En todo gobierno, el área que involucra a las políticas energéticas es sensible en más de un aspecto. En primer lugar, por las tarifas, cuya determinación hará los servicios más o menos accesibles a millones de familias. En segundo lugar, porque un incremento en las mismas supone un efecto dominó para el resto de la economía.Suele pasar con los combustibles. Este martes, la Nación avanzará con los nuevos valores y una política que será compleja, la segmentación de lo que se cobrará a cada usuario y si a este se le otorgará un subsidio o no.
Los problemas en esta área son varios, complicados y atraviesan gestiones sin que muchos se resuelvan. Uno de ellos es el abismo entre lo que se paga en el interior y lo que se abona en el gran cinturón del AMBA. Habrá que ver si esta nueva diferenciación de consumo será igualitaria o agravará la desigualdad. En el fondo, lo que se está movilizando es un ajuste de la economía que impactará en la asistencia que históricamente han recibido amplios sectores de la población.
La otra cuestión es más que nada política y consiste en saber si las últimas designaciones en Economía permitirán superar las internas que atrasan en la Secretaría de Energía, que es la que tiene que aplicar todo este nuevo esquema.
En momentos de crisis, cuando se decidirá sobre el bolsillo de millones de argentinos, lo que menos se necesita son contradicciones, sino, por el contrario, políticas claras.
Fuente:https://www.elsol.com.ar/editorial/energia-una-politica-que-no-agrave-las-desigualdades
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