Ciruelas y duraznos son ideales para hacer dulces. Para tener tomate todo el año, el programa 365 Tentaciones te cuenta cómo prepararlo, envasarlo y esterilizarlo.
Con la llegada del otoño, tenemos que aprovechar las últimas frutas que quedan del verano y envasar lo deliciosos tomates frescos para disfrutarlos durante todo el invierno.
Los dulces y conservas caseras mantienen todas las propiedades de las frutas: son ricas en vitaminas A y C y minerales como el Potasio, Calcio y Magnesio.
¿Cómo hacer las mermeladas?
Es muy fácil, pero requiere de paciencia. Se pueden aprovechar los duraznos, las ciruelas, los damascos y los higos. Los tomates dulces también son deliciosos y siguen el mismo proceso.
En todos los casos, se debe cortar la fruta en trozos pequeños y cocinar a fuego mínimo con un poco de jugo de limón y azúcar.
Si ves que la mezcla está seca o es mucho el volumen de la fruta, se debe agregar una taza de agua.
Se cocina revolviendo hasta que la preparación quede espesa, y las frutas, desintegradas. Si a tus hijos les gusta el dulce sin trocito, se puede usar al final una minipímer.
Verter la mezcla en un frasco hermético, una vez cerrado, hervirlo y guardarlo en la heladera hasta que lo consumas.
La conserva de tomate, una costumbre muy mendocina
Mendoza es la mayor productora de tomates en conserva de Argentina: la superficie cultivada con tomate para industria se incrementó 48%, al pasar de 2.100 hectáreas en 2018 a 3.500 en la actualidad. Los cultivos están en Maipú, San Carlos, Tunuyán, Tupungato, San Martín y Lavalle
Para elaborar salsa de tomates, lo principal es usar tomates que estén bien maduros. Generalmente se usa la variedad perita, porque es carnosa y con menos jugo.
Para hacerla sin cáscara, la técnica es hacerle una cruz en la parte de debajo de cada tomate, con un cuchillo, para luego sumergirlo en agua hirviendo, por treinta segundos. Luego de este momento, se pela el tomate con muchísima facilidad e inmediatamente se tritura.
Para evitar que la conserva quede con el “suero del tomate”, esa capa de agua que se forma abajo en la botella o frasco, hay que cortar los tomates en cuartos y dejarlos en un colador, para que escurran. Además, cuando se tritura, también se vuelve a poner en un colador. Incorporando estos pasos, en el proceso, se logra una salsa de tomate menos acuosa, con más sabor.
Al momento de llenar los frascos o botellas limpias, se sugiere que sea solo salsa de tomate, no agregar otras verduras como morrón, ajo, ni hierbas para condimentar. La incorporación de verduras y hierbas aumenta el ph, por lo tanto, disminuir la acidez, lo que puede resultar riesgoso.
El proceso de cocción es conocido también como pasteurización. Se trata de una etapa fundamental que debe realizarse el mismo día. Se somete al alimento a cocción durante un período de tiempo determinado para destruir microorganismos sin alterar la composición de la conserva.
Una vez que se tapan los frascos o botellas, siempre deben ser tapas nuevas, lo único que se reutiliza son los envases bien lavados, se ponen en una olla con agua. El agua de la olla tiene que cubrir dos centímetros la tapa de la conserva. Debe estar totalmente cubierto el envase de agua para realizar la cocción o pasteurización. El tiempo depende del volumen de cada frasco o botella. La fórmula es la siguiente: para los envases de medio kilo, con media hora es suficiente y, para los de un kilo, se cocina durante una hora. Se comienza a contar desde que empieza a hervir fuerte. Es importante calcular bien ese tiempo para evitar pérdidas del producto.
La guarda debe ser en un lugar fresco y seco.
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