Como casi todo en nuestra cultura, para saber el origen de alguna palabra tenemos que acudir a la mitología grecorromana, y hablar sobre el símbolo de las farmacias, nos lleva al mundo griego.
Asclepio, dios de la Medicina, ayudó a una serpiente, y como agradecimiento el reptil le lamió el oído, compartiendo con el dios todos los secretos de la medicina y otorgándole poderes curativos. Zeus, temió que Asclepio hiciera a los humanos inmortales, y le mató con un rayo.
A partir de ese momento se construyeron templos en honor de Asclepio, donde aparecían serpientes que parecían muertas, pero en cuanto se las recogía, volvían a la vida. Se empezó a creer que era Asclepio quien las hacia volver a la vida, y las serpientes se convirtieron en símbolo de curación.
Asclepio tenía varios hijos, Higea y Panacea eran sus favoritas. Pânacea curaba mediante recetas perfectas de hierbas que permitían sanar cualquier enfermedad. De ahí deriva la palabra panacea para referirse a todo aquello que soluciona o cura enfermedades. En cuanto a Higea sus dominios eran la limpieza y la higiene. Su equivalente en el mundo romano era Salus.
Empezó a ser objeto de culto desde el siglo VII a.C. pero empezó a ser conocida fuera cuando el Oráculo de Delfos la reconoció tras las plagas que devastaron Atenas en el siglo V a.C y en Roma en el siglo III a.C. Sus templos se encontraban en Epidauro, Corinto, Cos y Pérgamo.
Suele ser representada como una mujer joven de pie, coronada con una rama de laurel, vestida con una túnica ligera y alimentando una gran serpiente enroscada en torno a su cuerpo que bebía de una copa que portaba Higea. La representación se fue simplificando, quedando sólo la copa y la serpiente. Simboliza el poder del veneno, que puede matar o curar, una vez convertido en medicamento. Alude también a la capacidad de renovación pues la serpiente muda cada año su piel por una nueva.
Gentileza:
Beatriz Genchi
Museóloga-Gestora Cultural-Artista Plástica.
Puerto Madryn – Chubut.
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