La galería de Thaddaeus Ropac en Pantin.
La explosión de galerías y nuevos espacios, así como el apoyo del capital privado, hacen que la Ciudad Luz francesa se posicione por encima de la capital británica.
La explosión artística que vive París no sólo tiene su reflejo en las zonas más pudientes, sino en la banlieue, en el paupérrimo cinturón parisino, casi siempre asociado a la delincuencia y la falta de recursos, y donde algunas de las galerías más importantes abrieron hangares.
Es el caso del americano Larry Gagosian, que tiene un espacio en Le Bourget (junto a un aeródromo), o la del austriaco Thaddaeus Ropac, en Pantin, también en los suburbios. Ambas están en el departamento de Saint-Denis e «ilustran ese dinamismo que vive la capital», que le está ganando terreno a Londres como capital europea del arte, que siempre estuvo en tercer lugar, tras EEUU y China.
«A raíz del Brexit hemos visto cómo cambió el paisaje artístico y hay numerosos galeristas, americanos, pero también ingleses y de otros países, que quieren abrir aquí sus galerías y oficinas, con una verdadera programación artística», explica al diario El Mundo Marion Papillon, presidenta del CPGA (Comité des Galeries d’Art) el mayor sindicato europeo de galerías de arte.
Además de las nuevas aperturas, hay algunas firmas ya presentes que inauguraron su segundo espacio en la capital. «Hay un gran número de galerías importantes en términos de cifra de negocio», apuntala Françoise Monnin, experta y directora de la revista especializada Artension.
Estas delegaciones y espacios se multiplican en los barrios más exclusivos, como el Distrito VIII de la capital, barrio histórico del mercado del arte durante el final del siglo XIX y principios del XX, y «que estaba abandonado desde hace décadas», explica Monnin. Los espacios de la banlieue están concebidos para albergar obras enormes, imposibles de exhibir en una galería del centro.
«Hay un sentimiento de hiperdinamismo que generó que numerosos artistas quieran venir a París en lugar de a Londres. Esta actividad tiene su reflejo también en el mercado, porque ahora tenemos una nueva visibilidad», señala Papillon.
En los alrededores de la Avenue Matignon (ubicación exclusiva cerca del Palacio del Elíseo), las salas de venta internacionales abrieron oficinas y las galerías se instalaron al lado. Es el caso de la de David Zwirner, Emmanuel Perrotin o la casa de subastas Christie’s.
«Desde hace dos años se multiplican y cada vez son más numerosas las que ya están presentes y abren un segundo espacio» en la parte noble de la ciudad, apuntala Monnin.
La rivalidad de dos coleccionistas
Aunque, como explica Papillon, «el presupuesto público dedicado a la cultura no ha aumentado», este impulso ha sido sobre todo gracias a una mayor inversión por parte del capital privado. Grandes fortunas como el empresario Bernard Arnault (dueño del grupo LVMH, propietario de marcas como Louis Vuitton o Dior) o el millonario François Pinault han apoyado la creación de fundaciones, que «han dinamizado mucho más el mercado».
Arnault, que donó 200 millones de euros para los trabajos de reconstrucción de la capital de Notre Dame tras el incendio de 2018, financió la Fundación Louis Vuitton, que se creó en 2014 en un edificio del arquitecto Frank Gehry en Bois de Boulogne de París.
Pinault, dueño del grupo KKR, propietario de Yves Saint Laurent o Gucci, inauguró en 2021 en la Bolsa de Comercio de París su vasta colección: un tesoro de 10.000 obras de más de 300 artistas. La remodelación del edificio corrióa cargo del japonés Tadao Ando.
La rivalidad «de estos coleccionistas, que inauguraron centros espectaculares, contribuyó a darle a París una imagen muy arty«, dice Monnin. Para Papillon, la llegada de estas fundaciones «ha desequilibrado esa relación de fuerzas entre capital público y privado y ha creado un efecto de bola de nieve, atrayendo otras inversiones. Aunque en París siempre hubo una gran composición de arte moderno y contemporáneo, se aceleró con estas fundaciones».
La revista Artension actualiza cada dos años una guía de galerías de arte en Francia. En su última edición, que salió en marzo del año pasado, contabilizaron 876 galerías, la mitad en París. Según los cálculos de la CPGA, hay unas 1.200 galerías en el país. Ellos representan a 320 de las más importantes, el 80% en la capital. «Es sin duda algo excepcional para una capìtal. Este panorama tan variado es esencial: los museos tradicionales y la nueva programación de exposiciones le dan una dimensión a París de capital del arte», dice Monnin.
El auge de las ferias de arte
A esto se unen las ferias que reúnen cada poco a coleccionistas, conservadores, galeristas y clientes de todos los puntos del mundo «y que se han multiplicado. Son citas internacionales de éxito en las que los visitantes del mundo entero vienen aquí a gastar dinero», dice Monnin.
Además de las más conocidas (como Art Bassel, que celebró su primera edición en octubre en sustitución de la Fiac, que llevaba desde 1974), la experta destaca Drawing Now, feria de arte contemporáneo que se celebra en primavera; la de fotografía Paris Photo, Parcours des Mondes (en septiembre), y Paris +, que reemplazó a la Fiac (Feria Internacional de Arte Contemporáneo).
Escrito por Noticias Argentinas
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