San Rafael, Mendoza 24 de noviembre de 2024

Clapton, el lento – Por:. Beatriz Genchi

Eric Clapton es considerado hoy por hoy uno de los mejores guitarristas de la historia. Este título no es algo que ostente cualquiera; de hecho, a este guitarrista le llevó a colarse en la lista de ganadores de los Premios Grammy en más de una ocasión. Lo que explica que sea muy querido especialmente por la sociedad británica. Pese a que su carrera ha estado marcada por muchos giros, su afán de superación le ha llevado a coronarse como un auténtico dios en la música.

Los inicios de su carrera estuvieron marcados por su importante papel en The Yardbirds, pero pronto Claptón, con toda su vida personal patas arriba, decidió tomar las riendas y empezar con una carrera en solitario, que se ha extendido hasta la actualidad. Durante todo este tiempo hemos podido ver como esta leyenda se ha ido consagrando como un auténtico dios del rock, alabado y respetado por los críticos, por los conocedores de este género y por el público en general.

La vida de Eric ha sido de lo más hiperbólica, ya que ha estado marcada por muchas luces y sombras. Si recapitulamos su biografía artística, podría decirse que ha sido una leyenda muy respetada y admirada casi de forma unánime por seguidores y críticos. Sin embargo, en lo que concierne a su vida privada ha tocado fondo en numerosas ocasiones, no solo con sus adicciones y sus turbulentas historias de amor, sino también con la muerte de su hijo. Episodios que se han ido reflejando de forma simultánea en todas y cada una de sus producciones.

Muchos apuntan que el posible origen de sus desarreglos tortuosos esté marcado por la ausencia de una figura materna, ya que lo abandonó cuando era muy joven (y la que creía su madre en realidad era su abuela y a la que trataba como hermana era la madre biológica). De ahí que llegasen a indicar que detrás de este motivo podría esconderse el deseo truncado de encontrar una pareja estable, ya que siempre acababa en el lugar equivocado y marcado por alguna tragedia.

Era un 20 de marzo de 1991. Conor Clapton tenía cuatro años y medio. Esa mañana corría feliz por el departamento que su madre ocupaba en el piso 53 de un rascacielos de la calle 57 de Manhattan. El nene jugaba a las escondidas con su niñera. Un empleado del edificio hacía la limpieza del departamento. La mamá de Conor, Lory del Santo, revisaba el presupuesto para la remodelación de su casa en Milán que le había llegado por fax. Estaban haciendo tiempo. En un rato, Eric Clapton, el papá de Conor, los pasaría a buscar para hacer una visita al zoológico del Central Park. Pero de pronto, el repiqueteo corto de las zapatillas del chico sobre la alfombra y las carcajadas cambiaron por gritos desesperados, por aullidos desgarradores. El hombre de limpieza había dejado uno de los ventanales de vidrio abierto y Conor, jugando, tratando de escapar de su perseguidora, cayó al vacío.

Todo ello le condujo a vivir auténticas pesadillas. Aunque el trágico suceso le acabó inspirando una de sus obras. Clapton se animó a componer “Tears in Heaven”, la canción más popular del álbum “Leyla”, que se lanzó en 1970. “Fue el álbum más vendido de toda mi carrera. También fue el más barato de producir y el que menos trabajo y preparación requirió. Pero el que quiera saber lo que me costó en realidad, tiene que ir al cementerio de Ripley y visitar la tumba de mi hijo. Tal vez por eso fue un disco tan popular: creo que la gente quería demostrarme su apoyo y los que no tenían otra forma de hacerlo compraron el disco”, escribió Eric Clapton en su autobiografía.

El guitarrista no compartió demasiado tiempo con su hijo en esos años. La mayoría de su tiempo se lo llevaba la lucha contra el alcohol, que reemplazaba las drogas, un esfuerzo cotidiano por mantenerse sobrio. El nacimiento de su hijo le dio fuerzas para recuperase de su primera adicción. Los amigos de Clapton creyeron que la tragedia lo volvería a empujar al alcohol, pero él no recayó. Creía que le debía eso a Conor; era el mejor homenaje que podía hacerle: “Mi recuperación del alcoholismo adquirió un nuevo significado. Permanecer sobrio era de verdad lo más importante de mi vida por fin y me había dado un rumbo cuando creía que no lo tenía. También había visto lo frágil que es la vida”, escribió en sus memorias

Su impoluta técnica a la hora de tocar la guitarra le ha hecho coronarse como un auténtico maestro en este arte, pero muchos han sido y son los que siguen reconociéndole bajo el apodo de «Slowhand» mano lenta. Muchos creen que este alias responde a su peculiar técnica para tocar la guitarra, pero realmente va mucho más allá. Para ello, es necesario recordar que las cuerdas finas de este tipo de instrumentos y especialmente las que el usa, tienden a romperse con facilidad cuando las tocas, lo que invita a cualquier músico a cambiarlas lo más rápido posible para poder continuar con el espectáculo. Sin embargo, a diferencia de cualquier otro guitarrista, Clapton era de los que decidía tomarse su tiempo y lo hacía parsimoniosamente.

Cuando esto sucedía, el público arrancaba con un lento aplauso generalizado que iba ganando ritmo y fuerza a medida que el músico terminaba de cambiar las cuerdas de su guitarra. Todo esto envuelto en un aire de complicidad que artista y publico disfrutaban. No creo que hay otro musico que se aplauda solo por cambiar sus cuerdas…
Fue en uno de esos momentos en los que Clapton estaba en pleno show, cuando Giogio Gomelsky, el manager de The Yardbirds, encontró la posibilidad de hacer un juego de palabras con la primera sílaba de su apellido. Y, poco a poco, comenzó a llamarle Eric “Slowhand” Clapton, un apodo con el que finalmente ha dejado y sigue dejando huella en la historia de la música. De hecho, de sus más de 25 álbumes publicados, curiosamente uno de los que más éxito generó fue aquel con el que compartía nombre homónimo: Slowhand, que salió a la luz en 1977.

Unplugged, Ocean Boulevard, Slowhand y Journeyman han sido los discos más populares que le han llevado a coronarse con esta etiqueta. En su lista interminable de colaboraciones y producciones en solitario, el blues y especialmente, el rock estuvo muy presentes. Aunque eso no le privó de adentrarse en nuevos campos, como el reggae.

Los fans de Eric Clapton aún pueden disfrutar de su ídolo en pleno directo gracias a las giras que realiza esporádicamente… en el continente europeo. Por lo que lamentablemente. ¡Me quedo afuera!

Gentileza:

Beatriz Genchi
Museóloga-Gestora Cultural-Artista Plástica.

bgenchi50@gmail.com

Puerto Madryn – Chubut.

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