Asimismo, otros factores de riesgo potencialmente modificables son la depresión, el bajo nivel educativo, el aislamiento social y la inactividad cognitiva.
Ahora, un reciente estudio apoyado por la Asociación de Alzheimer, el Fondo Social Europeo y el Ministerio de Salud y Solidaridad Social de Grecia, cuyos resultados fueron publicados en la revista Neurology, de la Asociación Americana de Neurología (AAN) aportó nuevo conocimiento acerca de cómo una dieta antinflamatoria podría contribuir a la salud cognitiva.
Herramientas nutricionales
Los autores del artículo explican que a medida que las personas envejecen aumenta la inflamación dentro de su sistema inmunológico, lo que afecta a las células.
Ese trastorno, apuntan, se ha asociado con el deterioro cognitivo y relacionado con el origen de la demencia. Dado que la alimentación puede modular la inflamación sistémica, consideran que la dieta puede ser una «herramienta valiosa» para contrarrestar los riesgos asociados al deterioro cognitivo y la demencia.
«Puede haber algunas herramientas nutricionales potentes en su casa para ayudar a combatir la inflamación que contribuiría al envejecimiento cerebral», señaló el autor del estudio Nikolaos Scarmeas, de la Universidad Nacional y Kapodistrian de Atenas, en Grecia, y miembro de la AAN.
Y añadió: «La dieta es un factor de estilo de vida que se puede modificar y podría desempeñar un papel en la lucha contra la inflamación, una de las vías biológicas que contribuyen al riesgo de demencia y deterioro cognitivo en el futuro».
Cerebro y alimentación
Para intentar indagar en ese vínculo, Scarmeas y su equipo desarrollaron en Grecia un estudio del que participaron más de 1000 personas de más de 73 años, que tuvo como objetivo explorar las asociaciones entre el potencial inflamatorio de la dieta y el riesgo de demencia en adultos mayores.
Cada uno de los voluntarios respondió un cuestionario de frecuencia alimentaria, que buscó información sobre los principales grupos de alimentos consumidos en el mes anterior, incluyendo lácteos, cereales, frutas, verduras, carne, pescado, legumbres (porotos, lentejas, arvejas), grasas añadidas, bebidas alcohólicas y dulces.
El potencial inflamatorio de la dieta se evaluó mediante una puntuación que considera 45 parámetros alimentarios con niveles de citocinas proinflamatorias y antinflamatorias en sangre. Los valores más altos indicaron una dieta más proinflamatoria.
Los investigadores dividieron a los participantes en tres grupos iguales: aquellos con las puntuaciones de inflamación dietética más bajas, puntuaciones medias y puntuaciones más altas.
El grupo con puntuaciones más bajas de inflamación, es decir, aquellos que llevaban adelante una dieta más antinflamatoria comían un promedio de 20 porciones de fruta por semana, 19 de verduras, 4 de legumbres y 11 tazas de café o té.
En el otro extremo, quienes consumían una dieta más inflamatoria, ingerían un promedio bastante menor de esos alimentos: 9 porciones de frutas, 10 de verduras, dos de legumbres y nueve de café o té.
Los investigadores hicieron un seguimiento de cada participante durante un promedio de tres años. Durante ese lapso, el 6%, desarrolló demencia. En comparación con quienes consumían una dieta menos inflamatoria (con más frutas y verduras, legumbres, café y té), los que llevaban una alimentación más inflamatoria tenían tres veces más probabilidades de desarrollar demencia, precisa el artículo.
«Nuestros resultados nos acercan a caracterizar y medir el potencial inflamatorio de las dietas de las personas», dijo Scarmeas. «Eso, a su vez, podría ayudar a informar recomendaciones dietéticas más personalizadas y precisas y otras estrategias para mantener la salud cognitiva», sumó.
Dado que se trató de un estudio observacional y no de un ensayo clínico, la investigación no puede probar que consumir una dieta antinflamatoria prevenga el envejecimiento cerebral y la demencia: solo muestra una asociación. Los autores señalan también que se necesitan estudios con seguimientos más largos en el tiempo que permitan confirmar y replicar estos hallazgos.
Legumbres, una fuente de proteína vegetal rica en nutrientes. Foto Shutterstock.
Dieta MIND
El énfasis en el consumo de frutas, verduras y legumbres, tres de los alimentos destacados (junto al té y al café) dentro de las dietas menos inflamatorias analizadas en el reciente estudio, figuran también entre los promovidos por la dieta MIND, recomendada desde hace tiempo para reducir el riesgo de enfermedades como Alzheimer y otras demencias, a raíz de sus efectos neuroprotectores.
La dieta MIND combina aspectos de dos dietas muy populares, la dieta mediterránea y la dieta DASH (Enfoques dietéticos para detener la hipertensión).
Un artículo de la Clínica Mayo (Rochester, Estados Unidos) precisa 15 pautas para seguir la dieta MIND:
- Por lo menos tres porciones de cereales integrales al día.
- Verduras de hojas verdes (como ensalada) por lo menos seis veces a la semana.
- Otras verduras al menos una vez al día.
- Bayas (frutillas, arándanos, frambuesa, mora) al menos dos veces por semana.
- Carne roja menos de cuatro veces a la semana.
- Pescado al menos una vez a la semana.
- Aves de corral al menos dos veces por semana.
- Legumbres más de tres veces por semana.
- Frutos secos al menos cinco veces a la semana.
- Comida frita o rápida menos de una vez a la semana.
- Principalmente aceite de oliva para cocinar.
- Menos de una cucharada de manteca o margarina al día.
- Menos de una porción de queso a la semana.
- Menos de porciones de dulces a la semana.
- No más de un vaso de vino u otra bebida alcohólica al día.
Fuente:https://www.clarin.com/buena-vida/dieta-antinflamatoria-identifican-4-alimentos-pueden-contribuir-salud-cerebro_0_d32Au59EV.html
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