El teléfono milenario, maravilla de la antigua inventiva, sorprende a casi todo el mundo. Descubierto al parecer en las ruinas peruanas de Chan Chan, se cree que este delicado aparato para comunicarse fue fabricado hace unos 1.000 años, y es conocido como el ejemplo más antiguo de tecnología telefónica del hemisferio occidental. Es anterior a las primeras investigaciones sobre teléfonos de 1833 (que se iniciaron con dispositivos unidos por cables no eléctricos).
Este antiguo “teléfono” parece ser un rudimentario aparato de transmisión del habla, muy similar al “teléfono de latas”, conocido desde hace cientos de años, pero que se popularizó sobre todo en el siglo XIX. Constaba habitualmente de dos latas metálicas conectadas mediante un hilo, y se empleaba tanto para hablar como para escuchar; por aquel entonces se consideraba en gran medida una novedad.
Por su parte, este antiguo aparato Chimú, por describirlo de algún modo, está compuesto por dos tallos de calabaza unidos por un cordel, cada uno con una longitud de unos 9 centímetros barnizados con resina y actúan como transmisores y receptores de ondas sonoras. Cubriendo las bases de los tallos hay una membrana de piel estirada. La línea “telefónica” de 22,80 metros que conecta ambos extremos está hecha de hilo de algodón.
Es demasiado frágil como para someterlo a pruebas físicas, pero los investigadores aún tienen la posibilidad de descubrir de qué forma funcionaba este mecanismo. Sin embargo, lo que aún deben seguir preguntándose es para qué utilizaban los Chimú este antiguo teléfono: ¿cuál era su propósito?
Pudieron existir numerosas aplicaciones para este invento, como por ejemplo permitir la comunicación entre asistentes o sirvientes y personajes de más alto rango a través de cámaras o antesalas. No se habría necesitado un contacto cara a cara, lo que fortalecería la jerarquía y supondría una mayor seguridad.
O también hay quien considera que este curioso objeto con su tallo de calabaza y su hilo no era más que un juguete para niños. Si estos inventos en su versión moderna no son objetos sagrados ni religiosos para nosotros, ¿por qué habrían de serlo para las gentes del pasado?
El aparato estaba en posesión del Barón Walram V. Von Schoeler, un aristócrata prusiano, al que se describe como “un oscuro aventurero al estilo de Indiana Jones.” Participó en numerosas excavaciones durante los años 30 en Perú, y quizás fue él mismo quien desenterró este instrumento de las ruinas de Chan Chan.
El barón distribuyó su colección entre varios museos, y el aparato en cuestión acabó finalmente en unas instalaciones de almacenamiento pertenecientes al Museo Nacional de los Indios Americanos de Maryland, en los Estados Unidos, donde se le trata con suma delicadeza, controlando la temperatura y otras condiciones ambientales a las que está sometido para conservar el que se considera uno de los mayores tesoros de este museo.
Matos, antropólogo y arqueólogo especializado en el estudio de las Culturas Andinas explica que “Los Chimú eran un pueblo diestro e ingenioso,”, que poseía una impresionante capacidad para la ingeniería. Esto queda demostrado por sus sistemas hidráulicos de irrigación mediante canales y sus muy detalladas y elaboradas piezas de artesanía del metal y de otros materiales.
Los Chimú eran el pueblo del reino de Chimor, y su bella capital era la ciudad de Chan Chan, que constituía la ciudad de mayor tamaño de la Sudamérica Precolombina y la mayor del mundo construida con este tipo de material. Chan Chan ocupaba una superficie de casi 20 kilómetros cuadrados, y contaba con unos 100.000 habitantes en su momento de máximo apogeo, en torno al 1200 d. C. La ciudad estaba enteramente construida con ladrillos de barro modelados a mano y secados al sol, además de ricamente decorada con esculturas, relieves y grabados en piedra, presentes estos últimos en prácticamente todas las paredes y muros.
La cultura Chimú surgió en torno al 900 d. C., pero su reino fue finalmente conquistado por los Incas alrededor del 1470.
El teléfono Chimú, al igual que otras muchas asombrosas tecnologías antiguas, nos recuerdan que las culturas del pasado eran capaces de concebir maravillosos inventos, ideas y creaciones mucho antes de que nuestras modernas y “avanzadas” sociedades siquiera soñaran con crear cosas así (en ocasiones por segunda vez).
Gentileza
Beatriz Genchi – beagenchi@hotmail.com
Museóloga – Gestora Cultural – Artista Plástica.
Puerto Madryn – Chubut.
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