San Rafael, Mendoza viernes 22 de noviembre de 2024

Luces y sombras de la Fe en la Historia Argentina.

Luces y sombras de la Fe en la Historia Argentina
Continuando el  Ciclo de Cursos de Cultura Católica que organiza CIDEPROF «Centro de Información de la Problemática Familiar», con motivo del año de la Fe, el próximo 26 de septiembre a las 21hs en la Parroquia Maximiliano Kolbe sita en calle 3 de febrero N° 144 disertara la Profesora Andrea Greco cuyo tema es:  Luces y sombras de la Fe en la Historia Argentina.
La concepción pagana del tiempo era una concepción cíclica, por ello para los antiguos la historia se repite. La concepción judeo – cristiana, según nos han enseñado, es lineal tiene un comienzo y un fin hacia el cual se dirige. En el comienzo está Dios creador y en el final está Cristo y su segunda venida. Entre estos dos hitos se desenvuelve la historia y la vida de la humanidad y de las naciones. Sin embargo, señala Federico Mihura Seeber que esto no es del todo así. Esa imagen lineal corresponde en realidad más bien “a la cosmovisión laica del ‘progreso’ y es una desviación del cristianismo. La concepción verdaderamente cristiana de la historia es ‘espiralada’ –o ‘enrulada’-. Porque en ella hay, efectivamente, origen y avance hacia un término. Pero no como en la progresista, como sucesión acumulativa, sino como la reiteración de algo en aumento de intensidad progresivo. Avanza, pues hacia el Término, en algo que lo prefigura, retrocede y vuelve a avanzar: aproximándose paulatinamente al Término Final”.

Siguiendo esta idea, vemos entonces que, tal como enseña San Agustín «Dos amores han dado origen a dos ciudades: el amor de sí mismo hasta el desprecio de Dios, la terrena; y el amor de Dios hasta el desprecio de sí, la celestial. La primera se gloría en sí misma; la segunda se gloría en el Señor.

La primera está dominada por la ambición de dominio en sus príncipes o en las naciones que somete; en la segunda se sirven mutuamente en la caridad los superiores mandando y los súbditos obedeciendo. Aquella ama su propia fuerza en los potentados: ésta le dice a su Dios: Yo te amo Señor; tú eres mi fortaleza» (De Civ. Dei, XIV, 28).

Ambas ciudades, la celestial y la terrenal, se dan simultáneamente, en un mismo tiempo, porque siempre hay hombres que pertenecen a una y a otra. Pero también sucede que en  algunos tiempos prepondera una sobre la otra. Esto es lo que hace espiralado al tiempo histórico. Hay momentos, hechos y personas de la historia que se acercan a la ciudad celeste, que se glorían en Dios, que se fundan en la fe, que buscan la reyecía de Cristo (“Es necesario que Cristo reine”); mientras que otros momentos, hechos y personas de la historia se anclan en la ciudad terrena, se glorían en su propia fuerza, en su ideología, se fundamentan en el odio a la fe (“No queremos que este reine sobre nosotros”) y colaboran de este modo con el reinado del anticristo.

Esto que muy simplificadamente se esbozo aquí, es lo que podemos constatar en la Historia Universal (como se ha hecho en Conferencias anteriores a esta), también lo podemos observar en la Historia Patria. Es importante destacar que se entregará certificado de asistencia.-

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