San Rafael, Mendoza martes 17 de diciembre de 2024

Se viene un férreo control de precios y cierre total de la economía para llegar hasta las elecciones

Guzmán no volver a correr detrás de los acontecimientos y repetir los resultados de 2020: crisis cambiaria, recesión superior al 10%, deterioro social y, sobre el final, aceleración de la inflaciónGuzmán no volver a correr detrás de los acontecimientos y repetir los resultados de 2020: crisis cambiaria, recesión superior al 10%, deterioro social y, sobre el final, aceleración de la inflación

El año arrancó sin respiro para la política económica. El objetivo oficial es que el rebote de la economía no se quede sin aire y llegar lo mejor parado posible a octubre. En endurecimiento del cepo apunta a cuidar las reservas y sustituir importaciones para favorecer a los productores locales

El Gobierno decidió curarse en salud y ya de entrada decidió mostrar las cartas con las que piensa jugar el 2021. El objetivo de Martín Guzmán es que no le pase lo del año pasado, cuando una mezcla de inexperiencia y fuerte crisis desatada por la pandemia lo hizo correr todo el tiempo detrás de los acontecimientos. La economía lo terminó pagando con una fuerte crisis cambiaria, una recesión de más del 10% y un gran deterioro social. Además, la inflación empezó a ganar velocidad en el último trimestre.

Con la tonelada de soja a 500 dólares y tasas de interés en los valores más bajos de la historia, la lógica indicaría que es momento de aflojar el cepo cambiario y favorecer el ingreso de capitales. Pero la desconfianza de los inversores no permite semejante lujo. Por las dudas, Miguel Pesce tomó el camino contrario y terminó derribando el último “bastión” de acceso al mercado cambiario oficial: las importaciones.

A fines del año pasado, el Gobierno enfrentaba un dilema de hierro. O aceptaba una devaluación más acelerada del tipo de cambio oficial o debía imponer más restricciones para cuidar las reservas. Eligió este último camino porque supone que es el más indoloro para llegar a las elecciones de octubre

Una de las razones que llevó a Pesce a endurecer todavía más las restricciones cambiarias está relacionada con lograr un superávit comercial algo más holgado, luego de la caída de los últimos meses. Es el efecto de la brecha cambiaria, que alienta las importaciones y al mismo tiempo desalienta a los exportadores, que se ven obligados a liquidar al tipo de cambio oficial. Con una brecha que sigue arriba del 90%, tarde o temprano el superávit comercial tiende a desaparecer. Para prolongar un poco más la agonía directamente se prohíbe el ingreso de determinados productos.

“Vivir con lo nuestro”

Kulfas, una de las manos detrás de las restricciones a la importación de "bienes finales"Kulfas, una de las manos detrás de las restricciones a la importación de «bienes finales»
<b>El mayor proteccionismo favorecerá una vez más a los fabricantes de Tierra del Fuego, a expensas de los consumidores, que tendrán menos oferta para elegir y precios más altos. A la larga también se resienten las reservas, por el alto componente de insumos importados de esta industria</b>

A partir de ahora ya no se podrán importar lavavajillas, ni heladeras, freezer, hornos eléctricos, microondas o celulares y computadoras de alta gama. No alcanzó con el impuesto interno del 17% que se impuso antes de fin de año para los productos finales importados. Ni siquiera así es competitiva la industria nacional, por lo que directamente se optó por prohibirlos.

El guiño a los fabricantes de Tierra del Fuego es clarísimo. Fueron los grandes aliados de Cristina Kirchner durante su gestión hasta el 2015 y ahora vuelven con sus privilegios. La excusa será, por supuesto, cuidar el empleo nacional, aunque difícilmente una medida de estas características esté enfocada en el consumidor. Las consecuencias ya empiezan a ser notorias. La oferta de línea blanca y electrónicos es mucho más escasa y los precios no tardarán mucho en subir sostenidamente ante la falta de producto. Es la historia que se repite en la Argentina una y mil veces.

En el corto plazo, el Gobierno puede ser más o menos exitoso para evitar una megadevaluación o que la inflación no pegue un salto exagerado. Pero sin señales para atraer inversiones, todas estas victorias serán de corto plazo. A la larga, los desequilibrios acumulados terminan pasando grandes facturas

A fines del año pasado, el Gobierno enfrentaba un dilema. O avanzaba hacia una devaluación del tipo de cambio oficial o estaba obligado a endurecer drásticamente los controles cambiarios para proteger a las reservas. La decisión es más que obvia. No habrá devaluación brusca del tipo de cambio oficial al menos hasta las elecciones de octubre, pero el costo será una economía cada vez más aislada del mundo y con restricciones crecientes.

Las empresas radicadas en Tierra del Fuego, aliadas de Cristina Kirchner y beneficiarias de las nuevas medidas
Facundo SantanaLas empresas radicadas en Tierra del Fuego, aliadas de Cristina Kirchner y beneficiarias de las nuevas medidas Facundo Santana

Evitar una nueva pérdida del poder adquisitivo de salarios y jubilaciones es imperioso para mejorar las chances electorales del Gobierno en octubre. Luego de tres años de fuertes pérdidas contra la inflación, otro golpe a los ingresos tendría consecuencias muy duras sobre el electorado, especialmente en la clase media, pero también entre los sectores más vulnerables.

Sin inversiones y sin crecimiento genuino, tanto el “perfeccionamiento” del cepo como las maniobras para frenar el fuerte proceso inflacionario tienen patas cortas. Tarde o temprano los desequilibrios emergen y generan impactos peores de los que se quieren evitar.

Fuente:https://www.infobae.com/economia/2021/01/10/se-viene-un-ferreo-control-de-precios-y-cierre-total-de-la-economia-para-llegar-hasta-las-elecciones/

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