Quienes iniciaban un emprendimiento periodísticos en la Patagonia a principios del siglo pasado, en realidad, trascendían las fronteras de los medios de comunicación para adentrarse en un rol político y social que marcaba una época donde el estado estaba ausente o donde los derechos de los pobladores tenían un difícil cumplimiento. El papel que desempeño Abel Chaneton es una fotografía de la época del “periodismo de frontera”.
Chaneton fue un periodista que se enfrentó al poder de turno y sus aliados en el entonces territorio Nacional del Neuquén. Su asesinato se lo asocia a su denuncia de una masacre de 8 fugados en el paraje cercano a Zapala conocido como “Zainuco”. Chaneton antes de ser asesinado por un integrante de la policía, asesinó al periodista Carlos Palacios, propietario del periódico “El Regional” de la localidad rionegrina de Allen. Este hecho ocurrió el 18 de enero de 1917, un día después, debía reunirse con el presidente de la Nación, Hipólito Yrigoyen, para presentar el caso del asesinato masivo en Zainuco.
La Patagonia fue territorio nacional hasta 1955, año en el que se decidió, institucionalmente y por las fuertes presiones, transformarlas en las provincias que conocemos actualmente, salvo Tierra del Fuego que seguiría en esa instancia varios años más. Con un fuerte centralismo en Buenos Aires, las decisiones se siguieron tomando a miles de kilómetros de un territorio donde ocurrieron hechos dramáticos como el asesinato de un millar de obreros en 1921, por parte del Ejército Argentino, en lo que Osvaldo Bayer inmortalizó en su obra “La Patagonia Rebelde”.
Unos años antes de este hecho, Abel Chaneton, nacido en Córdoba, desde muy joven decidió asentarse en la entonces capital del territorio de Neuquén, Chos Malal para luego trasladarse a la Confluencia Oeste, en 1904. Tres años más tarde, junto a José Edelman, un 7 de noviembre, fundan el periódico “El Neuquén”. Paralelamente, Chaneton tenía una intensa actividad en la política partidaria de Neuquén y ocupó importantes cargos públicos.
“En 1908 fue elegido por primera vez concejal y presidente del Concejo Municipal (lo que ahora es el rol de intendente). En su cargo, instaló los primeros artefactos de alumbrado público, organizó el servicio de recolección de basura, obligación de limpieza y cercado de baldíos. Construyó el primer edificio del matadero municipal para garantizar la higiene pública. En las elecciones de 1911 fue elegido nuevamente concejal y presidente del Concejo Municipal. En ese momento comenzó con las tareas de empedrado de la Avenida Argentina, el nivelado de calles y la construcción de las primeras cañerías para el servicio de agua potable. Dos años después fue reelecto presidente del Concejo, finalizando su gestión el 12 de mayo de 1914″. Según consta en el Museo de la Comunicación Regional que funciona en la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de Roca-Rio Negro.
Chaneton, a través de su accionar como periodista, cuestionaba fuertemente del entonces gobernador de territorio, Eduardo Elordi. El punto más álgido fue el accionar de la policía provincial ante la fuga de internos de lo que actualmente se conoce como Unidad Penal 9.
Los hechos sucedieron el 24 de mayo de 1916. Según informaba el Diario Neuquén, tras una fuga de 100 detenidos, 17 de ellos tenían pensando huir hacia Chile pero antes se refugiaron en el paraje conocido como Zainuco. El 30 de mayo, el comisario Adalberto Staub, junto a una partida de policías, detenía a los fugados, 8 de los cuales fueron asesinados en el lugar.
“El periodismo, igual que ahora, formaba opinión. Ese periodismo, en algunos casos, provocaba un rechazo fuerte de quienes representaban el orden estatal” afirma el profesor de historia Enrique Mases, referente frecuente a la hora de hablar de Chaneton. “Cuando cuestiona Zainuco, Chaneton, no cuestiona a los actores primarios que cometieron los crímenes si no que está presente apuntar a quienes armaron esa represión” afirma Mases, en referencia Eduardo Elordi.
Los distintos historiadores que abordan el tema, entre ellos, el Centro de estudios históricos de estado, política y cultura consideran a la prensa patagónica de inicios del siglo pasado como una prensa de frontera en función de “la persistencia de un discurso alusivo a la marginalidad y el aislamiento, enunciado por los dueños de los medios sureños hasta la segunda mitad del siglo XX, interpretándose que la pervivencia de esta noción de frontera otorgaba a los periodistas una mayor legitimación en el medio en el que actuaban y justificaba como necesaria su Intervención en pos del objetivo civilizador”.
A la distancia, quizás cueste comprender las formas de actuar que se tenía hace más de un siglo pero esos comportamientos eran en un contexto muy distinto al actual. Chaneton quedó en la historia como sinónimo de un periodismo contestatario para un poder que se ejercía, desde el estado, con una gran dosis de discrecionalidad y métodos, hoy considerados, cuestionables.
El periódico Neuquén, a pesar de este hecho traumático, logró superar los 100 años de vida marcando un parámetro de referencia en el norte de la Patagonia.
Gentileza:
Beatriz Genchi.
Museóloga-Gestora Cultural-Artista Plástica.
Puerto Madryn – Chubut
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