Este es el nombre que recibe el efecto por el cual áreas urbanas experimentan temperaturas significativamente más altas que las áreas rurales. ¿Por qué sucede? Por la concentración de edificios, pavimento y la falta de vegetación.

Las islas de calor representan un problema multifacético. Provocan un aumento en las temperaturas locales, lo que conlleva riesgos para la salud, como estrés térmico, golpes de calor y problemas respiratorios. Además, contribuyen a la mala calidad del aire al aumentar la formación de contaminantes atmosféricos.
Estas islas de calor están intrínsecamente vinculadas al cambio climático. A medida que las temperaturas globales aumentan, las ciudades experimentan un calentamiento adicional.

Desde nuestro lugar, existen acciones simples como plantar árboles o utilizar techos verdes que pueden contribuir a reducir las islas de calor. A nivel colectivo, las comunidades deben presionar por políticas urbanas sostenibles como es la creación de más espacios verdes en las ciudades.

Es por eso que en Paris se está repensando el diseño urbanístico de la ciudad. Frente a las proyecciones que indican que se podrán experimentar picos de hasta 50 grados de temperatura han decidido generar espacios verdes de manera masiva y quitar un 40% de su asfalto.

Abordar este problema es fundamental para mitigar este efecto y crear ciudades más saludables, habitables y resilientes al cambio climático.