Los elefantes africanos están empezando a nacer sin colmillos. La caza furtiva tan extendida desde 1979 en el continente, agravada por los 15 años de guerra civil de Mozambique (1977-1992) ha acabado por modificar la genética de este animal. Los paquidermos se han visto obligados a evolucionar con un único fin: sobrevivir.
Según algunos expertos se trata de la respuesta de la naturaleza a la caza masiva y furtiva de estos animales. En el fondo, no es sino la reafirmación de la ley más primitiva que existe, la de la supervivencia. Según la misma, la evolución de las especies se produce como una adaptación al medio. Fruto de una selección natural darwiniana.
Así, un fallo genético raro, tan solo perceptible en el 18,5% de los elefantes hembra antes de la guerra, se está convirtiendo en una característica cada vez más común, y de hecho, ya se encuentra en una de cada tres elefantas nacidas (33%). Así lo sugiere un nuevo estudio publicado en la revista Science, en el que queda claro que los nuevos elefantes están abandonando sus preciosos (y preciados) cuernos de marfil, porque les están trayendo más problemas que ventajas.
En una sola década, entre 1979 y 1989, desaparecieron la mitad de todos los elefantes de África. El comercio de marfil se encontraba en su apogeo y el precio no dejaba de aumentar. La caza furtiva financió además las actividades de los dos bandos enfrentados en la guerra de Mozambique (con la venta de colmillos compraban armas y con la carne alimentaban a sus tropas), lo que llevó la especie al borde de la extinción. De hecho, prácticamente acabaron con el 90% de la población de paquidermos en esa región.
La investigación ha estudiado los ejemplares que se han estado criando y cuidando en el Parque Nacional de Gorongosa (Mozambique). Allí vieron que las elefantas que no tenían estos cuernos de marfil eran las hembras, pues, como ha corroborado este mismo estudio, es una característica vinculada a una mutación en el gen X.
Al convertirse prácticamente en las únicas supervivientes de esta brutal casería, han sido estas elefantas sin colmillos las que han tenido más probabilidades de transmitir esos genes a sus descendientes directos. Y así ha sido.
No obstante, la prohibición de la caza furtiva ha servido de poco. Según la ONG Save The Elephants, esta actividad sigue siendo el principal riesgo al que se enfrentan los elefantes africanos. El comercio de marfil ha seguido en auge hasta hace menos de una década.
Esta evolución genética hacia la falta de colmillos no solo es visible en Mozambique. Otros países africanos con una historia importante de caza furtiva de marfil también han experimentado cambios similares entre las hembras supervivientes y sus hijas. En Sudáfrica, el efecto ha sido particularmente extremo: el 98% de las 174 hembras del parque nacional de los Elefantes de Addo carecían de colmillos a principios de la década del 2000.
Así, algunos animales como los lobos pierden pelo en la época de calor y les crece cuando llega el frío y, otros, como los osos, hibernan para sobrevivir a las bajas temperaturas extremas. Es la constante lucha de todos los animales, incluido el hombre, por vencer la hostilidad del medio. Ni más ni menos.
Gentileza:
Beatriz Genchi – beagenchi@hotmail.com
Museóloga-Gestora Cultural-Artista Plástica
Puerto Madryn – Chubut.
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