Lo mismo sucede con el acumulado desde enero. Los recursos tributarios alcanzaron a $ 17.675 billones, un 79,9% más a lo obtenido en igual período del año pasado, mientras que la inflación en los diez primeros meses de este año fue de 76,6% en comparación con 2021. Por lo tanto, cuando se conozcan los datos de precios, también se ubicarán por encima de los ingresos tributarios.
Este saldo negativo tiene una explicación en el “dólar soja”, que en su primera etapa provocó que se adelantaran liquidaciones mejorando los recursos octubre. Pero cumplido el ciclo y completadas las operaciones, las consecuencias se vieron en noviembre, donde los derechos de exportación se desplomaron 34,8% a $ 51.303,9 millones.
Al percatarse de esta situación, el equipo económico y la AFIP, que monitorean día a día la recaudación fiscal, apuraron la versión dos del “dólar soja”, para poder contar con los recursos necesarios para cerrar el año.
Esta jugada también tendrá calcadas consecuencias a futuro y es uno de los aspectos que los inversores y analistas remarcan al advertir sobre los riesgos que se corren al tomar estas medidas.
La baja por derechos de exportación fue compensada por aumentos de 128% en el Impuesto a las Ganancias, expansión que se produjo por el pago de la segunda cuota del “pago extraordinario a cuenta” de empresas que comercializan productos o servicios cuyos precios se vieron incrementados por la guerra.
También contribuyó el IVA, con un aumento interanual de 96,4%, mientras que el Impuesto al Cheque empujó con un alza de 92,2%. Ambos tributos tuvieron incrementos en línea con la inflación esperada. En tanto, la Seguridad Social avanzó 94,9%, producto de las mejoras en las retribuciones de los asalariados.
El nivel de recaudación de noviembre tiene un peso específico importante en un trimestre que, por estacionalidad, es uno de los de mayor gasto público del año y por ende de más déficit.
Hasta octubre el desequilibrio fiscal acumulado se había ubicado en torno al 1,4% del PBI, equivalente a $1,15 billones. De allí que en el último bimestre del año el desvío no debe superar los $ 800 mil millones para no sobrepasar la pauta de 2,5% fijada en el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
El monto de la recaudación fiscal no es un objetivo en sí mismo en el pacto con el organismo multilateral, sino que es una referencia que determina las posibilidades del Gobierno de cumplir con la meta establecida.
En definitiva, al organismo solo le importa cuánto dinero le queda al Estado nacional para encauzar su situación y empezar a repagar sus deudas, incluso con los privados, en los plazos determinados.
El volumen de los ingresos por impuestos se hizo mucho más relevante ante la dificultad que encontró en las últimas semanas las Secretaría de Finanzas para hacerse de pesos en el mercado doméstico.
Apenas pudo tomar los fondos necesarios para cerrar los roll over de vencimientos del mes, sin poder stockearse para auxiliar al Tesoro.
La próxima licitación en busca de financiamiento será el 14 de diciembre, donde se acumulan vencimientos por encima de los $ 400 mil millones, un tramo exigente que permite inferir que no se podrán captar recursos adicionales.
Fuente:https://www.losandes.com.ar/economia/se-desacelero-la-recaudacion-impositiva-por-el-impasse-de-la-liquidacion-del-campo/
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