El gobernador de la provincia, Francisco Pérez agradeció hoy a la mayoría de la Policía que, a pesar de los problemas y las diferencias, no dejó de prestar sus servicios a la comunidad, al tiempo que recordó los tiempos de opresión y desaparición de personas y refirmó que la democracia es un derecho y una forma de vida. Lo hizo en su discurso pronunciado en la Legislatura, en el marco de los festejos de los 30 años de gobiernos democráticos que, se iniciaron en 1983 con la asunción de Ricardo Alfonsín a nivel nacional y Santiago Llaver, en Mendoza.
Asistieron numerosos ex gobernantes, legisladores y representantes de diversas entidades.
Como parte de los actos, se descubrieron, en la galería que refleja la imagen de todos los gobernantes que ha tenido provincia, los cuadros del ex gobernador Celso Jaque y el vicegobernador Cristian Racconto; como así también los de Francisco Pérez y Carlos Ciurca, gobernador y vicegobernador en funciones.
También fue descubierta una placa conmemorativa de este trigésimo aniversario de actividad legislativa, la expresión política más clara de la democracia.
Previamente hablaron el presidente de diputados Carlos Tanus, Juan Carlos Jaliff, Carlos Ciurca y por último, Pérez.
Luego de que Tanus diera la bienvenida a todos los visitantes, el ex vicegobernador radical y actual senador Juan Carlos Jaliff, estableció deferencias entre la democracia de nuestra provincia y las del resto del país. El legislador dijo que “no son las mismas democracias», y basó este concepto en que todos los conflictos surgidos en la provincia, en todos los gobiernos, fueron superados a través de las instituciones.
Por su parte, Ciurca remarcó que “existe un antes y un después en la historia argentina, al cumplirse 30 años de democracia» y que además, en estos momentos no existen partidos políticos y organizaciones civiles que no estén en favor de la democria, por ello, hoy es un día de festejos.
Posteriormente habló el actual gobernador, quien abarcó, visiblemente emocionado, varios aspectos de la celebración de la democracia.
Enfatizó que la democracia es la voluntad de una sociedad libre de imposiciones de la fuerza y la violencia.
Se refirió a los padecimientos del pueblo en general durante los siete años de cruenta dictadura e historió lo ocurrido con Malvinas, las prohibiciones de expresarse libremente, las manifestaciones callejeras, la música y el rol de los jóvenes.
Luego relató los avances sociales profundos bajo el sistema democrático y la necesidad de alcanzar en mayor medida la inclusión, como concepto integrador de la significación de la democratización, como una obligación moral y ciudadana.
Distinciones para Gobernadores, Vicegobernadores y Presidentes de la Cámara de Senadores
Posteriormente se llevó a cabo, desde el recinto de la legislatura una sesión en la que hicieron uso de la palabra los representantes de todos los bloques políticos y se realizaron importantes y emotivas distinciones.
También hubo actos artísticos con la participación de los coros de la Legislatura y de Niños Cantores.
A partir de la resolución 66, en la asamblea legislativa se rindió homenaje al trigésimo aniversario de la democracia y también se reconoció la trayectoria de 30 años de servicio a aquellos trabajadores de la Legislatura, que iniciaron sus labores con el retorno de la democracia.
Los ex gobernadores, ex vicegobernadores y ex presidentes de la Cámara de Senadores de la Provincia fueron distinguidos. Los familiares y los propios actores que recibieron las distinciones son:
-Santiago Felipe Llaver y José Genoud, gobernador y vicegobernador de 1983 a 1987 y Gabriel Durante, presidente de la Cámara en ese período;
-José Octavio Bordón y Arturo Lafalla, gobernador y vicegobernador de 1987 a 1991, y los presidentes durante ese ciclo, Leopoldo Suárez y Ricardo Pont.
