Los restos hallados el jueves hacían temer lo peor y poco después la compañía responsable de la expedición hasta los restos del Titanic, OceanGate, confirmó las sospechas. Ninguno de los cinco tripulantes a bordo del sumergible, el Titan, ha logrado sobrevivir a lo que las autoridades han descrito como una «implosión catastrófica» tras una pérdida de presión, descartando casi por completo la posibilidad de recuperar los cadáveres.
«Nuestros corazones están con estas cinco almas y cada miembro de sus familias durante este trágico momento. Lamentamos la pérdida de vidas y la alegría que trajeron a todos los que conocían», señaló OceanGate en un comunicado. «Este es un momento muy triste para toda la comunidad de exploradores y para cada uno de los familiares de los perdidos en el mar».
John Mauger, el contralmirante y portavoz de la Guardia Costera de Estados Unidos, confirmó en una rueda de prensa posterior que un robot teledirigido encontró el cono de la cola del Titan a unos 480 metros de la proa del Titanic. «Los restos son consistentes con una pérdida catastrófica de la cámara de presión», afirmó. «El sumergible probablemente implosionó y no hubo supervivientes. Tras esta determinación, notificamos de inmediato a las familias en nombre de la Guardia Costera de los Estados Unidos y todo el comando unificado. Ofrezco mis más profundas condolencias a las familias», apuntó.
Es el final trágico de una operación masiva de búsqueda que mantuvo en vilo a sus familiares y a medio mundo por la complejidad del rescate, realizado a unos 700 kilómetros de las costas de Terranova, en Canadá, de donde partió inicialmente la expedición. El martes y el miércoles se detectaron «sonidos» en las profundidades del Atlántico que dejaban la puerta abierta a un rescate, unos golpes que la Guardia Costera ha descartado ahora que tuviera nada que ver con el sumergible.
Las reservas de oxígeno de 96 horas con las que estaba equipada la nave se terminan el jueves por la mañana, según los cálculos de las autoridades, alrededor del momento en que la Guardia Costera informó del hallazgo del «campo de escombros» en las cercanías de los restos del Titanic que podrían significar el final de la búsqueda. De acuerdo a David Mearns, un experto en submarinismo que cita la BBC, entre los restos estaban «el marco de aterrizaje y la cubierta trasera» de la nave. Ahora se ha confirmado que son cinco las piezas halladas del artefacto de poco más de 6,5 metros de diámetro.
Los fallecidos son Stockton Rush, el piloto y también el CEO de la compañía que ha organizado la expedición; un empresario británico con un largo expediente de aventuras, Hamish Harding; dos paquistaníes, Shahzada y Suleman Dawood, padre e hijo, miembros de una de las familias más ricas del país; y Paul-Henry Nargeolet, uno de los mayores expertos en el Titanic, una catástrofe que dejó 1.514 muertos en abril de 1912. El más joven es Suleman Dawood, de 19 años, aficionado a la ciencia ficción y al voleibol que estudiaba en la Universidad de Strathclyde de Glasgow, en Escocia.
Hasta el lugar de la búsqueda se habían desplazado 10 embarcaciones, en un despliegue masivo de salvamento con varios países involucrados, entre ellos Estados Unidos, Canadá, Francia, Noruega y Reino Unido. Además, tres aviones C-130 del ejército de EEUU se habían sumado a las labores de rescate, rastreando una zona descrita por las autoridades como «el doble del tamaño de Connecticut». Hasta ahora se había peinado un área de más de 26.000 kilómetros cuadrados, el equivalente a las provincias de Córdoba y Granada combinadas.
En el aire, la pregunta de quién hará frente al coste de semejante operación de rescate, que a buen seguro alcanzará varios millones de dólares. Con varios países involucrados, es difícil saber si finalmente recaerá en el erario público de cada país, lo que podría arreciar aún más críticas por la naturaleza de la expedición.
Cada uno de los integrantes de la aventura tuvo que pagar 250.000 dólares por descender a casi 4.000 metros de profundidad y poder contemplar el pecio del Titanic, con el consabido riesgo que implicaba la operación y las denuncias de falta de homologación del aparato que la compañía decidió ignorar.
Dos de los tripulantes ya habían hecho el mismo viaje y estaba dispuestos a repetir pese a la condiciones extremas que supone la aventura, metidos en un cilindro de titanio y carbono sin asientos y una sola ventanilla de unos 50 centímetros de diámetro. En principio era todo lo que necesitaban para un recorrido de 10 horas en total, entre el descenso, la exploración de los restos del Titanic, y la subida a la superficie. Pero algo salió mal en esta ocasión y han perdido la vida.
Fuente;https://www.elmundo.es/internacional/2023/06/22/6494762dfdddffe24e8b45e5.html
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