vino, pero de una gama media-alta».
«Como industria tenemos que impulsar una gama media o la base de la pirámide, que los jóvenes puedan seguir tomándolo, con moderación, acercándose esa bebida y que no nos sustituyen por una bebida más masiva, industrial», precisó.
Al respecto, recordó que la vitivinicultura es una actividad en manos de 17.000 productores, 900 bodegas, diseminada en 18 provincias, y que «hacer un vino requiere un proceso que demora un año; y no una bebida, alcohólica o no alcohólica, que se transforma en industrial y que está en manos de dos o tres empresas concentradas».
No obstante, tras admitir que «es difícil competirlos», resaltó que «la vitivinicultura dio muestras de las posibilidades de diversificarse y llegar con distintas alternativas al consumidor para que el consumo se mantenga.
Mario González / Foto: Eliana Obregón.
TELAM
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