-Rodolfo Gabrielli y Carlos de la Rosa, gobernador y vicegobernador de 1991 a 1995, y los presidentes durante ese ejercicio, Raúl Gil y Juan Marchena;
-Arturo Lafalla y Jorge López, gobernador y vicegobernador de 1995 a 1999, y el presidente de ese período, Ernesto Nieto;
-Roberto Iglesias y Juan Horacio González Gaviola, gobernador y vicegobernador de 1999 a 2003, y Eduardo Cicchitti que estuvo a cargo de la presidencia de la Cámara de Senadores en esos años;
-Julio Cobos y Juan Carlos Jaliff, gobernador y vicegobernador de 2003 a 2007; y los presidentes de ese período Raúl Vicchi y Andrés Marín.
-Celso Jaque y Cristian Racconto, gobernador y vicegobernador de 2007 a 2011; y Jorge Tanús, presidente de la Cámara de Senadores desde entonces a la actualidad.
-Francisco Pérez y Carlos Ciurca, gobernador y vicegobernador desde 2011 a la fecha.
El discurso textual
“En un día como hoy hace 30 años, los argentinos recuperábamos la ansiada democracia luego de más de 7 años de una dictadura feroz que trajo consigo el oprobio, el crimen, la corrupción y la destrucción del aparato productivo nacional.
Recuerdo que en esos tiempos aciagos, los jóvenes teníamos prohibida la palabra y la participación. Muchos expresábamos ese malestar existencial a través de la música, del rock nacional especialmente. La concurrencia a los recitales era, en parte, una forma de militancia. Después de Malvinas la difusión de esta música se amplió considerablemente y contribuyó a crear entre nosotros una conciencia y un clima hostil a la dictadura.
Veníamos de sufrir experiencias muy traumáticas que marcaron a fuego nuestras vidas. La desaparición forzada de personas y la represión al pueblo argentino imperaban por aquellos años. Recuerdo la marcha por Paz, Pan y Trabajo organizada por la CGT el 30 de marzo de 1982, que terminó con el cobarde asesinato del compañero trabajador José Benedicto Ortiz.
El 2 de abril la gente salió a las calles por la recuperación de las Islas. Después vino la gran frustración y la tragedia humana de una generación cercana a la mía que quedó marcada en la conciencia de todos los argentinos. Fue el principio del fin de la dictadura.
A partir de la legalización de los partidos políticos, hubo una masiva participación especialmente de jóvenes en todos ellos. Afiliaciones masivas, campañas electorales con movilizaciones inéditas y una contundente participación en los comicios de aquel 30 de octubre, preanunciaban el retorno de la democracia. Los jóvenes ganamos las calles, con entusiasmo y alegría. Nos hicimos parte de la historia.
30 años ininterrumpidos de democracia es para la Argentina un ciclo inédito en su historia. Desde la aplicación de la Ley Sáenz Peña por primera vez hasta la asunción del Dr. Raúl Alfonsín en 1983, ningún proceso democrático había alcanzado más de dos decenios consecutivos. Desde esta perspectiva histórica contemporánea, reconocemos la importancia que motiva esta celebración. No sólo por el hecho de que se cumplan treinta años de aquel proceso político e institucional, sino también porque sobre él hemos sido capaces de construir nuevas formas de convivencia colectiva, buscando siempre darle un sentido más sustancial. Utilizo aquí, deliberadamente, la expresión convivencia colectiva, porque no es sino ese el máximo argumento que justifica la democracia: la convivencia de las personas, de quienes son diferentes, pero básicamente son iguales ante una cosa: la expresión de su ciudadanía y el reconocimiento de los límites personales en el otro y en sus derechos.
Hace 30 años en esta misma Legislatura juraba el sanmartiniano como quien les habla, Dr. Santiago Felipe Llaver como Gobernador de la Provincia de Mendoza, junto con los Legisladores y Concejales electos a lo largo de toda la provincia en octubre de ese mismo año.
Nos embargaba el entusiasmo y la alegría, aún en nuestro caso pues el partido en el que militábamos no gobernaba. Pensábamos, con cierta ingenuidad, que el mero hecho de la reconquistada libertad tanto tiempo sojuzgada, era motivo suficiente para que todos los problemas se solucionaran rápidamente.
