Como es de público conocimiento, el 24 de febrero el dictador Vladimir Putin dio la orden a su ejército –acantonado en las fronteras este, sur y norte de Ucrania– de emprender dentro del territorio de dicha nación “operaciones militares especiales”. La justificación dada por el gobierno de Rusia fue que las acciones en cuestión se llevaban a cabo para proteger a las recientemente reconocidas como repúblicas independientes de Donetsk y Luhansk, ubicadas en la región de Donbas. Este hecho de extrema gravedad geopolítica tendrá, sin dudas, serias consecuencias en la economía global.
A los efectos de situarnos en el actual escenario es necesario detallar que Ucrania, con una superficie de 600.000 kilómetros cuadrados, tiene una población de aproximadamente 42 millones de habitantes y un PBI del orden de los 150.000 millones de dólares. Por su parte, Rusia cuenta con 146 millones de habitantes, una superficie de 17 millones de kilómetros cuadrados y un producto bruto de 1,7 billones de dólares (millones de millones)
Más aún, esta acción de Rusia sin respuesta militar alguna podría incitar a otros países con cuestionamientos territoriales a seguir el mismo camino. A este respecto, debe seguirse con especial atención las amenazas de China de anexar a su territorio la isla de Taiwan y partes del mar de China.
Para analizar cuáles serían los posibles impactos de este conflicto en la economía global es conveniente observar –en forma sintética– cuáles son las principales producciones exportables de cada uno de los países.
Es claro que el conflicto en cuestión provocará disrupciones en la oferta exportable de todas y cada una de estas commodities, con su consecuente aumento de precios. Basta mencionar los fuertes incrementos ya producidos en los valores de gas, petróleo y soja.
Desde el punto de vista de los mercados bursátiles, la incertidumbre aumentará la aversión al riesgo de los inversores, lo cual los alejará de los mercados considerados más volátiles. Al respecto, las fuertes caídas recientemente producidas en las bolsas mundiales son solamente una muestra del sendero bajista que podría producirse en las mismas.
Asimismo, no debería descartarse que el aumento de las presiones inflacionarias –producto de la tendencia a la suba de los precios mencionada anteriormente– llevará a los bancos centrales occidentales a acelerar aún más su estrategia de política monetaria restrictiva de suba de tasas y absorción de liquidez.
En síntesis, el conflicto iniciado por Rusia tendrá fuertes impactos, tanto geopolíticos como económicos. En relación con el primer punto, el avance ruso sobre Ucrania no solo puede desacoplar a Ucrania de Europa Occidental, sino también dar lugar a nuevos conflictos de extensión territorial. Respecto de la economía global, las mayores presiones inflacionarias darán lugar a una mayor aceleración de las políticas de suba de tasa de interés y absorción de liquidez global. Todo ello, sumado a la mayor volatilidad de los mercados financieros, provocaría una disminución de la tasa de crecimiento de la economía global, con todas las consecuencias negativas que ello acarrearía. Cabe aclarar que, cuanto mayor sea el avance ruso y su poder de decisión sobre Ucrania, más graves serán las consecuencias mencionadas.
Una pregunta final. Las sanciones económicas anunciadas por los países miembros de la OTAN, en especial los Estados Unidos ¿podrán detener a tiempo la política expansionista de Rusia o, por el contrario, exacerbarán aún más su actual estrategia?
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