San Rafael, Mendoza 23 de noviembre de 2024

El Gobierno evalúa cómo parar el drenaje de dólares

Desde la posibilidad de poner un cupo al gasto con tarjetas de crédito en el exterior hasta la improbable chance de volver a endeudarse, pasando por la posibilidad de refinanciar algunos pagos externos , el equipo económico debate ideas diferentes y hasta contradictorias para aplicar tras las elecciones de octubre, frente a la gran preocupación que genera la continua salida de divisas.

Una parte del equipo económico impulsa la aplicación de cupos para las compras con tarjetas de crédito en el exterior, ya que se proyecta un déficit en el sector turístico cercano a los 10.000 millones de dólares para este año. Consultadas sobre una versión en este sentido publicada ayer por el diario Perfil, fuentes oficiales admitieron que un sector del Ministerio de Economía «analiza» esta restricción adicional, aunque aclararon que no habrá ningún anuncio oficial hasta los comicios legislativos, de modo de no empeorar el malhumor de la clase media.

«Algo hay en análisis porque la salida de divisas por este rubro fue muy fuerte en el primer semestre», indicó a LA NACION una fuente del Palacio de Hacienda y admitió el costo político de implementar un régimen como el aplicado en Venezuela, que limita el consumo de tarjetas, por lo que no lo transmitió como una medida completamente decidida. Al respecto, una calificada fuente de la AFIP, que conduce Ricardo Echegaray, desmintió «en forma categórica» que el tema se esté estudiando en esa dependencia. Por su parte, en el Banco Central no hubo comentarios, pero al parecer la iniciativa no convence a los colaboradores de Mercedes Marcó del Pont.

En forma preliminar, esta idea podría ser una suerte de «cepo sobre el cepo», dado que se sumaría a las restricciones previas para la compra de dólares, de atesorar divisas y extraerlas por los cajeros automáticos. Quienes están pensando en esta salida, cerca del viceministro Axel Kicillof, admiten que sería otro «parche», pero creen que no hay una salida de corto plazo que pueda ser tan efectiva para cortar esta sangría, que fue de 4000 millones de dólares en el primer semestre y que se proyecta en 10.000 millones en el año, según análisis preliminares de algunos funcionarios.

POCAS ALTERNATIVAS

Descartada ya la idea de Kicillof de desdoblar formalmente el mercado cambiario, tampoco defienden la idea de acelerar más la tasa de devaluación, por encima del 30% interanual ubicado en los últimos meses. «Con este mercado desdoblado de hecho, hay que pensar que una mayor devaluación del tipo de cambio oficial también se reflejaría en una suba del tipo de cambio paralelo», confesó una fuente oficial. Sobre todo porque creen que se trasladaría a una inflación que nadie ya calcula en el 10% reflejado por el Indec en el IPC que dejaría de existir en 2014, sino más cerca del 20 al 25 por ciento estimado por provincias y consultoras.

Otra opción, subir el pago a cuenta de la AFIP del 20% vigente para las compras al exterior tampoco convence ni a la AFIP ni al Palacio de Hacienda, por dos motivos: porque creen que no podrían colocarlo más allá del 35% (ya que sería considerada confiscatoria por la Justicia) y porque es un gravamen que, a los contribuyentes en regla se les devuelve, aunque en el siguiente ejercicio fiscal al que efectúan el gasto.

En el Central creen que habría que poner más atención en la cuenta energética (que presentará un déficit anual cercano a los US$ 8000 millones) y consideraron exagerado el cálculo anual de US$ 10.000 millones para el sector turístico. «La salida de 4000 millones del primer semestre se calcula contra un período, el primer semestre de 2012, en el que no había prohibición para atesorar en forma explícita; eso ya regía en el segundo semestre del año pasado y por lo tanto el déficit no debería ser tan alto», indicó a LA NACION una fuente oficial.

En este contexto de «ping pong» de ideas -en el que el blanqueo, aunque se prorrogue desde mañana, no parece ser un mecanismo para aportar divisas genuinas- también hay contrapuntos en torno de la cuestión de la deuda.

Otros funcionarios creen que es el momento ideal para replantearse la consigna de «desendeudamiento» que rige en forma tajante desde 2010 con el pago con reservas internacionales y apelar a alguna refinanciación de los pagos a los acreedores mutilaterales y privados. En contra de la idea -coherente con la estrategia que el vicepresidente Amadao Boudou tenía como ministro de Economía- juega la espada de Damocles de la definición del juicio de losholdouts contra el país y la dureza ideológica del kirchnerismo en torno de la idea de tomar deuda, pese a que lo hizo en forma directa hasta 2008 y luego continuó por la vía de la Anses, en forma discrecional, hasta que las denuncias por manejo de la cartera previsional lo frenaron. A favor de la idea de establecer un «roll over», influye la falta de desembolsos del Banco Mundial. «Nosotros pagamos puntualmente y desde allá están muy duros», lamentó la fuente, aunque el staff del banco dice que el tema se encaminará y que el problema es de sus accionistas del G-7.

También juega a favor de esta salida la continua baja de las reservas del BCRA, que pasaron de US$ 52.000 millones a fines de 2010 a US$ 34.800 millones esta semana. Más allá de los conceptos, quien podría encarar esta nueva etapa como posible ministro de Economía es el jefe de la Anses, Diego Bossio, a quien funcionarios medios del Gobierno, gobernadores oficialistas y ejecutivos del sistema financiero observan con mayor solidez que al actual titular de la cartera, Hernán Lorenzino

Por Martín Kanenguiser | LA NACION
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