Sabemos bien que esto no fue así, pero al mismo tiempo que comprendíamos la profundidad y complejidad de la situación heredada, teníamos la plena convicción de que la democracia había llegado para quedarse definitivamente; dando sentido y marco a la convivencia de los argentinos. Y se sucedieron eventos que ciertamente la pusieron en riesgo, como los levantamientos militares, las crisis económicas o los avances, retrocesos en materia de derechos humanos y los atentados contra la AMIA y la Embajada de Israel.
El trigésimo aniversario de la recuperación democrática se presenta como un momento propicio para repensar estas tres décadas reflexionando sobre qué es la democracia, cuáles son sus alcances, los logros conseguidos y los desafíos a afrontar.
Dentro de ese balance no debemos soslayar lo que hemos hecho mal y lo que podemos hacer mejor, pero también debemos entender que la democracia no sólo es un régimen político, es un modo de vida que trasciende al conjunto de relaciones sociales. En él, especialmente quienes tenemos responsabilidades públicas, debemos trabajar para que el concepto democracia se impregne de principios tales como la justicia social, ya que es un bien colectivo.
En estos años transcurridos el paradigma democrático se ha redefinido a favor de la integración de los ciudadanos y de la ampliación y reconocimiento de derechos. Entre otros podemos mencionar leyes como la derogación de la Obediencia Debida y el Punto Final que permitieron el pleno acceso a la justicia para los hechos aberrantes ocurridos durante la dictadura; las leyes en materia de niñez y adolescencia, las de reconocimiento a las diversidades sexuales o étnicas, el divorcio vincular, la de Medios Audiovisuales, entre muchas otras que sería muy extenso inventariar aquí.
Pero queda absolutamente claro que las conquistas sociales acumuladas en este período han permitido incorporar a nuestro léxico a la palabra “democratizar” como sinónimo de ampliación de derechos y profundización de contenidos.
Para nosotros, en perspectiva política, “democratizar” también significa reconocer obligaciones respecto al cumplimiento de las normas, fortalecer las instituciones que garantizan esos derechos, pero sobre todo, obligaciones con los que aún sufren injusticias sociales. Por eso la inclusión es un componente democrático como obligación moral y ciudadana, pero también una necesidad como norte estratégico en las acciones de quienes gobernamos.
Finalmente quiero dirigirme especialmente a los más jóvenes, a quienes y por fortuna no vivieron ni sufrieron directamente la dictadura militar: hoy, justo hoy el medio de un clima en donde la violencia, la falta de diálogo certero, solidario y responsable para soluciones sectoriales que no tengan en vilo a la sociedad; los momentos de zozobra en donde la delincuencia obscena muestra sus saqueos en las redes como botín de guerra; la reacción de discursos marginales que activan el derecho a la violencia como un bien social cotidiano desde concepciones reaccionarias que hacía mucho no se hacían sentir; son la base, la sustancia que hace que debamos tener más fuerza que nunca, más equilibrio en nuestras emociones, más templanza en nuestras palabras, para frenar ese tipo de expresiones sociales que perturban el orden público, que quieren competir con el orden democrático, y que quieren imponer el derecho del más fuerte por sobre el bien común, la justicia y los intentos de reducción de las brechas de la desigualdad.
Siento una inmensa gratitud de representar a los mendocinos como su Gobernador, pero sentiré más orgullo si contribuyo, junto a cada uno de ustedes, a decirle a la historia que se quede tranquila, que la democracia ha venido para no irse.
Desde el lugar que me toque, desde esta querida Mendoza, con el esfuerzo colectivo que nos identificó siempre, afirmaremos que este territorio cuyano seguirá siendo un gran desierto si lo que quiere expandirse es la violencia.
Por el contrario, para que impere la paz y la convivencia, siempre seremos capaces de transformar el terreno en algo fértil, que se expanda hasta lo inimaginable.
Y los mendocinos sabemos de qué hablamos cuando decimos eso, hablamos, básicamente, de nuestra historia, de nuestro esfuerzo, de nuestro espíritu. El espíritu más grande de todos, el democrático…»
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