Argentina debe acordar un plan de pagos por u$s2.000 millones antes del 30 de junio con este grupo de acreedores. Los intereses podrían llegar al 9%.
El Ejecutivo quiere que, de aprobarse en el Congreso la creación del “Fondo Nacional para la Cancelación de la deuda con el FMI”, el dinero que se recaude pueda destinarse, además de a liquidar el pasivo con el organismo financiero internacional, saldar el rojo con el Club de París. La intención es que se habilite la alternativa de poder utilizar los dólares blanqueados, no sólo para atender desde 2026 los pagos con el Fondo; sino, mucho más acá en el tiempo, para liquidar el pasivo que se mantiene con el Club por unos u$s2.000 millones, y que deben ser renegociados antes del 30 de junio.
Esa fue la fecha límite que Martín Guzmán cerró el mes pasado con el presidente de la entidad, Emmanuel Moulin, extendiendo el “puente de tiempo” que vencía el 31 de marzo, y comprometiéndose Argentina a discutir un nuevo plan de pagos que cierre definitivamente el pasivo. El argumento del Ejecutivo para avanzar en esta idea, es que con el Club de París se puede llegar a un acuerdo, pero con plazos más cortos y con intereses más elevados que los que se cierran con el FMI; lo que inevitablemente lo convierten en más oneroso. En consecuencia, mirando más números y porcentajes que cuestiones políticas, conviene más cerrar la deuda con el Club de París que con el FMI. Como además la posibilidad con la que se esperanza el oficialismo del Senado es que se declaren posiciones financieras fuera de la Argentina por unos u$s70.000 millones; esto determinaría ingresos declarados por unos u$s20.000 millones máximo. Este dinero no alcanzaría para cerrar la deuda con el FMI, pero si para liquidar definitivamente la historia de pasivos con el Club de París.
Para esto debería modificarse el texto del proyecto que ayer comenzó a transitar las comisiones del Senado, habilitando la alternativa de abrir los usos del dinero que podría recaudarse en el caso que se detecten posiciones financieras de residentes locales en el exterior.
Argentina tiene que cerrar la negociación con el Club de París antes del 30 de junio; con lo que seguramente no tendrá aprobado el blanqueo que ayer comenzó a transitar en el Senado. Mucho menos el dinero recaudado. Pero con la habilitación potencial para poder usar los beneficios del llamado para cumplir también con los compromisos ante el club de París, podría acelerar el llamado a liquidar la cuenta, mucho antes que termine el plan de pagos que se negocie en los próximos meses. Y así ahorrarse bastante dinero ante el interés de 9% anual que seguramente le cobrará la entidad a la Argentina.
Dentro del Club, el primer acreedor es Alemania con un 37,37%, dinero generado de manera mixta; con créditos directos para empresas privadas (en los 90), sumado a viejas líneas del gobierno alemán a la Argentina de décadas anteriores. En el listado luego aparece Holanda con un 7,98% de la deuda. Se trata de otro caso complicado, donde por cuestiones culturales no existe mucha flexibilidad para países que no cumplen con sus pagos. Los Países Bajos votan tradicionalmente en contra en el board del FMI de los acuerdo que propone Argentina.
El cuarto acreedor del país es España, con un 6,68% de la deuda. Es el rezago generado por el crédito que en 2001 giró el gobierno de José María Aznar, para ayudar a sostener la convertibilidad y los giros de dividendos de las compañías españolas radicadas en el país. El total de ese crédito fue de unos u$s1.100 millones, Argentina los declaró en default en diciembre del 2001 con el resto de la deuda externa argentina y durante la primera etapa de gestión de Néstor Kirchner hubo un intento de negociarla por fuera del Club de París, en mejores condiciones que el resto de los acreedores.
La presión del resto de los socios de la Unión Europea hizo que el pasivo se sume a la demanda general del Club de París. Le siguen como acreedores Italia (6,29%), Estados Unidos (6,28%), Suiza (5,31%), Francia (3,62%), Canadá (2,02%) y un 2% distribuido en el resto del mundo.
A diferencia de lo que ocurre con el FMI, el Banco Mundial o el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), a los que se le paga como institución; en el Club de París la situación es diferente. Los acreedores son estados independiente y soberanos, que decidieron en el siglo pasado unirse en el grupo para reclamar las deudas con países emergentes de manera conjunta para tener más fortaleza en el reclamo. Curiosamente o no, el país que obligó a esa unión fue Argentina, y las dificultades de cobranza generados en la primera mitad de la década del 50 del siglo pasado.
Fuente:https://www.ambito.com/economia/club-paris/proyecto-dinero-la-fuga-tambien-quieren-pagarle-al-n5411186
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