La entidad que preside David Malpass publicó este martes su informe sobre Perspectivas Económicas Mundiales y en el capítulo sobre Argentina expuso una síntesis sobre los desafíos del país en medio de una desaceleración de la actividad a nivel global.
El trabajo fue taxativo sobre el impacto de la inflación en el país:
“Obstaculizará la economía”, sentenció. Por tal motivo recortó su previsión de avance a 2%, desde el 5,2% que habría crecido en 2022.
En la misma línea que el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial consideró que “los controles de capital, importación, y precios continuarán complicando el entorno empresarial y el clima de negocios”.
En contrapartida, evaluó que las inversiones que se están realizando para la construcción del gasoducto desde Vaca Muerta contribuirán a aliviar las cuentas fiscales por menor necesidad de divisas para la compra de energía durante parte de 2023.
Para el Banco Mundial el mundo crecerá en 2023 apenas 1,7%, recortando su última previsión. Es el tercer ritmo de avance más débil en casi tres décadas, detrás de las recesiones mundiales de 2009 (caída de Lehman Brothers) y 2020 (pandemia de COVID).
En su análisis específico para la región el organismo multilateral vaticinó que “un crecimiento mundial más débil de lo previsto podría afectar significativamente los precios de los productos básicos, lo que socavaría la actividad económica de los países exportadores de la región”. En esa línea se encontraría Argentina, especialmente por su dependencia de los commodities.
Además advirtió que “un mayor endurecimiento de las condiciones financieras mundiales también podría generar tensiones en las economías más vulnerables”.
De acuerdo a la evaluación del Banco Mundial, las dos economías más poderosas de la región, Argentina y Brasil, estarían entre las de peores performances en 2023.
La mejor perspectiva la tiene Paraguay con un alza de 5,2% en su nivel de actividad económica. Le siguen Bolivia y Ecuador (3,1%), Uruguay (2,7%), Perú (2,6%), Argentina (2%) y por debajo quedan Colombia (1,3%) y Brasil (0,8%). Venezuela no forma parte del estudio.
El Gobierno reconoce que la inflación y el cepo cambiario son trabas que dificultan la actividad económica, pero sin opciones de crédito carece de herramientas para enfrentar el escenario global que se le avecina.
La sequía agravó la situación y aún no se tiene una real dimensión de cuál será el impacto sobre el ingreso de dólares durante este año. Este faltante seguirá afectando el nivel de importaciones y por ende a la producción industrial ante la escasez de insumos básicos para los diferentes procesos.
Massa había propuesto que las empresas dispongan de un cupo para importaciones de un 10% superior al de 2022 (excluyendo planes de mejora de la productividad) pero si la falla hídrica se prolonga no hay garantías de que pueda cumplirse con este esquema.
En materia inflacionaria la opción será prolongar el programa “Precios Justos” hasta julio con la intención de que la tasa de mensual perfore el 4% y se estabilice.
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